Capitulo III

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"Buscando alivio: Primera parte"

Ya habían pasado al rededor de una semana y media desde el encuentro entre esos viejos amigos, Shinichi había permanecido encerrado en la misma celda con solo recibir dos comidas al día y las constantes visitas de esos dos jóvenes: Heiji y Hakuba.

Ante los ojos de los guardias que lo custodiadan y le daban la comida, la actitud de Shinichi les parecía aterradoramente despreocupada. Incluso si Kaito no habia dicho que era el Capitán General del Imperio, podian adivinar que era parte del Imperio.

No podían comprender como un soldado Imperial estaba tan tranquilo encerrado a merced de su enemigo, como si no temiera que algo le pasara. Eso hacía que los Rebeldes sintieran un aura un tanto dominante y un poco hostil, como si estuvieran cerca de un enorme y imponente montaña helada.

Shinichi no había hecho nada además de permanecer impasible ante la situación y aun asi se gano la fama de alguien frio y hostil.

Si Shinichi era sincero realmente no le preocupaba su situación actual, independientemente de aquel enorme cambio en el temperamento de Kaito, aún sentía que algo en el seguía sin cambiar. Aquella aura protectora que eliminaba sus miedos he inseguridad igual que cuando era niño. Incluso si Kaito no se comportaba como antes o si desconfiara de él por el resto de su vida, el estaba seguro que en las manos de Kaito no tenía porque temer.

Aun si tuviera toda la paciencia del mundo, Shinichi ya empezaba a aburrirse de estar en cautiverio. Desde ese día que lo trajo aquí, Kaito no había vuelto a aparecer; como si se rehusaba a reconocerlo o a creer que realmente era el único y original Shinichi que había perdido hace 12 años.

Y ciertamente así era. Para alguien como Kaito, que se había obligado a aplastar sus deseos y esperanzas de volver a ver a ese viejo amigo que tanto había adorado tras haberlo buscado sin descanso durante años sin éxito. Se había obligado a creer que jamás lo volvería a ver, que posible estaba muerto o que incluso si lo volviera a ver el seria incapaz de recordarlo. Se había obligado a poner los pies en la tierra y no llenar su corazón con esperanzas que terminaban lastimando una y otra.

Matar a esa preciada persona en su corazón fue la cosa más difícil que había hecho en toda su vida.

Ahora... con ese inesperado encuentro. Kaito estaba en confusión total, no sabia como actuar ante el, y si ¿la persona que recordaba ya ni era la misma? Y si... ¿Realmente fuera un enemigo peligroso? ¿Podría volver a confiar en el? O ¿Shinichi siempre fue ese mismo Capitán General que tanto queria matar? ¿Qué hubiera pasado si realmente lo hubiera matado?. El realmente hubiera matado a Shinichi no solo en su corazón.

Tenia tantas cosas que pensar, tanto que comprender y nada era fácil. Algo en el no quería ilusionarse incluso si Shinichi estuviera parado ante el, todavía había un sabor agridulce en lo profundo de su pecho, un miedo que lo había mantenido inquieto en esta semana y media, que lo hacia incapaz de ir al lugar donde Shinichi se mantenía encerrado.

'¿Y si voy y el no esta? Y si ¿El nunca estuvo ahí? ¿Seré capaz de apagar de nuevo mis ganas de encontrarlo?¿De reprimir mis esperanzas de verlo?'

Muchos pensarían que este miedo es muy exagerado, pero alguien que vivió una vida tan dura y cruel como lo hizo Kaito lo entendería. Esa difícil vida fue lo que enfrió su corazón y lo hacía ser tan terco a aceptar esta cálida felicidad tras encontrarlo.

En la orilla del río en medio del bosque, Kaito se encontraba pescando la cena, soltando toda su frustración en cada que lanzaba aquel palo de punta afilada atrapando de dos a tres peses a la vez, los colocaba en una canasta tejida de hojas secas del tamaño de su torso completo. Cuando la canasta estaba hasta al borde de llena, miro el cielo que empezaba a oscurecerse, le puso su tapa y amarro para que no se abriera.

Mi Amado General // Kaito×Shinichi // AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora