No tan heterosexual ♧ SungJake

♧ 18

Había pasado una semana exactamente desde la última vez que habló con la melliza de Jaeyun, y no iba a negar que estaba muriéndose de ganas por hablar con ella, sin embargo, su hermana estaba determinada con que no la hablará y esperará

¿Qué se supone que debía de esperar?.

Sunghoon estuvo una jodida semana observando como Heeseung parecía chicle pagado a la Jayoon, por que nunca paería dejala sola, siempre estaba con ella, a donde quiera que fuese, él siempre estaba a su lado. 

Tampoco estaba seguro si podía seguir reteniendo su furia y sus celos, cada vez que los miraba besarse, incluso hasta esos simples roces de manos, esas miradas cómplices y esas sonrisa coquetas, lo estaban matando lentamente. 

Ya no podía seguir así ni un segundo más. 

Al diablo lo que su hermana le había dicho, debía de hacer algo para recuperar a la australiana, por que no dejaría tan fácilmente que su amigo se quedará con ella, no podía y no quería. 

Por eso, en ese momento se encontraba en la cafetería más cercana de la casa de su novia, esperando por ella, mientras comía de un delicioso cheesecake de galleta oreo, que para ser sinceros, era su favorito. 

Debía de prepararse mentalmente para lo que le diría a  Winter, que posiblemente, no le agradaría para nada a la chica.

— ¿Puedes fingir aunque sea un poquito, preciosa? —le preguntó Minji a Danielle, mientras le hacia dos coletas en trenzas. 

— Pero... —se quejó— Yo quiero al tío Hoonie, no al tío Hee—dijo, abultando levemente sus labios, mientras se dejaba peinar. 

— Lo sé, mi amor. Yo también quiero ver a tu hermano con Sunghoon, pero desgraciadamente no es mi culpa que mi hermano sea un completo estúpido que no reacciona hasta que es demasiado tarde.

— ¡Park Minji! —se escuchó el gritó de su novia desde el baño— No digas esas palabras enfrente de nuestra niña —la regaño, haciendo que la coreana hiciera un puchero con sus labios. 

— ¡Ahg, como sea! —la pelinegra rodó los ojos. 

— Esta bien, mami —dijo la menor, haciendo sonreír a la mayor, dejándole un casto beso en su cabeza— ¿A dónde vamos? —preguntó curiosa la más pequeña. 

— Solo acompañarás a tu hermano a una cita con Heeseung. —dijo

— ¡Listo muñeca!. Déjeme verte —la niña asintió frenéticamente, girándose, dejando a la vista su hermoso vestido floreado, sus sandalias blancas con girasoles y sus dos trencitas, que mami Min le había hecho. 

Parecía una princesa. 

— ¿Mami Hanni y tú irán? —preguntó, haciéndole ojitos a la chica. 

— Oh, no, cariño. Solo irán Jayoon y tú —Minji le sonrió, acercando su mano hasta su mejilla, acariciándola. 

— ¿Por qué? —preguntó, quitando la mano de la chica de su mejilla.— No quiero ir si mami Hanni y tú no van —empezó a negar, frunciendo sus labios. 

La amyor río divertida, pareciéndole adorable la acción de parte de la niña. 

— No te preocupes, mi amor. Mañana te lo recompensamos, ¿Esta bien? —la australiana asintió fianlmente, abrazándola. 

— ¡Listo! —chilló la tailandesa felizmente saliendo del baño seguido de Jayoon, quien portaba un vestido corto amarillo y unos tacones bajos, su cabello amarrado en una media coleta, luciendo un poco de maquillaje, viéndose hermosa. 

— ¡Wow!, te ves preciosa —alago Minji, haciendo sonrojar al mayor— Cuando mi hermano te vea, seguro se le cae la baba, oh sí, sí. 

— No es para tanto. 

— Ajá, ya lo veremos —la pelinegra rodó los ojos. 

— Si, bueno, ya chicas —habló Hanni, deteniendo la futura pelea— Es hora de irnos, seguro ya debió de haber llegado Heeseung a la cafetería. 

Ambas chicas asintieron, Minji se levantó, tomando la mano de la niña, caminando las tres hacía Hanni, para después salir de la casa de la mayor, comenzando su camino hacia dicho lugar. 

— ¿De qué querías hablar, Sunghoon? —preguntó Minjeong, mirando fijamente al chico, poniéndolo nervioso. 

— Bueno, y-yo... —el castaño mordió su labio inferior, tratando de ocultar su nerviosismo— Debemos de terminar.