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Otro día en la que salia de mi casa viendo al vecino atractivo que vivía a lado de mi casa, era incomodo pasar por su casa y él saludaba como si nada pasara después de ayer... Me sentía avergonzada pensé que lo que paso ayer solo pasaba en series de televisión o en las novelas pero no en la vida real.

Hace unos días descubrí que mi vecino tenia pareja podía saberlo con solo mirar mi ventana ya que da directo a su ventana, solo podía ver como ambos se besaban y cogían sin parar, era mi morbo que se apodero de mi en ese momento pero eso nunca lo supo él, hasta donde se yo... Conociéndome debí ser obvia pero hasta ahora no hubo reclamo alguno de parte de él. Todos los días a partir de las 7 él salia a correr y no regresaba hasta dentro de 4 horas, después se iba a trabajar y no volvía hasta las 3 de la mañana sus fines de semana eran casi lo mismo solo que llegaba otra mujer diferente cada día, al principio pensé que era hombre de solo una mujer pero mientras mas notaba la vida de mi vecino mas eran las mujeres diferentes que pasaban por esa puerta..

—Hola vecina —dijo con una voz ronca y muy dulce, me hizo sobresaltar, me encontraba en el supermercado en la sección de frutas y verduras— Siempre veo que sales a correr, ¿Puedo acompañarte un día de estos? —Dijo mientras yo exprimía el tomate que tenia en mis manos... Senti otra vez un temblor en mis piernas, no sabía porque cada que escuchaba su voz temblaba y sonreía con mucho nerviosismo — ¿Todo bien vecina? —dijo con un tono burlesco, al parecer él entendía el porque me ponía así, lo notaba yo lo sé.

—Claro, vecino... Cuando guste —dije lo mas normal que pude, pero el tomate exprimido daba unas cuantas señales.
Entre plática él mencionó que mantenía una rutina la cual quería cambiar y quería ayuda mía

—Eres la única vecina que me habla normal y no quiere lanzarse a besarme —Já, si Supiera— ¿Que piensa vecina? —Pienso en lo mucho que quiero besarte y quitarte la ropa en estos momentos— ¿Me acompañaría a mi nueva rutina?

—Claro David, estaré dispuesta ayudarte —dije con una ligera sonrisa— ¿Cuando quieres empezar?

—Yo te aviso, quiero... Acabar unas cosas antes...

—Claro, me dices, sabes donde encontrarme —dije, él sonrió y se alejo de mi, lo que más me encantaba de un hombre era la espalda ancha y se va haciendo más delgada la complexión hasta la cintura, él era un joven a los que se le decían en México un hombre "mamado" como me encantaba. Mientras pagaba en la caja miraba a mi vecino que estaba a unas cuantas cajas lejos de la mía, podía ver como la cajera lo coqueteaba, no podía evitar sentir algo de celos, mi cara se sentía caliente.

—320 dólares señorita —mencionó la cajera para sacarme de mis pensamientos, mis pensamientos en la que le hacía torturas de la Santa Inquisición aquella cajera, pagué mi compra y me retiré de ahí para no seguir viendo esa escena, no se porque me ponía así, él no era nada mío, ¿Por que tenía que preocuparme de esa manera? ¿Me estaré volviendo loca? Nunca fui así de celosa pero Dios mío, ese hombre era todo lo que una mujer quisiera, pelo negro, un chico "mamado", sus ojos son del color de la miel, más clara que la miel, un rostro redondo sin ningún detalle ni el más mínimo, se mantenía rígido cuando una mujer se le acercaba, escondía su panza la poca que se le notaba, sus piernas eran gruesas y hermosas, tenía algo de pompa eso si, lo normal que un hombre podría tener... mientras subía mis cosas a mi auto escuché las ruedas de un carrito de compra, ignorándolo pensando que era una persona cualquiera seguí guardando mi compra en mi maletero... Mi Spark era ideal para una familia de 3 pero estando yo sola, era mucho mejor...

—Vecina —dijo David, sobresalté y mire a verlo quien al verme asustada soltó una carcajada al instante — Disculpa vecina, pero si no es mucha molestia podría alcanzarme a mi casa, el camión me dejo —Mire a ver sus bolsas ecológicas traía como 3 y se veían pesados— Si no es mucha molestia.

Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora