La sensación de frío invade mis pies y manos, por lo que aun adormilado trato de encontrar la cobija o cualquier cosa que logre brindarme calor y seguir mi reconfortante sueño, sin embargo, a mitad del esfuerzo, me siento de manera brusca sobre la cama, trato de despertar sacudiendo mi rostro, recordando que siempre despido a mis chicos antes de marcharse. Me levanto rápidamente tratando de ponerme las pantuflas e ir corriendo a lavarme el rostro , pero mi torpeza se apodero de mí en ese instante, por lo que pisé una de las ellas con el pie equivocadamente y sin darme cuenta ya estaba de rodillas en el suelo con las manos apoyadas en este. Al mismo tiempo Vegas abrió la puerta y se acercó rápidamente preocupado al verme en el suelo, a lo que solo atine a brindarle una sonrisa como si fuera algo muy gracioso la situación, este bufó y con el ceño fruncido me tendió la mano para levantarme.
- Es tu culpa, te he dicho que me despiertes cuando te levantes, así puedo ir con los chicos y ayudarles a alistarse – solté sin más, formando un mohín para mostrar mi desagrado.
- Y yo te he dicho que los chicos y yo hemos acordado que duermas más, además, ya venía a levantarte para que te diera suficiente tiempo de despedirte, no puedo irme sin mi beso de "Buen día" – recalcó, tomándome de la cintura para acercarme a él y posando sus labios sobre los míos.
- Yo también debo ir a trabajar, ¿recuerdas? - Dije melosamente, colocando mis brazos alrededor de su cuello.
- Si, lo sé, pero tienes permitido llegar más tarde, así que no veo el problema, para eso inicie una nueva empresa donde eres el director - mencionó despreocupadamente, lo que me hizo pensar en el negocio y los trabajos de Vegas aun por culminar, además de traer a colación lo prometido a Macao.
- Bueno... ¡quería también hablar contigo sobre otra cosa!
Como mis brazos aún seguían en su cuello, continúe dulcemente arrastrando mi cabeza a su pecho, este me abrazo con más fuerza y acaricio mi espalda, preguntando a su vez de que se trataba. La verdad es que así como a Macao, a mí también me molestaba el hecho de que a los eventos familiares Vegas asista solo y yo le acompañaba en ciertas ocasiones , mientras que Venice y Macao parecen seres ocultos del mundo externo o mejor dicho , ocultos de ser Theerapanyakul.
Estoy seguro que todo tiene que ver con el señor Korn , esto me quedo claro el día del funeral del señor Kan, el cual debía ser un día para darle un sepulcro tranquilo, después de todo, aunque fuera el malo de la historia familiar merecía un digno entierro para un Theerapanyakul, o eso es lo que menciono el mismo Korn estando frente al cuerpo de su hermano, al cual el mismo había disparado supuestamente en defensa propia, cuando este llego a la mansión con un equipo armado, detonando sus armas .
Recuerdo el momento exacto en que su lapida fue puesta encima de su tumba y todos comenzaron a dispersarse, a excepción del señor Korn, quien se acero a Vegas con unos papeles en mano, cuyo contenido entregaba todo los activos de la familia menor a la familia mayor, esto es lo que explicaba el mayor ofreciendo una pluma a Vegas. En vista de que el señor kan estaba muerto, todo lo que le fue heredado en vida debía pasar a manos del señor Korn ahora.
Supuestamente debía ser así, es lo que daba a entender el señor Korn, pero entonces, ¿Por qué la necesidad de que sea tan rápido? Me parecía demasiado extraño, además, no creí que fuese el momento para eso. Vegas lo miró de mala gana e iba a tomar la pluma para firmar el documento, pero me deje llevar por mis emociones y me interpuse entre ellos, sentía que algo estaba mal, que algo no encajaba.
- Me llevare el documento para que Vegas lo lea en casa y se lo haremos llegar señor Korn – dije tomando el documento, sin embargo, el señor Korn cambio su expresión por una tosca, cosa que me tomo por sorpresa.
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ME QUEDO CON TUS LATIDOS
FanfictionSinopsis: Tras la muerte de Macao, la familia que vegas había deseado y por fin consolidado se empieza a desmoronar a una velocidad precipitada. Vegas culpa a pete por la muerte de Macao y se encarga de recordárselo día y noche, a tal punto, que no...