One Shots -Drew Starkey and Rafe cameron-

•Chapter three•

~Rafe Cameron~

+18

*Cuando Rafe es arrestado, crees que es una forma de escapar de él, pero la realidad es que en el fondo no quieres dejarlo.*
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El sonido del zumbador y el tintineo de la cerradura que se libera de su pestillo hace que la adrenalina inunde tus venas. Superas el umbral con las piernas temblorosas, guiadas hacia tu asiento por la mano de un guardia en la espalda. El largo y delgado pasillo lleno de una fila de sillas separadas por una pared de hormigón y plexiglás se cierne delante de ti y el aroma persistente del dulce y enfermizo perfume de alguien hace que tu estómago dé saltos mortales.

Esta es una mala idea.

Nunca deberías haber venido aquí.

Cuando recibiste su solicitud de visita, deberías haberla rechazado. Sin embargo, te encontraste luchando con tu conciencia y aceptando ciegamente sin pensarlo un segundo. El tiempo lejos de él te ha dado la oportunidad de tener algo de claridad, para despejar tus pensamientos del control que tenía sobre ti, pero evidentemente no ha pasado suficiente tiempo para evitar que quieras seguir adelante con esto.

Todo el mundo te advirtió contra esto. Tus padres lo probieron, diablos, te probieron salir con él en primer lugar y mira a dónde te tiene ahora.

Caminas lentamente hacia la desvencijada y vieja silla de madera y te sientas, agarrando tu bolso en tu regazo en un intento de cerrarte.

El mismo zumbador te avisa antes de que el fuerte clic de otro conjunto de cerraduras se desenganche y el repentino y siniestro traqueteo de las cadenas llegue a tus oídos. Manteniendo la cabeza baja, el sonido silenciado de la mezcla se amplifica a medida que se acerca. Un fuerte golpe indica que ha caído en su asiento al otro lado.

"Entregar a los reclusos", ordena el guardia con una voz particularmente fuerte. Le sigue un ligero ensuciamiento y asumes que le deben quitar las esposas.

Levantas la mirada, desearías no haberlo hecho.

Rafe Cameron te mira fijamente con la misma cara bonita con la que se fue. Su cabello cuelga sobre su frente, y la mirada en su ojo es más amenazante, pero es tan hipnótico como siempre. Te acercas y levantas el receptor, llevándolo a tu oído.

"Bueno, ¿no eres un espectáculo para los ojos adoloridos?", reflexiona con una sonrisa presumida, un tono profundo y grave. Debates si es buena idea salir huyendo al instante, pero no puedes moverte del asiento incluso si lo intentas, el peso de su voz se asienta en tu núcleo. "Tan bonito y de cara fresca". Toma una respiración profunda acompañada de una risa amenazante. "Esas heridas se curaron bien, nena".

Inconscientemente, su mano llega hasta tu mejilla, los nudillos se arrastran suavemente contra tu única piel recientemente sin manchas. Ya no muestra el corte que dejó, pero aún así sostienes las cicatrices muy por debajo de la superficie.

"¿Po-por qué me citaste?"Tartamudeas, agarrando el receptor un poco más fuerte, pero el sudor que se acumula en las palmas de tus manos hace que se deslice en ella.

"Pensaba que me echabas de menos", sonríe amenazantemente. "Al menos eso es lo que dijiste en tu carta".

Mordisqueando tu labio inferior, contemplas tu respuesta por un momento, temeroso de lo que Rafe podría hacerte antes de recordar la plexiglás de dos pulgadas de grosor que te separa. Él no puede tocarte aquí.