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Habían pasado unos días desde la primera exploración que realizó la pareja de Kai y Ellie. Habían sido felicitadas tanto por Tommy como por Joel, ambos orgullosos de que hubieran llegado en una pieza.

Se podía decir que se habían vuelto más cercanas a comparación de hacía unos días atrás. Se saludaban en las mañanas y Kai, que había comenzado a trabajar en el comedor, siempre bromeaba con ella, le servía un poco más de comida que a los demás.

El cultivo de esa pequeña, pero bastante significante relación amistosa, enorgullecía a Kaila. Desde hacía tiempo no lograba establecer ese tipo de contacto con alguien y vaya que se sentía bien.

Esa mañana el día era frío, aunque el sol estuviera en su punto más cálido. Kai había tenido que abrigarse más de lo usual, quitándole un par de guantes y un gorro de lana a Joel. Estaría ayudando en el establo y seguramente pasaría mucho tiempo con los caballo afuera.

Antes de embarcarse en su tarea, se detuvo frente a una de las casas de la comuna. Traía una pequeña bandeja con un puñado de comida, preparado con especial dedicación para una especial degustadora. Su mano derecha se levantó dubitativa y golpeó tres veces la puerta. Pensó en huir al ver que inmediatamente no recibía una respuesta, pero tras lo que a la pelinegra le pareció una eternidad, la puerta se abrió.

Una soñolienta Ellie le abrió a Kai, vistiendo una musculosa blanca y unos shorts. La pelinegra solo pudo pensar en cómo no se estaba muriendo de frío.

- ¿Kai? ¿Qué sucede? - la voz de la castaña era ronca y rasposa, haciendo más notorio que hacía un par de segundos se había levantado.

- Lamento haberte levantado. Me enviaron a traerte esto. - dijo mientras le extendía la bandeja a Ellie - Se que harás patrulla esta noche y es bueno que estés bien preparada.

La pelinegra mintió. Disfrazó el hecho de que ella, por su cuenta y no por encomienda de nadie, se había tomado el tiempo de prepararle un poco de comida a su "amiga" y llevársela hasta la puerta de su hogar.

La joven de somnolientos ojos verdes tomó la bandeja, rozando levemente sus manos con las de Kai en el proceso. Una pequeña sonrisa se pintó en sus labios, aunque quisiera aparentar que estaba con su usual rostro serio. Levantó la mirada luego de examinar la comida, mirando con dulzura a la pelinegra y esbozando por solo una segundos una sonrisa agradecida.

- Gracias, Kai. Lo aprecio mucho.

La oji-gris sonrió levemente, con sus mejillas un poco rosadas; no sabía si esto último era por el frío o por la mirada de Ellie que lograba traer un poco de calidez a ella.

Lentamente se fue caminando a paso suave hasta el establo. Trazaba sobre sus palmas con su pulgar pequeños círculos intentando concentrarse. Porque si había algo que no estaba pudiendo hacer era centrar sus mente en algo que no fuera la voz ronca de Williams, su apariencia desordenada pero tierna y la pequeña sonrisa que le había regalado. Le era tan difícil no pensar en eso.

Pronto llegó al establo, sacudiendo su cabeza en señal de que sacaría esos pensamientos de su mente.















































































































































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Bueno, mucho tiempo sin aparecer por acá. No tenía ideas y esto lo hice en dos segundos para ver si lograba avanzar un poco. Es relleno, horrible pero al final relleno. No me convenció para nada pero equis.

Mi justificación a que no he actualizado son simples: evaluaciones, trabajo, problemas. Estoy por entrar en vacaciones así que lo más seguro es que me ponga la diez y escriba un montón de capítulos para tener y publique con más constancia.

Eso sería todo y perdón si es una cagada, toy cansaito.

BAD IDEA    |     ELLIE WILLIAMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora