01; Hijos

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10 años después

Acarició su anillo de compromiso cómo un gesto nervioso. Estaba más que ansiosa, y los cabellos de su nuca se pusieron a flor de piel una vez que una mano se posó con suavidad en su vientre. Vió el rostro decepcionado y deprimido de su marido.

—¿Cómo lo haces?—Preguntó Izuku mientras tomaba la prueba de embarazo negativa entre sus manos.—Llevo tanto tiempo intentando tener un hijo, pero... No puedes quedarte embarazada.

—Aún somos jóvenes, tenemos tiempo de tener a tu deseado hijo.

—En realidad, sí. Pero no lo entiendo, llevamos diez años tratando de tener a un bebé, y aún así, no podemos. ¿Estás segura de que eres fértil?

—Cien por ciento segura. Los análisis que me hice lo confirman.

Izuku le lanzó una mirada de sospecha en su máximo esplendor, pero no dijo nada más al respecto, tan sólo dejó un casto beso en su frente, y se retiró del baño. Katsumi se quedó sola en cuestión de segundos, viendo fijamente las cinco pruebas de embarazo que se había hecho, todas eran negativas, y se alegraba tantísimo de que lo fueran. No sabía que haría si llegara a quedarse embarazada de verdad algún día, y menos si ese niño de verdad era de Izuku. No quiere tener hijos. La idea de tener hijos con un hombre la asqueaba a niveles que no podía describir, era la peor imagen que podía tener de sí misma. Tan sólo aceptaría a un bebé, si era de Eiji, lo cual era físicamente imposible. Así que, Katsumi Bakugou jamás sería mamá, nunca. En estos diez años, lo ha logrado pese a la insistencia de Midoriya por tener un hijo.

Suspiró y agarró todas las pruebas de embarazo. Salió del baño en apenas segundos, y tiró todas y cada una de las pruebas negativas a la basura, sin mirarlas ni un segundo más. Volvió a caminar por la espaciosa casa hasta que en la habitación encontró sus tacones de un alegre amarillo, que combinaba a la perfección con su vestido de los mismos tonos alegres, agarró una chaqueta pese a que no hacía ni un poco de frío, se ató sus  cabellos rubios y volvió a caminar, dispuesta para marcharse.

—¿A dónde vas?—Le preguntó Midoriya.

—Iré un rato a casa de Eiji, el otro día me invitó a tomar el té.

—Está bien, pero vuelve pronto.

—De acuerdo.

Izuku ni siquiera la miró cómo solía hacer siempre, esta vez simplemente continuó leyendo el periódico, mientras sus cejas se fruncían, cómo si eso pudiera hacerle tener una vista más clara de las letras. Katsumi miró cómo las primeras arrugas se mostraban débilmente en la frente de su esposo, y se dió cuenta de la cantidad de años que ha pasado con aquel hombre, que parecía mucho más mayor de lo que realmente era.
Pensó en cómo había desperdiciado su vida al casarse con él, en como pudo haber convencido a Izuku de atrasar un poco su desenlace, tal vez de esa forma los años no se le habrían hecho tan pesados. Volvió a suspirar, y posteriormente sólo salió de la casa, en dirección a la de Kirishima.

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La rubia se sentó con total naturalidad en uno de los sillones. Y al mismo tiempo, una taza de té fue puesta justo frente a ella, agradeció en voz baja.

—¿Cómo va todo?

—No sabría decirte, Ei.—Murmuró, para después resoplar.—Izuku comienza a perder el interés por mí, porque no puedo quedarme embarazada.

—Lo siento mucho Katsumi. Pero, ¿habéis probado otros medios? Podríais adoptar, siempre es bueno darle un hogar a algún niño necesitado de amor.

Ese es el papel que tenían que interpretar. Una esposa desesperada por no poderle dar un descendiente a su gentil esposo, y su mejor amiga consolándola por esa gran desgracia.
Por suerte todo aquel teatro no tuvo que dudar mucho, tan sólo hasta que el marido de Eiji se marchó y las dejó solas.

—Eiji, me tengo que ir al trabajo. Nos vemos luego.—El hombre dejó un corto beso en la mejilla de Eiji antes de salir del trabajo. Ambas suspiraron a la vez en cuánto la puerta se cerró.

—A veces tu marido me agrada. Parece amable.

—Lo es. El problema es que tal vez pudiera tenerle algo más de afecto si no hubiera sido obligada a casarme con él.—Eiji le tomó la mano a Katsumi.—Pero no cambies de tema, estamos hablando de ti.

—Es tan sólo eso. Izuku está obsesionado con tener hijos, pero por mucho que lo intente, no consigue dejarme embarazada.

—Te entiendo.

—¿Tu marido no quiere tener hijos acaso?

—Si te soy sincera, creo que él y yo compartimos el mismo secreto: estamos enamorados de otras personas.—Admitió, dejando a la rubia sorprendida ante aquella declaración.—Así que, no. No le veo con la misma ilusión que tiene Izuku de formar una familia. El que quiere que forme una familia es mi padre, está obsesionado con el tema.

—¿Y a ti te gustaría ser madre?

—Contigo sí.

Katsumi sonrió e hizo más fuerte el agarre de la mano de Eiji y la suya, cómo si quisiera inmovilizarla para que Eiji no sea capaz de separarse jamás de ella.

—A mí también me gustaría tener un hijo contigo.

La pelirroja creó una mueca triste en su rostro mientras bebió un largo sorbo de su caliente té verde. Katsumi mientras tanto la miró, percatándose de que ella no tenía absolutamente nada que ver con su marido. Mientras esté lucía mayor y entristecido, Eiji parecía todo lo contrario: se veía joven, alegre y vivaz. Pensó en cómo los años con ella jamás se hicieron pesados sino todo lo contrario, aveces no podía creer que llevara viéndose con ella a escondidas desde hace más de 14 años, cuándo ambas tan sólo eran unas jovencitas de apenas 20 años.

Pensó en que deseaba con todas sus fuerzas haber nacido como un hombre, o que la propia Eiji fuera un hombre. Ahora mismo, si tan sólo no fueran las dos mujeres, probablemente estarían felizmente en sagrado matrimonio, y tendrían a más de un precioso niño rondando por la casa. Si Eiji fuera un hombre, —el más alegre, gentil y bello de todos.— probablemente cuándo lo mirara a los ojos, no sentiría que ha malgastado toda su vida a su lado. No, jamás pensaría así de su Eiji, aunque fuera hombre o mujer. Ella era lo que hacía su vida algo buena.

¿Quién quieren que sea el marido de Kiri? (obviamente no puede ser Bakugou, pero cualquier otro personaje masculino me sirve)


The President's WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora