XII

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Presente

EL SONIDO DE LA LLUVIA LA DESPERTÓ DE SU SUEÑO PLACENTERO Y MÁGICO, HACE MUCHO TIEMPO SENTÍA QUE NO DESCANSABA A TAL MANERA, al estirar sus brazos producto de estar soñolienta siente una cabellera que la sobresaltó, giró y recordó lo que había pasado anoche, se incorporó tapando su cuerpo con lo que quedaba de la sabana. La mañana se sentía fresca y fría, aún seguía lloviendo.

Joder. Pensó. No creía que estaba ahí, lo que había hecho con Milo, el actor estaba durmiendo tranquilamente, paso su mano por su cabello dimensionando la gravedad de la situación. Durmió con el amigo de su novio y eso no estuvo bien. Sabia que no debía estar ahí, no estaba bien, fue igual a aquella noche, la diferencia es que esta vez sí durmió con él.

Ariadna tapa su rostro con sus manos en señal de preocupación ¿Qué le diría a Alex? Él le fue infiel y ahora ella también ¿Cómo ayudaría esto a su relación? En absolutamente nada.

Volteó a ver a Manheim que aun se encontraba durmiendo placenteramente, se veía tierno descansando, en eso, la actriz recordó todo lo que paso anoche, el placer que le hizo sentir, lo excitante que fue y lo dichoso que fue, sintió que liberó todo aquello que la atormento en los últimos días, que por primera vez gozo de un buen sexo.

A pesar de lo bueno que fue, sabia que estaba mal, decidió que lo mejor era irse, con suavidad y tacto se levantó de la cama para recoger algunas de sus prendas e ir a casa, su ropa interior aún seguía mojada por la lluvia, ella se quejó, no obstante, se callo al instante ya que no quería despertar a Milo.

—Buenos días—dijo Milo con voz ronca aún anonadado del sueño

Carajo. Pensó Ariadna

El actor se dio la vuelta y estiro su cuerpo relajado ¿Es normal que le resulte adorable en estos momentos? Lo alocado de su cabello y su sonrisa pícara risueña la sensibilizo.

Milo se percató de lo que hacia la actriz y preguntó—¿A dónde vas?

Dile la verdad

—A casa, no debo estar aquí

—Quédate... —expreso con soñoliento—ven a la cama

—No, no debo, es más, lo de anoche ni siquiera debió ocurrir... donde diablos esta mi sostén—mira debajo de la cama buscando su ropa interior superior

Milo no puede evitar no mirar al trasero de su coestrella—No hagas drama, Karagiannis, ven recuéstate y luego te llevo a casa aún sigue lloviendo—señala a la ventana

Ella se incorpora para mirar al californiano entre cejas y entrecerrada, su mirada juzgadora y obvia pues para ella no era lo mejor, aun así, el volvió acomodarse para dormir

—Vamos nena—le da unas palmas a la cama—quédate conmigo hoy, por lo menos hasta que no llueva más, no creo que pueda volar si el día sigue así

—¿A dónde ibas? —preguntó, pues eso despertó la curiosidad de la griega

—¿Por qué tanta curiosidad? —Milo le lanza una mirada picara—pensé que no te gustaba, o como dijiste esa vez, un interés en mi

—Obviamente no me gustas... joder donde está mi sos, agg—gruñe—ahí esta

—Eso no fue lo que dijiste anoche cuando estaba dentro.... —. La ateniense se incorpora para abrir sus ojos como platos haciendo entender a Milo que cerrará la boca. —Tranquila, Ariadna, ven—Milo se posa con las manos en su nuca—recuéstate, este clima solo me provoca volver a hacerte mía

Ariadna mientras ajustaba su sostén mordió su labio inferior recordando lo ocurrido anoche, recuerda el alto gemido cuando estaba cerca de su clímax y como su arqueó su cuerpo cuando llegó a este. Por mucho que quisiera, no podía, no debía

❝SOLO ADMÍTELO❞- 𝙢𝙞𝙡𝙤 𝙢𝙖𝙣𝙝𝙚𝙞𝙢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora