Familia de Fantasmas

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La foto se volvió extremadamente pegajosa y Cen Pan no podía quitársela de encima sin importar cuánto lo intentara. Estaba tan ansiosa que quería llorar, y las figuras de su familia se desvanecían lentamente.

"Pan Pan, sabrás lo bueno que es en el futuro. Recuerda escucharlo".

La voz de la abuela se quedó en sus oídos. Cen Pan extendió la mano con tristeza para agarrar la esquina de su camisa, pero no volvió a agarrar nada. Cuando volvió a abrir los ojos, ya era de mañana.

¿Fue un sueño?

Cen Pan tocó el rabillo de sus ojos húmedos y sintió algo extraño en sus manos. Sus ojos se abrieron al instante.

¡La foto de Ye Xiao!

Abruptamente arrojó la foto y saltó de la cama para lavarse. Solo entonces su corazón palpitante se calmó gradualmente.

No importa. La vida tenía que continuar. Primero tenía que ponerse a trabajar.

Antes de irse, Cen Pan miró la brillante luz del sol afuera y dudó un momento antes de guardar su impermeable en su bolso.

De todos modos, no ocupaba mucho espacio. Su padre le había recordado específicamente anoche que solo hiciera lo que le decía, aunque ella misma sentía que podría haber pensado demasiado.

"Bip—" Sonó la bocina del autobús. Cen Pan negó con la cabeza y saltó al autobús. Encontró un asiento cerca de la ventana en la parte de atrás y se sentó.

Le tomaría un total de cincuenta minutos ir desde su apartamento alquilado hasta la empresa. Aunque tomaría más tiempo, el precio del boleto era de un yuan y era conveniente.

Tuvo que pagar los gastos médicos de su hermano. El alquiler cerca de la corporación era demasiado caro y no podía pagarlo.

Afortunadamente, todo estaba mejor ahora.

Mientras Cen Pan estaba sumida en sus pensamientos, notó que el cielo se oscurecía fuera de la ventana del automóvil. Ella abrió la boca en estado de shock.

"Retumbar, retumbar". El trueno retumbó en el cielo. En menos de dos minutos, comenzó a llover fuertemente. El trueno retumbó y sopló un fuerte viento. El puente frente a ellos se llenó rápidamente de agua y los autos no pudieron pasar.

El autobús se detuvo con un chirrido bajo las miradas preocupadas de todos. El conductor se encogió de hombros con impotencia.

No podemos pasar. Esperemos a que deje de llover. Si alguien no puede esperar, puede bajarse del auto y caminar primero. No está inundado allá arriba".

Los pasajeros del autobús abrieron los ojos como platos.

"¿Caminar? ¿Cómo podemos caminar en una tormenta eléctrica tan fuerte?

"Este maldito clima, estaba bien en este momento. Ni siquiera traje un paraguas".

Todos se quejaron. Solo Cen Pan tocó el impermeable en su bolso.

De hecho, fue útil.

Mirando la tormenta afuera y pensando en el duro sistema de trabajo a tiempo completo en Ye Corporation, Cen Pan apretó los dientes y se puso el impermeable. Bajo las miradas envidiosas y celosas de todos, lentamente se bajó del auto.

Aunque tuviera que caminar, tenía que llegar a tiempo a la oficina.

La tormenta rugía y el fuerte viento soplaba sobre el impermeable y el sombrero de Cen Pan. Quería llorar pero no podía. Agarró el ala de su sombrero y murmuró suavemente.

"¿No puede ser más pequeño? Voy a quedar impresionado".

Estaba a punto de subir el puente elevado contra el viento cuando un Rolls-Royce negro se abrió paso entre el tráfico y se detuvo a sus pies.

La lluvia amainó gradualmente. Cen Pan se limpió el agua de la cara y miró el auto frente a ella en estado de shock.

La puerta del auto se abrió y una hermosa figura con un traje negro apareció frente a ella.

"Entrar en el coche." La voz del hombre era baja y magnética, como el sonido de un violonchelo elegante, y conmovedor.

Las pupilas de Cen Pan se dilataron. Sin una palabra, dio media vuelta y echó a correr.

¡Él era Ye Xiao!

Sin embargo, sin importar cómo corriera, el camino bajo sus pies no cambió en absoluto. Se dio la vuelta y sus ojos se abrieron de ira.

Ye Xiao sostenía la parte trasera de su impermeable mientras la miraba con calma.

No es de extrañar que no pudiera correr.

Cuando la vio darse la vuelta, la expresión de Ye Xiao era indiferente y una luz fría brilló en sus ojos. Ejerció un poco de fuerza y ​​tiró de ella hacia la puerta del coche. Su voz clara sonaba tan fría que era como si pudiera congelar el aire circundante y suprimir el alma.

"Dije, súbete al auto".