𝗖𝗔𝗟𝗜𝗖𝗢 ▓▒ 𝗵𝗼𝗽𝗲𝗺𝗶𝗻 ▒▓

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My heart's in Calico
Underneath the midnight coal

Las luces coloridas del club y la música que hacía todo el lugar temblar acompañaban el fuerte olor a sudor y el calor que desprendían todos esos cuerpos revotando y frotándose entre sí alrededor de todo el local. El fuerte ardor en mi garganta que se provocaba al bajar la mezcla de varios tipos de alcohol y el sabor amargo de todos aquellos que estaban a mi alcance comenzaba a molestarme, pero trataba de ignorarlo; era consciente de que al día siguiente despertaría con una resaca que me estaría tocando los cojones gran parte, si no es que todo el día y aún así decidí seguir.

La barra estaba llena de hombres y mujeres con alcohol saliendo hasta por su sudor y más de uno llevaba algunas líneas encima, eso puedo asegurarlo y siendo honesto, creo que conseguir unas yo también no me varían nada mal.

El rubio que me había acompañado esta noche ahora seguramente estaría entre algunos basureros en el callejón trasero del club follándole la boca a uno de los muchos chicos que habían puesto su atención en él desde que llegamos, así que no contaba más con Seokjin por ahora; por otro lado, un pelinegro lleno de tatuajes y perforaciones hasta en la polla se encontraba tambaleándose hacía el baño con un porro en la mano, Jungkook quedaba descartado por esta noche también.

Básicamente ahora estaba solo, frustrado y con unas ganas enormes de romper la estúpida cara de gilipollas que se cargaba Namjoon, el majo de toda la puta facultad y el (ahora de mi conocimiento) novio de Jihyo, la razón del porque estoy acá poniéndome hasta el culo de alcohol.

Trago tras trago, vaso por vaso y momentos después la poca cordura que me quedaba se fue a la mierda.
¿La música de estos tipos de club siempre había sido tan buena? ¿O es el alcohol el que me está haciendo pensarlo? Da igual, mi cuerpo ha empezado a responder al estímulo de la música y poco después mis pies me dirigen al centro de la mesa.

Mi mano sobre la pequeña cintura descubierta, mi cadera tan cerca del trasero voluminoso y mi rostro tan cerca del cuello de la chica con la que había estado bailando las últimas 5 canciones, en cada una nuestros cuerpos se juntaban más y a este punto ya habían roces tan obscenos que ya ni nos preocupábamos por disimular.

Un giro, el desliz de mi mano desde su cintura a sus caderas, un lento vaivén de arriba hacia abajo con sus caderas sobre mi entrepierna, las sonrisas coquetas y provocadoras plasmadas en ambos rostros, una mezcla letal que tenía a los que nos rodeaban haciendo un círculo a nuestro alrededor y seguramente deseando poder ser capaces de mover el culo de la misma manera.

Será la euforia del momento, el roce del cuerpo de la chica con grandes tetas que bailaba conmigo o quizá mi poca cordura, incluso la cantidad de alcohol que había consumido en lo que llevaba de la noche, pero joder tenía la polla goteando de lo dura que lo tenía.

La sensación y presión de una mirada a mis espaldas comenzaba a sentirse con más presente sobre mi cuello, la había estado sintiendo desde hace un bien rato, quizá desde la tercer canción que había bailado, pero ahora que habíamos bajado el ritmo empezaba se sentirlo más; la curiosidad me estaba ganando así que decidí no hacerle más rodeos y simplemente giré sobre mi lugar sin importar si aquella morocha me miraba raro después de solo girarme.

Y ahí estaba el dueño de tan pesada mirada, sentado al centro de una mesa llena de chicas y chicos con ropa de marca y botellas jodidamente caras, mirándome fijamente y con una sonrisa coqueta en los labios. Una pierna reposando la otra, con un vaso de lo que parecía ser whisky cerca de tu rostro y con un conjunto de mezclilla de puta madre.

-¡Aparta joder! - Fue lo único que le decía a las personas que estorbaban mi camino.

Después de ver como ese chico de labios pomposos se levantaba de la mesa para después darme una mirada mientras caminaba con dirección a lo baños lo único que me importaba era alcanzarlo.

Ver al chico de mezclilla parado con la mitad del cuerpo dentro del baño y el rostro en mi dirección para después de mirarme, sonreír y entrar lentamente a este solo alteró más mi sistema y aceleré mi paso.

Sentado en los lavabos me miraba divertido mientras yo avanzaba más hacía él hasta que paré frente suyo.

-¿Perdido? - Pronunció con su voz aterciopelada y suave.

-Depende, estoy perdido en la gran vista que me diste de ese gran culo. - Una gran carcajada salió de su garganta y después limpió una lágrima que escapó de su ojo izquierdo.

-¿Es ese tu mejor halago? ¿Así seduces personas acaso? ¿Dónde está tu romanticismo y delicadeza, chico?

-Me has dirigido a un baño con un olor a mierda y orín seco de un club de posiblemente mala muerte, así que dime chico caliente ¿Quieres hablar de delicadeza y romanticismo estando en esa posición? - Dije alzando una ceja y una sonrisa de lado.

Pensé que diría algún comentario sarcástico, pero al contrario de eso simplemente se quedó en silencio observándome y paseando sus ojos de arriba hacia abajo por todo mi cuerpo, mientras que con su lengua empujaba su mejilla y ese gesto no debía ponerme más cachondo, pero lo estaba haciendo.

Segundos después abrió de manera lenta y tortuosa sus piernas dejando que sus muslos gruesos se desparramaran en el lavado, dando una excelente vista a ese bulto en su entrepierna que me llamaba, sin pensarlo 2 veces me coloqué en medio de ellas.

¿Acaso el cielo se siente así? Pareciera que mi lugar siempre fue estar entre esas 2 piernas ya que me acoplaba perfectamente en ese angosto espacio.
Unos segundos después ya tenía al chico aferrado con sus piernas a mi cintura mientras ambos manteníamos un beso jodidamente caliente.

Mordía de manera tan deliciosa mis labios y los estiraba sin ser tan brusco, una pena; mis labios se movían con rapidez, nuestros dientes chocaban y un delgado hilo de saliva escurría por las comisuras del más bajo.

Tomé sus caderas con fuerza y lo acerqué a mi para empezar a simular embestidas contra él mientras este comenzaba a soltar pequeños jadeos que quedaban atrapados en nuestros labios; mi erección dolía y me sentía ahogado, pero este beso me estaba llevando al cielo y las caderas del contrario eran tan adictivas que no podía separar mis manos de ellas.

Mis labios comenzaron a descender hacia la línea de su marcada mandíbula para seguir con el rastro de besos en dirección a su blanquecino cuello donde sin pudor alguno lamí, mordí y succioné como si no hubiera un mañana.

El ruido de la música era ahogado por unos suaves y casi silenciosos jadeos y gruñidos que resonaban al lado de mi oído y provocaban que los vellos de mis brazos se erizaran.

El control lo perdí completamente cuando un apretón sobre mi erección sacudió por completo mi cuerpo.

-A la mierda, ven conmigo. - Fue lo único que salió de mi boca.

De la mano y a prisa nos encerré en el último cubículo y con la misma urgencia lo arrinconé contra la puerta de este para besarnos.

Las lenguas tenían un guerra para tener el control en la situación mientras que nuestras entrepiernas se restregaban sin pudor alguno.