XVI

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12:30 de la medianoche en los Ángeles parece nunca ser aburrida, pues aún habían muchas personas afuera,  de una noche algo fría para esta ciudad, Arianda había llegado de un día agotador en el trabajo, fue de las últimas en salir del estudio. Estaba abriendo la puerta de su apartamento que al parecer ya había sido abierto

Al entrar la brisa de la ciudad invadió su cuerpo relajandola, las luces encendidas controladas estaban algo bajas lo cual le daba un toque esplendido al apartamento. Sintió como unas pequeñas patitas se acercaban a ella, giro y Louie se paró en dos patas mientas movía su cola feliz de verla.

—Louie—Tomó de él felizmente y llevándolo a sus brazos—¿Qué haces aquí?

Mientras acariciaba se acercó a su balcón en el cual por lo general no dejaba abierto. Ahi estaba, Milo con una camiseta blanca y unos pantalones grises con su laptop por lo que parecía leyendo un correo junto una botella de vino y dos copas

—No te escuche entrar, estaba concentrado leyendo.

—En serio pudiste encontrar la llave de respaldo

—No fue difícil—Ríe—Compre algo de vino

Arianda tomó asiento en frente de Milo dejando a Louie en el suelo

—¿Por qué? Una velada a la luz de la luna?

—¿Por qué no? Es intrépido como haces mis noches más interesantes

—Se supone que vamos hablar

—Podemos hablar mientras te hago mía,  eres buena diciendo mi nombre—Le lanza un guiño

Ariadna rie avergonzada, sus mejillas se ruborizaron ante lo dicho, quedó tentada pero sabía que no debía en estos momentos

—Milo en serio, te dije que podrías venir porqué si insistias en quedarnos en el estacionamiento hablando sospecharian algo

—Aquí estoy

—Milo solo te dije que vinieras aqui porque tu querías hablar bien sobre tus actitudes, estoy muy cansada, no tengo tiempo para vino, es tarde, tendrás que irte en Uber después

—No te preocupes, dormire aquí, por algo traje a Louie

—¿Qué tu que?—Exclamó sorprendida—¿Ahora tienes dominio sobre mi casa?—Dice irónicamente desconcertada

—Mmm no..—Respondió mientras se levantaba de la silla acercándose a la ateniense, puso sus manos en la mesa y se inquirió para quedar frente a frente con ella, Ariadna levantó su mentón—Pero tengo control sobre tu cuerpo...Tu piel erizada en el restaurante me lo sigue confirmando

—Me tomaste por sorpresa, es todo

—Pero ahora no y aun si te estas poniendo roja—Sonríe Milo con algo de Malicia

—No creas que caeré—Le da un leve empujón para que vuelva a su asiento—No me acuesto con idiotas—Abre la botella de vino para servirse una copa

—Lamento haber sido un idiota celoso—Se encoge de hombros

Ariadna se sorprendió por sus palabras ¿Celos? Pará ella no tenía sentido

—Ya hemos hablado de tus celos con Alex

—Bueno están todo el tiempo encima

—Es mi pareja, Milo—Toma un sorbo—¿Qué esperas? Al menos no has visto otra cosa como yo

—A ver—Ríe—Sí es por lo del Yate la otra vez, te dije que no estaba cogiendo con Isabelle

—Ajá

❝SOLO ADMÍTELO❞- 𝙢𝙞𝙡𝙤 𝙢𝙖𝙣𝙝𝙚𝙞𝙢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora