Madrid - Año 2036.
>>En lo más profundo de mis pensamientos,
he llevado tu presencia durante tanto tiempo,
esperando, anhelando que aún estés viva,
sin saber si alguien más respira, si yo mismo sigo con vida.Cada día que se desvanece en el horizonte,
siento cómo mi ser se desvanece, se desmonta,
me adentro en la locura más profunda,
mientras mi ser evoluciona, se hunde.Y estas marcas, estos tatuajes malditos,
grabados en mi piel por culpa de aquel meteorito,
testigos mudos del cambio en nuestra existencia,
el sufrimiento y la muerte, la pérdida de toda coexistencia.Mis amigos se desvanecieron, desaparecieron,
y el destino que me aguarda se vuelve cada vez más claro,
debo caer junto a la humanidad, cumplir mi papel,
una trato divino me condena, mi vida es un riel.Siento que el aire pesa sobre mis hombros,
las "cosas" evolucionan rápidas, sin control,
mi segunda marca no muestra mejoría alguna,
es hora de partir, de asumir mi última fortuna.Mi querida hermana, si alguna vez esta carta encuentras,
transmítele al mundo que luché, que hice cuanto pude,
pero mi destino es morir por la humanidad, por ti,
aunque este pensamiento sea una absurda inquietud.Después de todo, soy el único que queda en pie,
Takahashi Kazuto, se despide con un adiós sincero,
nos veremos en la otra orilla, en el más allá,
donde el destino finalmente nos vuelva a reunir, ¡hasta allá!<<Un joven de cabello negro azabache y profundos ojos negros contemplaba su inexorable destino: una ciudad sumida en la más absoluta destitución moral. Apenas habían transcurrido diez años desde la catástrofe que había llevado a la humanidad al borde de la destrucción total... "Tch, supongo que esta será mi última batalla..." Arrojó su cigarrillo al suelo y lo aplastó con determinación, empuñando sus armas y lanzándose a la lucha. "¡AL DIABLO!" Corrió hacia la ciudad, y una horda de zombies se abalanzó sobre él, sedientos de carne humana. Con tenacidad, resistió los intentos de los no muertos por desgarrar su piel, resultando inmune a sus toques mortales. "Doragon sutairu: Desukurō! (Estilo de dragón: Garra mortal)" Mediante el veloz movimiento de sus navajas, generó un torbellino que atrajo rápidamente a la oleada de zombies, dejándolos a merced de su feroz ataque.
Sin embargo, de pronto, el protagonista detuvo su avance y su rostro se ensombreció. "Oh... Carajo..." Su mirada se llenó de temor al divisar una horda de zombis aún más reducida, pero con una diferencia que notó de inmediato.
"Deshuezadores... Caracterizados por su imponente estatura y su poder destructivo, fueron responsables de la muerte de dos millones de personas cuando aparecieron por primera vez..." Alzó la mirada hacia el firmamento y suspiró, consciente de la letal amenaza que se cernía sobre él.
El joven, apenas un adulto, tomó la decisión de bajar sus armas y las arrojó al suelo con desesperación, mientras su respiración se aceleraba de miedo. "Se acabó..." Todos aquellos seres se abalanzaron sobre él, envolviéndolo en una oscuridad ominosa durante varios segundos... Al fin y al cabo, no le quedaba otra opción. Era el fin de su camino. .
Solo anhelaba con todas mis fuerzas poder volver a ver a mi querida hermana y a mi mejor amigo, dos personas que dejaron una huella imborrable en mi corazón. En medio de la incertidumbre y la añoranza, un sonido resonó en mis oídos: "¡Jo... Shi!" Durante unos breves instantes, el silencio se hizo eco hasta que nuevamente se escuchó una voz que me llamaba: "¡Joven Takahashi!" En un abrir y cerrar de ojos, me desperté de golpe, observando ansioso mi entorno.
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Voy a arreglar mi destino
RandomIntentando cambiar su destino, tras una vida de mierda... Tuvo una nueva oportunidad.