¿ESTÁ ROTO EL JUEGO?

CAPITULO 3

Resulta que en estos ocho años, Shu Guifei cayó en desgracia debido a su vejez, y no ha dado a luz a la semilla del dragón, el hijo imperial nacido de su propia doncella de palacio es más que un poco odioso para ella. Culpó de todo al Sexto Príncipe e hizo que sus doncellas de palacio y eunucos difundieran rumores de que era una calamidad que había matado a su propia madre al nacer.

Finalmente, cuando el Sexto Príncipe tenía nueve años, se mudó del palacio de Shu Guifei a un palacio remoto y ruinoso, donde se encontraban su doncella de palacio Shun Hua y el eunuco Xiao Lu Zi, ambos del palacio de Shu Guifei.

Esta es la información que el sistema explicó a Liang Yan.

"Sexta Alteza, levante las manos ah, de lo contrario este esclavo no podrá bañarle", dijo Xiao Lu Zi con una sonrisa mientras sostenía una palangana con agua fría.

El Sexto Príncipe estaba acostumbrado a ser intimidado desde que era joven, así que obedientemente levantó sus manos y sostuvo su cabecita que estaba un poco adolorida por el agua fría, y luego una palangana de agua fría fue vertida sobre su cintura y abdomen.

"¡Ya he tenido bastante!", murmuró Shun Hua impaciente, sentándose en el borde del cubo.

"¡Cómo te atreves!" El repentino grito de rabia asustó a los tres, y Shun Hua se sentó sobre sus nalgas, derramando el agua del cubo sobre su larga falda.
Tres miradas se centraron en Liang Yan, que no estaba muy lejos.

Llevaba una corona de jade y una túnica añil con el cuello y los puños bordados con nubes auspiciosas y un colgante de jade alrededor de la cintura, que por su color sabía que era de gran valor.

Cuando Shun Hua y Xiao Lu Zi vieron el aspecto apuesto de Liang Yan y la arrogancia de su entrecejo, y la forma en que iba vestido como un dignatario, pensaron que eran malas noticias y se arrodillaron apresuradamente para presentar sus respetos.

No esperaban que vinieran forasteros a este rincón, pero resultó que nadie les había informado de antemano de que el Sexto Príncipe tenía un acompañante.

"¿Cómo se atreven a decir obscenidades a Su Alteza, son dos lacayos impacientes con la vida?". Si Liang Yan quería ganar un punto de apoyo aquí, tenía que establecer su autoridad primero, estos dos eran diferentes de los eunucos jefes, no había necesidad de tenerles miedo. "¡Cómo te atreves a tirarle agua a Su Alteza, ¿cómo te atreves?!"

"No, no es... que Su Alteza tiene demasiado calor, así que le pidió a su sirviente que salpicara agua para aliviar el calor, ¿verdad Alteza?". Xiao Lu Zi estaba ocupado explicando.

El Sexto Príncipe miró a Liang Yan y luego a Xiao Lu Zi que estaba secretamente tirando de su manga, y asintió con la cabeza.

"Los lacayos se estaban metiendo con Su Sexta Alteza, Su Alteza ni siquiera dijo nada, me pregunto quien es es este joven maestro". Preguntó Shun Hua.

"Hmph, soy Liang Yan, el único hijo del Ministro de Ritos, y a partir de hoy seré el compañero de Su Sexta Alteza", dijo Liang Yan hinchando su pequeño pecho.

"Así que es Sr. Liang" Shun Hua saludó a Liang Yan, "La sirvienta no recibió la noticia de que usted venía a ser el acompañante de Su Alteza, por lo que se despreocupó por un momento, así que por favor perdóneme, Sr."

"Entonces, ¿por qué te quedas quieta? ¿Por qué no vas a buscar ropa limpia para Su Alteza? Si Su Alteza se resfría, ¡ustedes dos pequeñas vidas se habrán ido!"

"Sí, sí, iremos a buscarlas ahora mismo." Xiao Lu Zi del otro lado intervino.

Xiao Lu Zi trajo un conjunto de ropa limpia y se lo entregó a Liang Yan, quien tiró del Sexto Príncipe hacia la casa sin decir una palabra.