Parte III: Bajo las Estrellas

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Se sentía tan afortunado, tan a gusto. Tenía a la chica de sus sueños, su novia, su Mai en sus brazos y no quería dejarla ir jamás.

Tuvo que hacerlo, lamentablemente, cuando la mesera les trajo el postre. Dejó un brazo alrededor de su cintura, incapaz de separarse del todo. Por suerte, ella parecía tener problema con ello, a diferencia de la última vez. La quería sentar en sus piernas para estar lo más juntos posible, pero sabía que eso sí que no se lo permitiría... no en público, al menos.

Tomó una fresa y la remojo en el chocolate caliente. En vez de llevarla a su boca, la acercó a la de Mai. Ésta lo miró sorprendida, pero pareció no cuestionárselo mucho.

− Estoy tan feliz – le confesó mientras la alimentaba −. Te prometo que voy a ser el mejor novio que has tenido.

− Gran cosa, no tengo a nadie con quién compararte, eres el único novio que he tenido – rió ella, tomando una fresa, remojándola y ofreciéndose la a él, «Eso hacen los novios ¿no?» se preguntó.

− Lo sé, sólo quería irte decirlo – dijo, aceptando la fresa felizmente. Antes de que Mai pueda apartar su mano, se apresuró a besar sus dedos, haciéndola soltar una risita.

− Eres un tonto – le dijo, ruborizándose −. Yo también estoy feliz... – la timidez en su voz le enterneció el corazón.

Trunks le ofreció otra fresa. No sabía que era más dulce, el chocolate cubriéndola, o la preciosa muchacha sonriéndole en agradecimiento. La miraba embelesado mientras comía su postre. Sabía que estaba siendo melosos, pero ¿cómo podría evitarlo? Esperó estos momentos desde que la conoció, no le daba vergüenza ser un novio empalagoso frente a todo el restaurante, mientras Mai se lo permita, aprovecharía para darle todo el afecto posible.

Cuando Mai acabó con la fresa de dio un beso en la punta de los dedos, imitándolo, haciendo que su corazón se salte un latido. No apartó sus dedos, en cambio acarició sus labios unos segundos más. Cómo se moría por besarla de nuevo, por saborear esos labios nuevamente...

Mai pareció entender su deseo, ya que apartó su mano y cerró sus ojos, esperando a que él se acerque

¿Cómo negarse? Rápidamente se inclinó y volvió a unir sus labios.

La muchacha había cerrado los ojos esperando recibir un breve e inocente beso, pero ese no parecía ser el plan del joven, la besaba más profundo de lo que lo había hecho cuando estaban bailando. Un beso dulce, pero definitivamente más atrevido. No podía negar que le agradaba, la hacía querer suspirar, y se sentía que se derretía dentro de su abrazo, un sentimiento cálido y delicioso agitándose en su estómago... sin embargo se apartó sorprendida cuando sintió su lengua intentando entrar en su boca.

Soltó un jadeo de susto, volviendo en sí.

− O-oye, compórtate, ¡estamos en público! ¿qué fue eso? – exclamó, sosteniendo sus mejillas, como si eso pudiera detener la sangre que quemaba debajo de su piel. Miraba alrededor para asegurarse que nadie los esté viendo.

− Perdón, me dejé llevar – se disculpó, acercando su pulgar a la comisura de su boca, donde la había lamido. No parecía sentirse culpable o apenado, en cambio, sonreía de oreja a oreja.

− C-contrólate – lo regañó, aún agitada.

En verdad, no había sido desagradable en lo absoluto. La asustó, sin duda, pero su agitación no se debía sólo a eso. La idea de juntar sus lenguas la dejó curiosa, sentía esas famosas mariposas en el estómago ¡Pero que escandaloso! Por supuesto, era consciente de que existían distintas formas de besar... pero ¿en público? Ni siquiera debería permitirle los pequeños besitos, o tomarla de la cintura como seguía haciendo...

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⏰ Última actualización: May 21, 2023 ⏰

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Sólo tú y yo... y los demás [TRUMAI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora