Zhang hao podía prometer que la mirada del mayor podría traspasar su piel si fuera posible.
El mayor se levantó acercandose hacia Zhang hao peligrosamente. Y zhang hao retrocedio varios pasos confundido. Hanbin sonrio y no dudó en hacer lo que llevaba pensado hacer desde que había visto al menor esa noche.
Decidió juntar de una forma brusca sus labios con los del chico. En busca de una aprobación, del extranjero.
Y cuando zhang hao colocó las manos en sus hombros y no le separo no pudo evitar sonreír.
La sonrisa de Hanbin hizo que zhang hao se diera cuenta de que narices estaba haciendo. Asi que separó al chico de él rápidamente.
-Alejate...- dijo señalandole rápidamente.
Hanbin se río para mirarle de brazos cruzados.
-No-no esta bien así que, ni-ni si te ocurra volver a-a hacer eso...- dijo alejándose lo más que pudo del mayor.
-Esta bien...- dijo encogiendose de hombros para caminar hacia su puerta.
-No lo volveré a hacer, hasta que tú mismo me lo pidas.- Dijo señalandole para salir del cuarto.
Zhang hao trago saliva lentamente. Que acababa de pasar. Podría jurar que incluso era ilegal. ¿Cuántos años tendría Hanbin?
Muchos más que el. De eso estaba 100% seguro.
Suspiro frustrado y se quitó el sudor de la frente. Al menos sabía que no le iba a matar ¿verdad?
Hanbin era demasiado atractivo.
Vale ¿por que acaba de pensar en eso? No tenía da que ver. ¿En que narices estaba pensando?
Intento pensar en que debía hacer. Mierda tenía que alejarse en cuanto pudiera de esa panda de locos.
Pero no podia pensar solo en el, su hermano había hecho uno de sus primeros amigos en Corea, justamente siendo Yujin. ¿Que tan mal se había comportado en la otra vida para que toda ella estuviera conectada a SUNG HANBIN?
Suspiro mientras se sentaba en el suelo y apoyaba su cabeza en la cama. Sería una noche difícil.
No lograba dormir no lograba parar de pensar en por qué no le habían matado. ¿Tan divertido iba a ser jugar con su alma? Se había metido con la persona más rica, corrupta y psicópata de seoul, podría esperar cualquier cosa de Sung Hanbin.
Cuando menos se lo espero sus ojos se cerraron y se durmió de la manera más incómoda posible.
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Hanbin acababa de terminar de entrenar un rato, para soltar el estrés que le estaba provocando la situación con Zhang Hao.
Podría describir con muchas palabras al extranjero pero la mejor de todas era sexy. Era jodidamente sexy.
