Precuela

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Chicago, Illinois, Estados Unidos.
Septiembre de 1961.

Todo el mundo se encuentra allí, desde la prensa hasta sus familiares más cercanos. Nadie podría perderse la boda del joven presidente del país con la mujer de su vida, una hermosa rubia de nombre Katsumi Bakugou.

—Así es, el joven presidente de los Estados Unidos, Izuku Midoriya, se casa a la edad de 24 años con su novia Katsumi Bakugou.—Anuncia una reportera mientras una cámara graba tanto a la chica cómo el lugar en el que la ceremonia acontecerá.

El replique de las campanas da comienzo a la boda, y todos los invitados con sus elegantes ropajes van entrando en el lugar sagrado y se sientan en los distintos bancos de madera pura que se esparcen por el lugar. Pronto, el presidente, peinado cómo jamás lo ha estado, entra en la iglesia, siendo acompañado por su progenitora Inko Midoriya. Llega al altar, dónde simplemente se queda ahí parado, espera a que su novia entre. Tan sólo unos minutos después, la chica más hermosa que ha visto en toda su vida, Katsumi, entra, luciendo hermosa con ese precioso vestido blanco y ese ramo de rosas rojas como sus ojos entre sus manos.

Y así, una vez que los novios se miran a los ojos, pueden comenzar con la boda.

—Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre.

La mujer observa a los invitados a su boda, y sus ojos pronto se cruzan con otros rojos que conoce demasiado bien. Mira a Eiji a los ojos, cómo si con su simple mirada le estuviera suplicando que grite a los cuatro vientos "¡Yo me opongo!" y la otra chica la conoce demasiado bien, tanto que entiende el mensaje que le está dando con su mirada. Pero finalmente, la pelirroja sólo niega antes de bajar la cabeza. La iglesia queda en completo silencio, y el cura pronto decide proseguir.

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—Mañana me iré con Izuku de luna de miel por Europa.

Kirishima tan sólo sigue poniéndose su pintalabios de un intenso rojo sin siquiera inmutarse de aquello. Cómo si el hecho de que la chica que quiere se acabara de casar y se fuera a ir al día siguiente de luna de miel con nadie más que el presidente fuera algo muy común, que pasa muy a menudo.

—Deberás enseñarme fotografías en cuánto vuelvas.

—Trato hecho.

Eiji deja de lado el pintalabios rojo a un lado y se gira a mirarla. Sonríe de forma suave, mientras la otra tan sólo está doblando la ropa, con una maleta abierta de par en par.

—Te extrañaré.—Se levanta de la silla, para caminar hasta quedar al lado de
Katsumi.—Dame un beso, Katsu.

—Acabas de pintarte los labios de puro rojo. Si me besas, se notará demasiado, siempre dejas restos.

—¡Vamos Katsumi! Mañana te irás, además, Izuku nunca se da cuenta de nada. Llevamos años haciendo esto y jamás ha sospechado de nada.

—Pero ahora no es lo mismo que hace dos años. Hace dos años Izuku y yo éramos novios, ahora somos marido y mujer, será más difícil mantener el secreto si ahora compartimos todo.

La mano de la pelirroja con destreza logra pegarse a la de la rubia, y entrelazar sus dedos. Esta hace un puchero de queja.—¡Katsumi! Tan sólo uno, cortito.

—Está bien.

Se acerca a ella para dejar un amoroso beso en sus labios rojos. Eiji sonríe, y a continuación con total confianza camina hacia el clóset de la otra chica, agarra de una de las perchas un vestido largo, de un color rosa pastel, encantador.

The President's WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora