Saliendo del museo pude ver la enorme fila que estaba esperando para volver a entrar. La gente nos miró y escuché las voces, unos se miran sorprendidos y otros muy molestos. De pronto sacan sus celulares y nos graban.
—¿Por qué la gente nos graba? No somos celebridades, y a veces siento que la gente nos miran como si fuéramos la pareja del momento como Bradgelina.
—¿Quién? — pregunta y me detengo.
—¿Cómo que no sabes quién son? ¿Vives en una piedra?
—No, pero trabajo mucho y…
—Eres un workaholic, ¿Nunca ves la televisión?
—Realmente no, a veces solo reviso alguna cosa en mi celular, pero nada importante.
—¿Qué aplicaciones tienes? ¿La bolsa de valores, el clima? — me burlé y baje los escalones del museo.
—Ja, ja, tal vez si dejaras de ver tantas cosas en tus aplicaciones raras como instagram o lo que sea.
—Bueno, al menos sabes el nombre, y para tu información hace tiempo que ya no veo nada, ni publico nada. Lo último que vi fue de nuestra boda.
—Oh, si, ese bello día.
—Si, — suspiré y me acomodé el cabello detras de la oreja — no fue el día más bello de nuestras vidas, pero al menos me veia bien.
Ríe —¿Y yo que tal? — pregunta y lo miré con los ojos entrecerrados.
—¿En serio? Te comportarse como un imbécil cuando me viste.
—Ya hemos hablado de esto, siempre actuo cómo imbécil contigo. Ya me disculpé.
—Ajá, pero tú en verdad no te arrepientes.
—Claro que si, ¿Crees que estar en un museo horas no es demostrar mi arrepentimiento?
—¿Horas? — levanté una ceja — estuvimos muy poco tiempo.
—Tú quisiste irte — dice y me señala.
—Si, porque tú tienes que seguir demostrando tu arrepentimiento y me invitaras una hamburguesa.
Frunce los labios —¿Yo te voy a invitar?
—¿Serías capaz de dejar que yo pagué algo? Presiento que eres muy orgulloso para eso.
—No soy orgulloso, solo soy educado.
—Si cómo no — le digo y mi pie se desliza en el escalón. Su brazo su cuela por mi espalda y me rodea atrapandome.
—Ey, no mueras frente a este puñado de personas — agarré su camisa y miré el suelo, está algo húmedo.
—Gracias, pero solo era un resbalón estoy bien.
—Nunca me caído frente a un grupo de personas, pero sé que sería demasiado humillante.
—¿De verdad que cosas has hecho tú? Digo, nunca usas las redes, no ves la televisión, no te caes. Empiezo a tenerte yo envidia a ti.
—Creeme, no hay nada por lo cual debas tenerme envidia.
Lo dice con una sonrisa, pero el tono en el que me lo dice no suena nada alegre.
—¿Quieres una hamburguesa? — le pregunté mientras retomamos el camino.
—¿Me preguntas porque voy a pagar yo? — dice y deja de rodearme.
—No, bueno, en parte, pero tengo una idea un poco infantil y estúpida.
—¿Cuándo no? — le doy un golpecito con mis dedos en la frente.
—Vamos por unas hamburguesas, y después vamos por algo de beber.
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𝘞𝘦 𝘚𝘪𝘯𝘯𝘦𝘳𝘴
RandomUn matrimonio arreglado, ¿qué podría salir mal? Eloise se casó con el hombre que más odia en el mundo y que comparte el mismo sentimiento, un año después de la terrible unión la pareja desea terminar con el matrimonio, pero algo muy peculiar se los...