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Decidido y con la idea puesta en la mente, Jimin se encaminó hacia el guardia de la entrada del estadio

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Decidido y con la idea puesta en la mente, Jimin se encaminó hacia el guardia de la entrada del estadio.

Se acercó lentamente a él tratando de lucir lo más inocente posible.

-Hola...- lo saludó pestañeando lentamente.

-Buenas tardes.- le devolvió el saludo el guardia, que a la vez lo miraba de arriba abajo.

Jimin suspiró y se tocó el cuello nervioso.

-Sabe... En serio necesito ir al baño, ¿podría entrar por favor?

El hombre levantó una ceja y rió.

-No, no puede, vaya a la vuelta.- le dijo aún riendo.

Jimin rió a la par de él, notando como la mirada del guardia se notaba cada vez más notoria mirando hacía sus clavículas descubiertas.

Aprovechó la situación y se rascó lentamente esa parte de su pecho mientras se acercaba para susurrarle al hombre más alto.

-No me gustaría que nadie me viera... Tengo principios y considero una asquerosidad hacer eso en la calle, si usted lo hace no es mi problema, pero en este momento tengo el derecho de pasar a un baño decentemente, asi que... Por favor, señor.- susurró tratando de suavizar lo más que pudo su dulce voz.

El guardia se sonrojó y no pudo contener su conexión de miradas. Jimin pudo notar lo avergonzado que se sentía en ese momento y quiso reírse, sin embargo, no lo hizo.

-No... Si... O-Obviamente es una asquerosidad.- le pronunciaba. -Claro que lo puedo llevar al baño, pero va a tener que apurarse, hay un concierto acá más tarde y se va a llenar de gente.

Jimin asintió cual niño pequeño y siguió al guardia adentrándose al estadio.

Su piel se volvió gallina, sus manos temblaron y su subconsciente le habló retandolo pero lo ignoró.

En un par de segundos el guardia entró al baño con él.

-Aquí es.

Observó la gran estructura y miró al hombre.

-Salga...- le dijo ofendido.

El hombre suspirando y blanqueando los ojos salió del baño para respetar el espacio que el chico necesitaba.

Después de verificar que el guardia no lo viera, empezó a recorrer el baño tratando de ser silencioso.

Casi al final encontró unas ventanas donde cabía perfectamente. Cuando quiso abrirlas se dió cuenta que estaban trabadas con su respectivo seguro.

No era un problema en realidad. Rápidamente buscó en su bolso una pequeña trabita que siempre tenía para recoger su pelo cuando hacía mucho calor. Agradeció a cualquier entidad existente por ese producto e introdujo una parte dentro de la cerradura.

-¡¿Esta todo bien?!- le preguntó el guardia desde afuera asustandolo.

-Eh... ¡Si! ¡Un minuto!.

Hizo un pequeño movimiento y la ventana se abrió.

-Dios...- exclamó emocionado pero se tapó la boca a si mismo para no hacer tanto ruido y que el guardia lo escuchara.

Volvió a mirar atrás y cuando siguió sin ver al hombre que lo esperaba, saltó al otro lado de la ventana y la cerró tratando de ser lo más silencioso posible.

Se dio cuenta que estaba en un pasillo un poco raro y bastante iluminado, trató de respirar hondo y empezó a correr lejos de las ventanas y dejando al guardia a su suerte.

fan ; ym au !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora