Capítulo 12: Yatra

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Yatra era conocido como el lugar de máximo culto a los tres dioses:

Xpertaris: Dios de la luz.

Aradi: Dios de la magia.

Samsara: Diosa de la vitalidad.

Desde el gobierno de Zacian, Yatra había pasado a ser un lugar prohibido, toda la entrada estaba repleta de guardias de la Legión Oscura, pese a que no estaba prohibido profesar la religión estaba prohibida la visita a la tierra santa.

Aleck, Riande y Shana se encontraban ocultos entre la hierba esperando una oportunidad para traspasar a la guardia, pero hasta ese momento parecía una misión imposible.

—¿Cómo entraremos? —preguntó Aleck—. Hay guardias por todo el perímetro.

La ciudad había sido amurallada por órdenes de Zacian, aún si trataran de entrar por otro punto había un hechizo que alertaba a los guardias si alguien trataba de escalar el muro.

—Tenemos dos opciones, intentar volar para pasar el muro o por esa puerta —concluyó Riande.

—¿Conoces algún hechizo que nos haga volar? —preguntó Shana emocionada con la idea.

—No realmente, pero recuerdo que Luka podía hacerlo.

—Pero no soy Luka... —dijo Aleck.

Aleck comenzaba a sentirse fastidiado de vivir a la sombra del Rey Luka, no había comparación entre un gran Rey que había unificado a las razas y era considerado un héroe nacional a un simple campesino de Hectia.

—Creo que tengo una idea. —dijo Shana sacando de entre sus cosas unas pequeñas piedras color turquesa.— Me las regaló uno de los enanos en Minesta después de ayudarle a instalar su puesto en el mercado, son piedras holográficas, podemos hacer que proyecten nuestra imagen forzando a los guardias a dejar la entrada desprotegida.

Al ser el único plan decidieron intentarlo; Shana utilizó una pizca de su magia para generar la captura en las piedras que dejó en el bosque e hizo la señal para continuar; Riande se escondió del lado derecho del sendero mientras Aleck y Shana estaban en el izquierdo.

Lo siguiente que debían de hacer era llamar la atención de los guardias y esa era la labor de Riande quien se sentía nervioso y a la vez determinado, no comprendía todavía a lo que la Legión se dedicaba, pero según lo que Aleck le había contado sería malo que lo atraparan. Respiró profundamente para calmar sus ansias y en cuanto los primeros guardias se aproximaron salió de su escondite.

—Hola caballeros, creo que me he perdido ¿Podrían indicarme el camino a Frankua? —preguntó casualmente.

—¿Es un elfo? —Comenzaron a cuestionarse entre los guardias.

—¡Atrápenlo! —ordenó uno de ellos.

—Podrían haber dicho que no —dijo Riande mientras huía de ellos adentrándose en el bosque.

Cuando había ganado cierta ventaja sobre los guardias, saltó a las ramas de un árbol y como si fuera un ninja saltó entre los árboles hasta alcanzar a Shana y Aleck.

El plan había funcionado, los guardias habían dejado la entrada y mientras se adentraban al bosque en busca de Riande, los tres entraron discretamente dada la posibilidad de que hubiera aún más guardias en el interior de Yatra.

Uno de los guardias finalmente pudo encontrar a Riande.

—¡Te tengo! —exclamó victorioso.

Sin embargo, al intentar tocarlo se dio cuenta de que se trataba de un holograma, enfurecido pateo las rocas holográficas y ordenó a todos los guardias regresar a su posición.

Eclerion: El Legado del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora