Desde el primer día que lo vi me gustó, desde esa mañana en Septiembre, caí ante su linda sonrisa, sus lindos ojos y esa amabilidad que ya no se encuentra en nadie.
Era lindo, era especial. Y yo quería que fuera para mí.
Mi personalidad miedosa fue el impedimento para acercarme a él, de saludarlo y decirle que me había hechizado. Una parte de mí actualmente se pregunta qué si le hubiera hablado desde ese entonces, yo hubiera ganado... Yo hubiera sido su novia. Porque yo me enteré después que casi a finales de dicho mes, él empezó su relación, una relación de la que yo no sabía.
Claro que no lo iba a saber, si apenas y le podía hablar... Y las veces que podía cruzar palabras con él era por pretextos tontos que yo me inventaba.
Era estúpido, pero no dejaba de soñar con el día en el que pudiera tocar su mano, decir su nombre y que él dijera el mío.
Hasta que finalmente pude hablar, mi voz por fin quiso salir hacia su dirección, esa mañana del mes de Octubre.
Yo no le mentí al decirle que me moría por saber más de sí, conocerle y saber quién era él... Y recuerdo que esa vez también le dije que si tenía novia, no había problema, solo me iba a ir, y ya. Asunto olvidado.
¿Qué le costaba haberme dicho que sí? ¿Qué tan complicado era para él haber comentado que apenas empezaba una relación?
Todo eso yo lo hubiera entendido, habría dejado el tema de lado.
Pero no, no lo quiso así. Dejó que me ilusionara y que me emocionara cuando me dejó agendar mi número a su teléfono.
Él no sabía que para mí ya empezaba a ser alguien importante. Y a veces me odio por haberme encariñado tan rápido de un tipo como él.
Me llega su primer mensaje, mi corazón se acelera y con ello miles de emociones se asoman. Empiezo a saber más de él, y yo le empecé a contar de mí.
Fue hermoso sentir la pequeña química.
Tan hermoso y tan efímero a la vez.
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𝐋𝐚 𝐨𝐭𝐫𝐚
Povídky𝑻𝒓𝒂𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒅𝒆𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒔𝒆 𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂𝒏 𝒂 𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒔: 𝒂 𝒍𝒂 (𝐨 𝐞́𝐥) 𝒂𝒎𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒚 𝒂𝒍/𝐥𝐚 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒍. 𝐔𝐧𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐧𝐨 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐚𝐫 𝐚 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐣𝐚, 𝐲 𝐞𝐥 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐦𝐞𝐭�...