capitulo 3

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-Lo siento hemos detectado que se trata de cáncer de oído-

Escuchar la palabra cáncer ya da miedo, a medida que fui avanzando en mi carrera como medico, nunca me imaginé que yo sería uno de los más de mil pacientes que lo padecen.

-Es grave doctor- pregunto el maestro por mi.

- Lo es, cómo me imagino que debe de saber, este tipo de cáncer es uno no muy conocido y que las estadísticas indican que solo le da a 2 o 3 de un millón de pacientes, también, cómo todo tipo de cáncer, este puede ser maligno o benigno, en el caso del joven Tinn lamento decir que es del tipo maligno, de la mano con esto, Tinn desarrollo una condición que causa que sus síntomas se agraven rápido, ahorita puedo decirle que el se encuentra en la etapa dos del cáncer pero pronto podría caer en etapa tres, esto en cuestión de días, lamentablemente una cirugía no es lo más recomendable para el y si así lo fuera, aquí en nuestro país no tenemos los instrumentos necesarios para realizar tal operación, si lo hacemos con lo que tenemos cometeriamos un acto de negligencia sabiendo que es muy poco probable que resulte exitosa, lo único que le queda es someterse a un tratamiento pero lamentablemente este no evita que el joven Tinn pierda por completo la audición, según los resultados de sus estudios, acertadamente puedo decir que su volumen auditivo en este momento está como en un 45 %, en cuestión de días es probable que pierda la audición de forma permanente.

Yo quedé sorprendido ante la respuesta del doctor, nunca me imaginé que esto pasaría, inevitablemente las lágrimas se deslizaban por mis mejillas rápidamente.

-Si decido no tomar el tratamiento, aparte de perder la audición, ¿Qué pasará conmigo?- pregunte con miedo .

—Lamento decirle que es probable que el cáncer haga metástasis y se expanda a otra parte del cuerpo, lo más cercano es el cerebro, pero tampoco puedo mentirle, es muy poco probable que el tratamiento funcione y aparte no lo realizamos en este hospital, por ahora lo único que puedo hacer por usted es darle un audífono auditivo, este le funcionará por un tiempo para que logré escuchar un poco mejor si no quiere crear sospechas y más aparte es totalmente su decisión si decide mantener toda esta situación de forma confidencial, la ventaja del audífono es que no se ve ni se nota que lo trae puesto.














Acepte el audífono y unas pastillas que me dio en un botesito de dulces de ajo, esto para que nadie sospechara, más aparte a casi nadie le gustan estos dulces y menos a las personas que me rodean.

Salimos del hospital y mi maestro optó por llevarme a casa.

El trayecto estaba siendo tranquilo.

–¿Estas bien?, ¿Planeas decírselo a tus padres o amigos?

- No se cómo deba sentirme, pero espero entienda que no quiero que nadie más sepa de mi situación, no quiero que sientan pena o lástima por mi, realmente quiero que todo siga como antes, no quiero que me traten como el enfermo que ahora soy, mi familia está pasando por un gran momento de su vida al igual que mi querido Gun, no quiero causarles malas sensaciones en su vida, quiero que sigan felices.

–Entiendo que no quieras decirles, pero...
¡No crees que les dolerá más si se enteran de otra forma!.

- Se que les dolerá pero eventualmente llegarán a superarlo, se cuan pesado es tomar un tratamiento, he tomado una decisión...

–¿Cuál?

- No les diré nada, quiero pasar el tiempo que me reste de vida haciendolos felices, se que será difícil pero puedo con ello, si el día de mañana me llegó a ir, entonces lo haré con la frente en alto sabiendo que hice todo lo que estuvo en mis manos para hacer felices a mis amigos y familiares.

El maestro ya no dijo nada.















Una media hora después al fin llegué a casa.

Seque las lágrimas que de mis ojos salían, antes de entrar a la casa le di un gran abrazo al maestro y luego procedí a entrá a casa.

Gun fue el primero en recibirme con un abrazo el cual yo correspondi.

-Ya te extrañaba, desapareciste casi todo el día y ni siquiera mencionaste a dónde irías, prometiste que iríamos a cenar, ¿Podemos hacerlo ahora?- hablo Gun con voz tierna.

No pude resistirme a su mirada y termine aceptando.

- Si iremos pero primero déjame cambiarme.

El asintio emocionado y fue corriendo a darse una ducha con una gran sonrisa en su rostro.

Yo solo pude hacer lo mismo que el y sonreír ante lo lindo que se veía.

Unos 15 minutos el ya estaba listo al igual que yo.

Nos despedimos de nuestros padres y procedimos a irnos.

Quise llevarlo a un lugar que siempre deseé que visitará, era un pequeño restaurante que tenía la forma de una casa de cristal y todo estaba adornado con flores artificiales al igual que luces.

- Wow Tinn, es bastante lindo aquí, cómo descubriste este lugar.

No le respondí así que solo le sonreí.

La cena fue linda, pedimos cada uno una rebanada de pastel y una bebida, yo un café frío y el un frappé.

Él no dejaba de sonreír y a mi eso me hacía bastante feliz.

Ver qué sonreía y que se sentía cómodo con lo que le daba me hacía querer hacer eso por muchos años hasta que llegaramos a viejitos aunque pensándolo bien, ya no estaba muy seguro de poder llegar a viejito,  a él si me lo imaginaba, pero yo... Yo me veía estancado y me sentía mal sabiendo que así como yo he sido el motivo de que Gun sonría siempre, también seré el motivo de que un día llore y borre esa sonrisa tan linda que ahora tiene, sin darme cuenta unas lágrimas ya estaban saliendo de mis ojos.

-¿Qué pasa Tinn?, ¿Te encuentras bien?.

- Estoy bien Gun, solo me emocione al verte feliz, ver qué tus lindos ojos brillan como dos luceros me pone sentimental.

- Tu eres mi felicidad Tinn, eres el motivo por el cual quiero salir adelante, eres quién se que estará ahí aplaudiendo mis logros, eres la luz de mis ojos, eres mi todo, mi vida entera.

- ¿Qué pasa si un día me voy? - pregunté inseguro.

El disminuyó un poco su sonrisa pero no la elimino de su rostro.

- Si un día despierto y no estás a mi lado, te buscaré en cualquier lugar, viajaré al rededor del mundo hasta encontrarte y si el cielo es el que nos separa, entonces pediré un boleto especial para poder visitarte ahí, no me importa que la distancia, la vida o la muerte nos separe, incluso si me haces odiarte, siempre serás a quien recuerde como el gran amor de mi vida, serás a quien siempre lleve en mi corazón, si es la muerte la que nos separa, te llorare por días, años, meses, décadas y si es posible siglos, pero seguiré adelanté, lo haré por ti, porque se que es lo que quisieras que haga y si me llegan a preguntar qué es el amor, diré tu nombre, porque para mí, tu eres la única definición de amor, si un día despierto y ya no estamos juntos solo podré tener de ti los recuerdos más lindos que pase contigo, serás eso que me dara fuerza para querer levantarme y superarme, cumpliré mis propios sueños y realizaré también los tuyos, así que esa es mi respuesta si un día te vas.

Con lágrimas en mis ojos me acerque a él y lo abracé colo si se tratara de la última vez.

Comencé a llenar su rostro de besos.

-Te amo, te amo, te amo Gun, te amo un millón y más.

El también comenzó a llorar.

Luego de un rato decidimos volver a casa tomados de la mano.

Él nunca quitó su sonrisa y deseaba de todo corazón que no lo hiciera nunca.




Pero...

¿Qué pasará cuando...







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