Masoquista

Atado

Las muñecas le duelen.

El exquisito dolor de su cuerpo se mezcla con la estimulación en su parte baja.

Que le está haciendo?

No puede ver, su visión es obstruida por una corbata que sacaron del cajón.

Una vez más le arde el muslo.

Fue otro golpe.

Apenas empezaron pero la mezcla de no poder ver y la anticipación de lo que Izuku le hará próximamente lo vuelve loco. Está algo fuera de sí, la exitación calienta su cuerpo entero, su lado izquierdo estando casi tan caliente como una plancha. Aunque eso no le molesta al héroe número uno que tanto placer le está brindando.

Izuku está acostumbrado al calor que le brinda su marido cada vez que lo toma. Caliente, casi como una cazuela llena de agua hirviendo. La verdad, ya apenas lo siente, su cuerpo se ha acostumbrado totalmente a las temperaturas extremas del bicolor. Y aunque no lo estuviese, eso no lo pararía.

Casi se le podría llamar masoquista al peliverde. Hasta le llega a exitar el calor, casi quemante, que le dá su media naranja. No le importaría hacerle el amor entre las llamas de su amado. Tampoco si le quema la piel con la mano, como algunas veces ha pasado.

Mientras Shoto está en las nubes el pasaría por las llamas del infierno.

Y eso está bien.

Así les gusta.

Así les exita.

-*- I-Izuku.. no seas así conmigo.

Lloriquéo el pasivo junto a sus jadeos.

Quisiera tomar las riendas de la situación y apurar a Izuku.

Que deje los dedos al lado y se la meta entera.

Pero no puede.

No atado de las muñecas y con las piernas monopolizadas por el otro.

Llevan como veinte minutos en esto.

Le gusta, pero le desespera.

Quiere sentir la verga que tanto le encanta. La que conoze desde los diecisiete y de la cual tiene la forma entera memorizada. Jamás se cansaría de ello y ahora es lo que más desea.

-*- No te desesperes Sho, si querías que esto fuese más rápido debiste prepararte de antemano.

-*- Mierda. S-solo métela. No importa-ah~

-*- Bien. Si más tarde te duele el culo no me culpes.

Respondió el pecoso.

-*- Sabes que jamás me quejaría de aquello.

Sintió los dedos abandonar su entrada, dejándola vacía, para así ir por sus piernas y aguantarlas, moviendolas hasta que sus rodillas tocasen la cama alrededor de su cara dejándolo así casi como un ovillo y con el palpitante agujero mirando hacia arriba.

-*- Voy a comenzar.

Advirtió Izuku antes de entrar de una estocada, sacando un gemido alto y algo agudo del heterocromatico.

Los bruscos movimientos hacían la cama golpear una y otra vez la pared mientras se oía a la madera sonar.

Ya tuvieron que comprar bastidores nuevos anteriormente. Esperan que este sea más estable.

Es fuerte, rápido y duro.

Como a Shoto más le gusta.

Izuku es una máquina sexual.