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El murmullo en el comedor de Jackson era tan cargado como siempre. Familias almorzando, gente llegando de las patrullas, algunos chicos jugando mientras esperaban su comida. Era un ambiente al que Kai se había acostumbrado y comenzaba a agradarle.

Como siempre, desde que estaba allí, se encontraba en la cocina. Había descubierto que tenía cierto dote para lo culinario. Aunque era poco lo que tenían a disposición para cocinar, se las habían rebuscado para preparar comidas fáciles y ricas.

Las pocas personas que trabajaban en la cocina habían decidido preparar sopa para el frió almuerzo de ese jueves. El clima era insoportable, y una sopa caliente sería reconfortante para aquellos que tenían que seguir haciendo sus labores a pesar del clima. Por eso Kaila se encontraba revolviendo una gran olla con distintas verduras y carne que emanaba un olor riquísimo recordándole, de alguna forma, a su hogar.

- ¡Kai! - uno de sus compañeros gritó su nombre, haciéndola voltear. - Alguien te está buscando.

La pelinegra asintió y se acercó a paso ligero. Pensó que era Joel, a quien le había pedido que le prestase un suéter porque incluso con el calor de la cocina, estaba congelada. Corrió hacia el mostrador y su paso se detuvo con sorpresa.

- Buenos días, Kai.

La nombrada sonrió haciéndole una seña a sus compañeros de que volvería en unos segundos. Retomó su paso y apoyó sus codos en la barra donde entregaban la comida.

- Buenos días, Ellie. - la oji-gris ya se había acostumbrado a ver a su nueva amiga en el comedor. - ¿No tenías que patrullar?

Esa había sido la sorpresa de la mayor. Había dado un pequeño paseo con Ellie a la noche y cuando Kaila le ofreció guardarle algo de comida para el almuerzo, la castaña se negó con la justificación de que debía patrullar al mediodía.

- Aún no salimos. Mi... compañera sigue vistiéndose. - Kai asintió mientras Ellie se encogía de hombros restándole importancia.

- Entonces aprovecha y come algo antes de irte. Puedo servirle algo a tu compañera si lo deseas.

Amabilidad. Ella jamás había sido así. Ni con Joel y Tess en el pasado, tampoco recordaba si lo había sido con su familia de pequeña. Por más de que su madre era una persona generosa y servicial, siempre le había enseñado que la amabilidad rara vez servía en el mundo en el que estaban. Toda su vida había estado a la defensiva, no se molestaba si era grosera o cortante con alguien.

- No es necesario, ahí viene.

La voz de la castaña la volvió en si, haciendo que su mirada pasara de Ellie a una bella joven que entraba a paso acelerado, dirigiéndose a donde ellas dos estaban.

- Será mejor que nos apuremos antes de que se haga más tarde. Nos vemos, Kai.

Ellie caminó apresurada con una sonrisa hacía la mujer que parecía ser su compañera de patrulla. Por alguna razón, no le agrado mucho la idea de que la patrulla la hiciera con esa chica. Porque la forma en la que Ellie corrió hacia ella, el brillo en sus ojos cuando se despidió y la emoción con la que se acercó a ella, le hizo recordar a sus padres.

No era que no quisiera que Ellie tuviera ese brillo, si no que había algo en su pecho que la hacía sentirse mal con respecto a eso.

La pelinegra suspiró, acomodando su delantal para dirigirse a la cocina y continuar con sus labores. Aún era temprano y la gente seguía llegando al comedor en busca de comida.

(...)

La noche había caído y el frío era aún más notable. Ellie había regresado de la patrulla hacia rato y como probablemente estaba cansada, Kaila no se molestó en ir a verla. Intentó convencerse de que era por eso y no porque aún se sentía extrañaba haber visto a la castaña tan alegre con su compañera de patrulla.

Y por más de que el clima no le gustase para nada, la pelinegra se encontraba sentada en el pórtico de la casa de Joel. El hombre ya había caído dormido hacía rato, después de haber cenado y charlado un rato con Kai.

Estaba sentada con todos los abrigos que tenía a su disposición. Parecía una pequeña bolita de ropa, buscando calor en su propio cuerpo. Aún así, no cambiaba por nada la visita que tenía esa noche. Podía estar muriendo de frío, pero la luna brillando en su máximo esplendor y las estrellas adornando el firmamento la hacían olvidarse de eso.

Muy pocas veces había sido capaz de admirar la vista nocturna. Usualmente se encontraba escapando de los peligros y si no estaba corriendo de algo - o de alguien -, estaba muy alerta como para divagar. Dormía entre poco y nada, apenas comía y tenía muchas preocupaciones que le impedían relajarse.

Pero eso era antes. Últimamente se estaba pudiendo dar el gusto de dormir correctamente, comer comida un poco más producida y cosas como esta: salir a ver las estrellas. 

Miró cada uno de los puntitos brillantes que decoraban la vista nocturna. Recordó algo que su madre le había mencionado hacía muchos años... 

- Cuando yo era niña, solía escaparme de mi cuarto y trepaba hasta el techo de mi casa para ver las estrellas con mis hermanas. - Kai oyó la dulce risa de su madre mientras le trenzaba el cabello cuidadosamente. - Antes habían muchas luces incluso de día, y durante la noche apenas se veían. 

Una pequeña Kaila asintió mientras miraba embobada a las estrellas. Le parecían hermosas a pesar de ser solo puntitos luminosos en el negro cielo nocturno. Pensó que tal vez, cuando algún día muriese, le gustaría nacer como una estrella. 

La azabache rió suavemente frotando sus ojos cansado. Ya era hora de que durmiese. 













He vuelto muejejeje. Olvidé de que esto existía y cuando abrí mi perfil el otro día vi esto y me acordé. Esto ya lo tenía escrito hacía bastante tiempo y realmente no lo arreglé mucho. Espero que les haya gustado, aunque es corto y realmente, al menos ahora, no tengo ganas de escribir. 

Espero actualizar pronto, aunque tengo ganas de escribir alguna otra cosa kjj ♥ 

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⏰ Última actualización: Mar 02 ⏰

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BAD IDEA    |     ELLIE WILLIAMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora