Este capítulo ignora la serie de rtte.
Edades: 18
Durante el equinoccio de primavera, Berk celebraba el Ostara, festividad que rendía culto al sol, Thor, pero principalmente, a la victoria de la primavera sobre el invierno. Diversos clanes estaban invitados a festejarlo en dicha isla.
― Chicos, solo por este día, ¿podrían abstenerse de hacer locuras? ― suplicó el jinete de la furia nocturna a los gemelos Thorton.
― Oye, Brutacio. ¿Crees que Hipo está más guapo? ― cuestionó Tilda, ignorando la advertencia del desesperado chico.
― Déjame analizarlo, hermana.
― Evidentemente, no están entendiendo la seriedad de su situación. Si alguna de sus bromas se sale de control, como el año pasado en el festival, mi padre tendrá todo el poder para prohibirles volar indefinidamente. ¿Eso es lo que quieren?
Eso sí que los asustó, y parecieron reflexionarlo con detenimiento. Ninguno deseaba tal escarmiento. Amaban a ese cremallerus con locura.
― Sí, está más guapo ― murmuró Brutacio.
Hipo exhaló resignado ante su desdén.
― Solo háganlo por ellos ― concluyó el castaño, señalando al dragón de dos cabezas que se encontraba devorando una extraña especie de pescado.
― Antes de irme, ¿Saben dónde está...?
― Establo ― señalaron los hermanos, interrumpiendo la pregunta. Ya sabían de sobra por quién preguntaba.
Desde la distancia, los ojos verdes del castaño la hallaron. En el instante en que Astrid percibió su mirada sobre ella, su semblante adusto cambió a uno risueño. Hipo tomó su sonrisa como una invitación para acabar con la distancia.
Hace unos meses, él se propuso explorar más allá del conocido archipiélago y, simultáneamente, ella obtuvo un puesto en la guardia de Berk, por lo que ya no había mucho tiempo para dedicarle a su amistad. Cuando Hipo supo esto, se mostró contento con su decisión, aunque por dentro estuviera algo apagado. Ahora ya no la tenía con él, pero siempre regresaba a ella cada vez que se sentía indeciso o desorientado. Astrid era su mano derecha, su brújula. Eso nunca cambiaría. Su incondicional amistad fortaleció su amor por Astrid, pero, su situación de amigos se había convertido en un problema que le impedía a Hipo expresar su verdadero afecto. Siempre que la veía, tenía el impulso de abrazarla y acariciar su rostro mientras la llenaba de besos. Y ya no estaba dispuesto a continuar así. Lo meditó por meses, ya que no quería echar a perder una amistad tan preciada, aunque finalmente lo decidió. Hoy en la noche, admitiría sus sentimientos por Astrid. Lo tenía todo planeado para que hasta el mínimo detalle resultara perfecto y nada pudiera arruinarlo.
― ¿Eres tú? ― preguntó una chica pelirroja que salió de la nada, interrumpiendo su agradable campo de visión. ― ¿El chico que mató a la Muerte Roja y domó a un furia nocturna?
Las chicas que la acompañaban cuchicheaban indiscretamente sobre él. Por sus vestimentas, no pertenecían a los Gamberros Peludos. Eran invitadas, hijas de caciques vikingos.
Retrocedió abrumado por las múltiples preguntas y la invasiva cercanía.
― Ah, supongo que ese soy yo ― rió nervioso.
― Oh, ¡pero es una ternurita! ― canturreó otra chica abrazando rústicamente al dragón.
― No toques sus apéndices. Es muy sensible ― advirtió Hipo con un tono menos amable y más estricto.
― ¿No vas a ofrecernos un vuelo? ― interrogó otra aferrándose a su brazo con confianza.
― No es el momento. Tengo que irme ― avisó saliendo del grupo con dificultad. ― ¡Chimuelo! ― llamó a su amigo que estaba rendido boca arriba disfrutando, igual que una mascota, de las caricias de las muchachas.
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𝐇𝐢𝐜𝐜𝐬𝐭𝐫𝐢𝐝 𝐎𝐧𝐞𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬
FanfictionOneshots ambientados después de la partida de los dragones o antes. Lo que se me ocurra primero. ●Personajes le pertenecen a Cressida Cowell y a DreamWorks. ●El arte que esta en la portada le pertenece a Japicasso y a DreamWorks