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Desde temprano ya sabía que la persona que amaba estaría trabajando, sabía de las horas que llevaba terminar el papeleo como Jefe, pero aprovechando que la mansión estaba sola y él quería pasar más tiempo con el castaño, pues decidió que su propio tiempo libre lo gastaría acompañando a Tsuna en su papeleo.

Reconocía que muchas veces le dijo que podía hacerlo solo, sin embargo era distinto porque ahora más que nunca quería pasar tiempo con su alumno, porque por esté chico desarrollo sentimientos mientras recuperaba su altura normal después de que la maldición de los arcobaleno termino. Uno de sus deseos, era hacer que esté estúpido estudiante suyo lo tomara en serio y que mejor ahora que su forma natural la había recuperado.

Entonces entrando a su despacho, sosteniendo esa mirada aunque la del contrario estuviera confundida, avanzo y se sentó  frente a él, donde siempre había una silla extra. Tomo un monto de papeles y lo empezó a leer en silencio, sin decir ni una palabra comenzó su tarea de ayudarle, y Tsuna tampoco dijo mucho, solo susurro un "gracias", y en silencio continuo las tareas.

El día avanzó, los dos varones fueron llamados para comer lo que la servidumbre les había preparado, pero ellos decidieron que era mejor aprovechar más el tiempo para poder tener las cosas terminadas en la noche.

Tsuna se estiró satisfactoriamente mientras dejaba abajo su pluma. Reborn por otro lado, se quitó la fedora y paso su manos  sobre sus ojos cansados, sin embargo, satisfecho de igual modo porque las cosas habían terminado.

—Aun es temprano para la hora de dormir — comenta él,mirando a los ojos chocolate —, cenemos y tomemos un poco de vino

—No suena tan mal—le responde sonriendo —. Además ¿Cómo sabías que también tengo ganas de un vino?

—Solo lo sé — se encoje de hombros y luego se pone de  pie— Vamos, mientras tenemos la noche para nosotros solos

Reborn le tendió su mano para levantarlo de su silla, y aunque sorprendido, la tomo y se dejó hacer. Últimamente el hombre actuaba extraño, siendo más amable y algunas veces considerado, dándole más elogios por su trabajo y con ello algunas recompenzas; como ahora, que sabía su gusto por el vino después de unas largas horas de trabajo.

Ambos machos bajaron las escaleras centrales hasta el gran comedor, pero no había nada servido en la mesa que compartían con toda su familia; por supuesto que era de esperarse porque hoy no estaba nadie más que ellos dos, a pesar de ello esperaban encontrar algo.
Claro que hallaron su cena, pero está estaba colocada sobre una mesa aparte, una preparada solo para ellos dos; afuera, en el balcón que daba al jardín, la mesa redonda ya estaba puesta bajo la luna, con un vino fresco para disfrutar la noche cuánto quisieran. Y es que los mismos sirvientes sabían cuan duro trabajaba su jefe y quería recompensarle con ese descanso bien merecido, con ese vino que sabían bien que le gustaría y haría que se relajara.

Entonces sentándose uno frente al otro, no demoraron mucho en empezar a comer, no había mucho que decir porque el hambre les estaba ganando. Solo por la mitad, casi al acabar de comer, empezaron a reír y hablar de las tantas cosas ridículas que encontraron en el papeleo de esta tarde. Mientras más vino tomaban sin darse cuenta, poco a poco soltaban más sus palabras, aunque el primero en caer bajo los efectos del alcohol fue Tsuna; notandose más relajado de lo normal y también con sus mejillas un poco rojas, daba muchas sonrisas bobas y lindas para Reborn.

El hombre de fedora todavía no se sentía bajo los efectos del alcohol, aunque sus mejillas ya estaban sonrojadas, y estás fácilmente se podían confundir con el hecho de admirar por todo este tiempo la personalidad de un Tsuna ebrio. Fue encantador de ver otra de sus facetas, y quién diría que lo hacía más especial pues era una de esas noches donde todos los guardianes fueron a misiones.

Bueno como el VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora