5 𝕱𝖆𝖐𝖊 𝖎𝖙

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¿Sabéis aquella sensación de vacío?

Toda la piel arde hasta el punto que quieres arrancártela. Te sangra el pecho pero no hay herida. No existe el hambre. Incluso ,en ocasiones, puedes dudar de que haya sentimiento alguno. Inconscientemente has frenando todo tipo de emoción.

La pérdida es algo que estaba muy acostumbrado a sentir, recientemente, lo había sentido con uno de sus mejores amigos. Y ahora todo lo que se había vuelto claridad y el lugar donde sanar las heridas. Se había convertido en el infierno que hacía énfasis en las heridas aún abiertas y nuevas que su recuerdo dejó.

Una vez más estaba perdido y desolado, una guerra que no acabaría nunca. Una guerra que solo tenía lugar en su interior.

Una mano se clavaba en su brazo derecho, con fuerza y sin cuidado, lo empujaba casi con rabia hasta aquella sala. La luz cegó ligeramente sus ojos al entrar, hasta que se acostumbraron y dislumbraron al agente detrás de la mesa de interrogatorios.

— Siéntate.— no habló. Se limitó a mirarlo, con aquellos ojos quebrantados, sus pupilas heladas y de aquella forma que, si pudiera matar, sería el genocida más conocido del siglo.

Finalmente, accedió a la petición del superior.

— ¿Cómo te llamamos? Tienes muchos nombres, podemos hablarte de héroe tanto como de villano. — su expresión no varió, incluso el mismo interrogador dudaba de que fuera a contestar. Sin embargo lo hizo.

— No soy ninguno. — Espetó.

¿Indiferencia? ¿Dolor? ¿Ira? ¿Tristeza? Nadie podía leer lo que se escondía detrás de aquel hombre. De aquel tono. Ni si quiera temblaba, ni estaba nervioso o temeroso como los anteriores. Simplemente, existía, estaba ahí.

Sacó unos documentos. Los puso encima del metal que los separaba a ambos, arrastrándolo en su dirección. Sus orbes de hielo bajaron para encontrarse con los documentos, al leer el título su ceño se frunció con brevedad, se vio el intento, retenido por el mismo, de agarrar esos documentos.

— ¿Qué queréis?— subió la mirada, ahora si se identificaba una emoción. Rabia.

— Que se emplee la pena que le corresponde. — debido a que alzó una ceja, supuso que no sabía cual era la pena.— Es la pena máxima.— sus puños se cerraron,se volvieron blancos de la fuerza que ejercía. Iba esposado, era el único con el que habían tomado tantas precauciones.

— ¿La muerte?— asintió.

El silencio los atormentó. Las ganas de llorar invadieron todo su ser, pero aún así no se inmutó. No debía demostrar nada, si se derrumbaba ahora, ¿qué imagen daría? No, no era solo eso. Ellos no se merecían que él les mostrase la verdad de sus emociones, no merecían nada de él y eso la incluía.

— Entiéndenos. Necesitamos asegurarnos de que no está con vida. — Sonrió irónicamente y se acercó un poco a él.

— Lo que queda son cenizas, Inspector. Pero, aunque viviese. Nos ayudó. No traicionó a nadie. Y si piensas así. Entonces júzgame. Mátame. Si tantas ganas tienes de sangre, arráncame a mí mi vida. — Lo dijo tan natural pero a la vez con tanto resentimiento y dolor, que el propio instructor se había descompuesto. Tragó saliva y lo miró, entonces respondió.

— Te hubiese gustado haber sido tú, ¿verdad? Estás enfadado, porque no crees que se lo merezca. Estás dolido por la impotencia. Cegado por tu propia soledad. Porque nunca puedas ser feliz. Se te ha arrebatado todo cuanto se te ha dado. Pero si te quitases la vida, los defraudarías. Por eso esperas que la propia muerte venga por ti. ¿Me equivoco? — Fue un ataque tan ruin, tan doloroso, cada palabra se sintió como un balazo. Uno tras otro, más los recuerdos que culminaban con la montaña de sentimientos y dolor que se acumulaba en su pecho.

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⏰ Última actualización: May 07, 2023 ⏰

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-Fake It [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora