Alice.
Después del tropiezo con aquel chico, nos dirigimos hacía el instituto. En todo el camino, Sophie estuvo insoportable, ugh.
-Estabas atontada en frente de ese pibe-. Decía a carcajadas.
-¡No!-. Le doy un pequeño golpe en el hombro suave. -Solo quería ser amable-. Digo en voz baja.
-Que cariñosa, Alice-. Dice irónicamente, tocando su hombro, al cual había golpeado, suave. -No sabía que eras así de amable con desconocidos. Dice en tono burlón.
Decidí no responderle, para no armar una pelea ahora mismo.
Cuándo llegamos, corrí rápidamente hacía el aula de clases para poder terminar la tarea que había olvidado. No es raro de mí.
-¡Alice, ¿ya terminaste?!-. Pregunta con un tono de desesperación.
-Sisi, dame un minuto para subrayar unas palabras-. Digo, y trazo con mi resaltador, lo más rápido. Cuándo termino, guardo todo en mi bolso, y voy con Sophie hacía al pasillo, a hacer cualquier babosada que siempre hacemos antes de que empezará la primera clase.
Sonó el timbre para las primeras horas del día, Sophie y yo fuimos corriendo hacía el aula de clases, sin parar de reirnos.
...
Después de unas 3 horas de clase, muy largas, me dirigí hacia mi casillero, a buscar mis materiales del club de arte. Desde que empecé a estudiar aquí, he estado en este club, amo dibujar sinceramente, el arte me inspira, soy realmente yo. Sophie también ha tenido un enamoramiento casi igual de grande al mío, hacía al arte, es una de las razones por las cuales me entiendo mucho con ella, esa loca.
De repente, siento una voz gruesa y masculina llamando mi atención detrás de mí.
-¡Hey!, ¿sabes dónde está ubicado el aula del club de arte?-. Este es el aquel chico con el que me ge tropezado ésta mañana. No sé por qué, pero siento que mi corazón late más rapido.
-Ho-ola, sí-. Genial, tartamude, que vergüenza. -D-de hecho yo voy para allá-. Siento que mi corazón late un poco más rápido, ¿que mierda me pasa?.
-¡Estupendo!-. Hace una pausa. -¿Te apetece si vamos juntos?-. Vaya, es tan caliente cuándo frunce el ceño. Alice que cosas piensas tarada.
-Eh... s-si, dejame cerrar mi casillero-. Parezco una tonta tartamudeando.
Cerré mi casillero, y fuimos hacía el aula del club de arte. En todo el camino nadie dijo una sola palabra, lo que lo hizo muy incómodo. No entiendo por qué me late el corazón rápido, que raro.
-Está bien, ya llegamos al club de arte-. Me decido a romper el silencio tan horrible. Me alegro de no haber tartamudado está vez, uff.
-¡Ya veo!-. Dice alegre, uhm, que lindo se ve. ¡Qué!. -Eres muy amable, ¿Podría saber tu hermoso nombre?-. Me mira fijamente, lo que me hace ponerme más nerviosa de lo que estaba.
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