3.

69 8 8
                                    

—¿Qué haces aquí?— Gavin preguntó entre dientes. Había llegado al departamento de policía donde trabajaba y vio al androide del día anterior cerca de su escritorio.

Yo... trabajo aquí— Nines respondió sinceramente.

—¿Crees que acosándome vas a lograr que me gustes, eh?— Gavin sacó su arma y le apuntó al androide —Hijo de puta, no quiero verte cerca de mí. Ya he pasado por esto, no lo haré dos veces— quitó el seguro del arma y apoyó su dedo índice en el gatillo como advertencia. 

No hago esto para acosarte, te lo prometo. Tú dijiste que te gustaría tener un compañero de trabajo competente. Yo elegí ser creado con este modelo de cuerpo RK900 para ser detective y tu compañero de trabajo, además de tu alma gemela. De esa manera los dos pasaríamos más tiempo y yo podría conocerte más...

—¿Alma gemela?— Gavin se burló —Yo no soy tu alma gemela, maldito idiota— Gavin golpeó la cabeza del androide con el mango del arma, este parpadeó despacio — Eres un androide, no puedes amar. Fue divertido hablar contigo, pero no puedes venir a buscarme a mi casa y mi trabajo diciendo que eres mi alma gemela por haber hablado por unos meses, ¡Eso da miedo como la mierda!

¿Te doy miedo?— preguntó él, preocupado, mientras le tocaba suavemente la mano, como si no le importara que él pudiera dispararle si quisiera.

—No, por Dios —respondió Gavin, rodando los ojos y bajando el arma—. No eres tú, es solo que... no me gusta que digas que me amas.

¿Tienes miedo de que te ame?— preguntó Nines, ladeando la cabeza.

Gavin negó con la cabeza: —¡No! Apenas nos conocemos, ¿cómo podrías saberlo? Además, no es como si tú realmente pudieras amar.

No necesito "saberlo", yo lo siento, siento que te quiero —dijo, con una sonrisa sincera.

—"Sientes que me amas"— aclaró Gavin —, pero no lo haces realmente. No puedes hacerlo, te programaron para ello.

Quizás tengas razón, me programaron, pero yo... — él presionó sus labios y se tomó unos segundos para continuar —. Siento. Y ahora mismo siento que te amo.

Gavin sintió como si le cayera un balde de agua fría. No solo porque él había utilizado aquella palabra que le daba arcadas y ganas de morir, sino porque se dio cuenta de que tal vez estaba siendo sincero. O tal vez era muy bueno fingiendo. Lo supo por su rostro: había rechazado a una que otra persona en su vida, pero nunca había visto a nadie tan destrozado como él. Parecía sufrir de verdad, como si le hubieran arrebatado de golpe la razón de vivir. Hasta se preguntó si los androides podían suicidarse.

—No, no lo haces— insistió. 

¿Cómo sabes eso?— Nines cruzó sus brazos —¿Por qué estás tan seguro?

—Porque lo sé, Nines. Yo estoy bien con cualquier persona, no quiero querer a una sola persona. Menos a un androide. Sé que estas historias nunca terminan bien... ahora vete de mi vista antes que te odie o llamé a Cyberlife para avisarles que eres defectuoso.

Nines frunció su ceño, tenía una expresión nueva: de impotencia e injusticia. Apretó su mandíbula, molestó: —¿Qué tiene de defectuoso amarte? 

Gavin golpeó su rostro con su mano y masajeó su frente. Era como un niño: creía que solo por querer algo lo podía tener. Gavin había pasado por esa etapa, de querer el amor de sus padres y solo recibir portazos. Pero, ¡Siguió con su vida!, no murió por rasparse las rodillas y tener alguien que le cante el "sana, sana".  Es más, prefería que sus padres hayan sido sinceros a que le mintieran. Eso lo ayudo a ser independiente emocional y económicamente. 

Para aprender a quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora