Capitulo 2

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Pasado

En la casa Uzumaki siempre se cenaba en familia. No importa que tan ocupado estés, cuando cansado te sientas o si te encuentras peleado con alguien de la misma mesa. Siempre se cena en familia. Es una regla puesta por el patriarca de la casa, Naruto Uzumaki, la cual declaró debido a que él siempre faltaba por estar en el trabajo, perdiéndose momentos con su familia. Se podría decir que fue una regla más para sí mismo que para el resto.

Tiene un trasfondo más extenso de lo que aparenta, puesto que fue la causa de su casi separación con Hinata Uzumaki.

Razón por la cual todos cumplen esa regla.

Para Kawaki la familia nunca fue algo importante porque nunca tuvo una. Cuando se encontraba en el orfanato, lo más cercano que tenía era a su compañero de cuarto. Pero este solía robarle el dinero que conseguía, a su vez, robándole a los adultos en la calle.

Ladrón que roba a ladrón tiene diez años de perdón – le dijo una vez.

Una mierda.

Que lo perdone la madre que lo dejó tirado en esta porquería de lugar. En el orfanato aprendió que era más importante su pellejo que el de otro. Y cuando esas situaciones sucedían, ambos terminaban peleándose con algún arma blanca de respaldo.

Pero ahora las cosas eran diferentes.

En día de trabajo como cualquier otro, Kawaki salió a rondar el centro de la ciudad, aprovechando la multitud de masas para pasar desapercibido entre los adultos. Un sujeto rubio que iba de traje por las calles de Tokio llamó la atención del menor, la impresión de ser fácil de robar por la cara de despistado que traía no hizo más que ficharlo. Tal vez se llevaría consigo el celular último modelo que tenía en mano, o el Rolex que decoraba su muñeca, lo que sea valdría una pasta.

Que equivocado estaba.

El sujeto con cara de tarado que no sabía dónde estaba parado lo inmovilizo sin darle chance a correr, cuando estuvo a punto de hacer un escándalo, el mayor lo sorprendió con una sonrisa que llegaba a sus ojos azules.

-          Debes tener los pies firmes. No pesados. Firmes – dijo – es lo primero que me dijeron en el ejército.

El rubio lo invitó a un helado, le dio más consejos de pelea, y cuando estuvo a punto de irse lo invitó a comer a su casa con su esposa. Hinata Uzumaki, una mujer tan maternal que hizo su corazón romperse cuando se despidieron.

Pasó una semana después y volvió a ver al rubio, pero esta vez con un socio en la puerta del orfanato. Querían adoptarlo. Por primera vez alguien quería velar por él.

No fue tan fácil como suena. Al principio se reusó, sin embargo, no era tan estúpido como para no darse cuenta de que era mil veces mejor dormir en una cama cómoda y sin peligro, a dormir con un ojo abierto contra la pared por lo que sea que pueda hacer su compañero de cuarto. Y es que, Naruto fue tan insistente que el pelinegro no se sentía más que invadido, todo lo que conoció hasta el momento, no servía de nada ahora. Tenía que aprender desde cero.

Aceptó. Pero el crédito se lo lleva la señora Uzumaki – su ahora madre – quien hizo el trabajo de ablandar su ira con sus buenas intenciones.

Al comienzo pensó que Naruto solo quería darle una mejor vida, mejorar sus condiciones, y alivianar la lástima que generase el verlo. Hinata, por el contrario, quería desde un principio ser su madre.

Ahora tenía una familia. Tenía dos padres, una hermana y un tonto hermano.

Actualmente tenía dieciocho años e iba a la escuela con un curso de diferencia de su hermano Boruto, quien en la mesa se encontraba comiendo más lento de lo usual. Hinata se dio cuenta de sus gestos.

Pasado, presente y futuro | KawaSaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora