v e i n t i o c h o

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8 de marzo 2020

Los cuatro chicos de Morat se iban a reunir de forma virtual, habían decidido dar un pequeño concierto sorpresa por Instagram para sus fans, que no dudaban que estaban pasándola mal en una pandemia y querían aliviarlas un poco.

La cámara de Jun Pablo ya estaba encendida y veía a sus amigos por la pantalla; acomodaban los últimos arreglos antes de iniciar el Live. Villamil afinaba un poco su guitarra, hasta que Isaza le habló.

—Pero ya digamos, perro —volvió a decir—. ¿Usted y ____________ están teniendo ondas otra vez? —preguntó divertido.

Juan Pablo solo sonrió sin mirarlos y siguió afinando su guitarra, haciendo bufar a sus tres amigos.

—Tan fácil que es decir que sí —dijo Simón.

—Tendremos que seguir fingiendo entonces —habló Martín.

—¿Fingiendo? —preguntó desconcertado Villamil y por fin los miró.

—De que usted y ______________ no se vuelven a traer algo —respondió Isaza como si fuera obvio—. De lo cuál estamos sorprendidos, pensamos que no iba a pasar tan rápido.

—¿Rápido?

—Terminaron hace dos años —dijo Simón—. Y no se hablaron por mucho tiempo.

—Y ambos estaban afectados por la ruptura —siguió Martín—. Pero vea, ahora volvieron a lo mismo, hablarse a distancia —sonrió divertido—. Que mire, si no funciona, tendremos canciones nuevas —bromeó.

—Que gran apoyo, Martín —dijo en forma sarcástica Villamil.

Lucas y ______________ estaban disfrutando mucho del concierto virtual e improvisado que estaban dando sus amigos; incluso grabo como su sobrino bailaba de forma divertida algunas de sus canciones, subiendo el video en sus redes sociales y diciendo que Lucas era el fan de Morat más pequeño.

Cuando termino el concierto virtual, decidió que era hora de que Lucas tomara su baño de la tarde, el cuál amaba su sobrino, por todas las burbujas que hacían, pero su parte menos favorita era cuando era la hora de sacarlo.

—Ves que no era tan difícil —le decía al bebé cuando este ya estaba cambiado y este solo rió—. Ay, como te amo, pequeño Lucas —le hizo cosquillas en su pancita, haciendo que riera más.

Le dejo de hacer cosquillas cuando escucharon el timbre sonar, desconcertandola. Eran las 6 de la tarde y no había pedido nada de víveres o algo de comer. Tomo a Lucas y camino rumbo a la puerta, donde volvían a tocar una vez más el timbre. Al ir descalza no hacía ningún ruido; se acerco al ver por la mirilla y vio a su hermana ahí de pie, seria, mientras le decía algo a su esposo.

—¿Quién abrió las rejas del infierno? —murmuro.

Dio unos pasos hacía atrás; suficientes había tenido con la visita pasada de su madre y hermano mayor, para que ahora llegaran Dayana y su esposo Saúl.

Esta decida a no abrirles, tarde o temprano se tenían que ir o se aburrirían de que nadie les abriera, lo cual no le molestaba a _______________. Estaba decidida a regresar a su habitación junto con Lucas, cuando si celular empezó a sonar, dando señales de que estaba ahí adentro; maldijo para luego disculparse con Lucas que la miró sin entender.

—Abre —escucho la voz de Dayana—. Tenemos que hablar.

—Yo no tengo nada que hablar contigo —respondió de forma cortante—. Será mejor que se vayan o juro que llamaré a alguien para que los vengan a sacar.

—Esto es importante —se oía un poco desesperada, lo cuál desconcertó a _______________—. Se trata de mamá.

—Le dije que no le daría a Lucas —dijo en forma fría—. Así que...

Primer Amor - Juan Pablo Villamil & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora