Prologo

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- Felicidades cariño ya son doce años! - dice la madre de una niña pelirroja que está sentada frente una gran mesa llena de aperitivos y de una gran tarta de chocolate - Ya mismo viene Aiden a celebrarlo, sabes que también es el suyo - la niña asiente efusivamente, es una casualidad que el cumpleaños de él sea en la misma fecha que la de ella. Aiden ha sido una gran amigo desde hace dos años para aquella niña risueña.

- Izaro, llama a Nora a ver si ya se ha despertado - le dice su madre a la niña pelirroja, que vuelve a asentir con una sonrisa, hoy es un día muy importante para ella ya que son sus doce años y esa edad no se cumple cualquier día.

La niña corre hacia la habitación de su hermana que está cerrada, llama a la puerta y nadie responde, después de un rato la puerta se abre y aparece su hermana mayor recién levantada, mira hacia quien ha interrumpido su sueño y en su cara se dibuja una gran sonrisa. Se agacha y abraza a la pequeña fuertemente.

- Felicidades pequeña - dice Nora mientras le da un beso en la mejilla a Izaro.

- Ya soy mayor, tengo doce años - dice Izaro poniendo morritos.

- Claro que ya eres mayor - ríe su hermana.

- Mamá dice que bajes que ya mismo viene Aiden - Nora asiente ante lo que ha dicho su hermana pequeña y vuelve a entrar a su habitación para cambiarse y ponerse el disfraz asignado para ella.

Toda la familia de Izaro está nerviosa, y por el cumpleaños de la pequeña precisamente...

- Izaro - llama su padre a la pequeña - Ve a cambiarte y a ponerte la ropa que te hemos comprado para hoy - después de escuchar eso la pequeña sonríe y corre a su habitación, le alegra la idea de que su cumpleaños sea una fiesta de disfraces, le hace mucha ilusión la idea de ponerse la peluca rubia que había elegido ella misma en la tienda. La ropa viene a ser ropa normal, un vestido blanco con un cinturón plateado, para el calzado habían elegido unos zapatos blancos también.

Izaro tardó bastante en ponerse la peluca, era la primera vez que se ponia una y no sabia muy bien como poner todo su pelo dentro de la malla que tenía la peluca, al final su hermana le hizo un moño con un lápiz de color azul cielo y le ayudó a colocarse la peluca. Después de la peluca se puso su vestido y sus zapatos y bajó corriendo al salón, ya que minutos antes escuchó el timbre y pensó que Aiden ya estaría en casa.

Le alegraba mucho que el horfanato haya dejado a Aiden salir por unas horas. Aiden perdió a su única familia, que era su padre, hace dos años meses y lo llevaron a un horfanato, mis padres querían acogerlo en casa pero no se lo permitieron.

Al llegar al salón le impactó los disfraces de su familia, todos iban vestidos con ropa normal, lo único que cambiaba era su pelo y sus ojos. El que mas le gusto fue el de su hermana Nora, llevaba un vestido blanco y pegado por arriba y a partir de la cintura era azul y suelto, le llagaba hasta mas arriba de la rodilla. Nora también llevaba una peluca, la suya era de color blanco por arriba y con mechas azules electricas en las puntas, casi igual que el vestido. También tenía lentillas la del ojo izquierdo era azul y la del derecho gris. Izaro sabía perfectamente porque el azul reinaba en la vestimenta de su hermana, era su color favorito.

- Felicidades Izaro - un niño de quince años se le acercó y le dio un regalo. Él era Aiden, que había cambiado su pelo negro carbón y sus oscuros ojos azules por una peluca gris y ojos negros. Llevaba puesto una camiseta de cuadros y unos vaqueros.

- Felicidades a ti también Aiden - la pequeña le dió un abrazo al chico que le correspondió.

- A desayunar! - grita Elia desde la cocina.

- Vamos ahora mamá - responde Izaro corriendo a ver a su madre.

Al entrar en la cocina vió a su madre con el pelo ya no rojo, si no marrón y con ojos grises en vez de marrón oscuro, llevaba una camiseta blanca suelta y un pantalón rosa claro. Elia era una señora alta de treinta y pico años que se conservaba muy bien.

A medida que iban entrando en la cocina se iban sentando donde les indicaba Elia. Tal que la distribución quedó, con Izaro, Aiden y Nora sentados frente los padres de las chicas. Por primera vez Izaro se paró a ver el disfraz de su padre que llevaba una peluca verde muy graciosa y no había hecho cambio en sus ojos azules.

Después de cantar el cumpleaños a Izaro y a Aiden la puerta de la entrada hizo un ruido muy fuerte indicando que alguien o algo la había derribado.

- Están aquí - murmuró Nora levantandose de la mesa rápidamente junto con sus padres.

Nora fue hacia la entrada y vió a varias personas en la entrada vestidas de azul muy oscuro.

- Llevarosla ahora! - gritó Nora desde la entrada con lágrimas en los ojos. Ese grito hizo reaccionar a los padres que temían que este día llegara. Cogieron a Aiden y a Izaro e intentaron salir corriendo hacia la puerta trasera, unas mujeres vestidas igual que los que habían derribado la puerta estaban bloqueando el pasillo hacia la puerta trasera. Los padres de Izaro desesperados metieron a Izaro en el sótano indicándole a la niña que cerrara desde dentro con llave y que después de que hayan pasado diez minutos saliera por la ventana lo mas rápido posible, para que no perdiera la noción del tiempo su padre le dió a Izaro un reloj de bolsillo bañado en oro. Otro estruendo pero éste venía seguido de la voz de su hermana mayor, que emitia un grito de dolor que desgarro el corazón de la pequeña pelirroja que no entendía nada de lo que estaba pasando.

- Izaro por favor haznos caso, estaremos bien pequeña - asegura su padre dándole un beso en la frente a la pequeña. - Vamos Aiden - llamó al chico que se despidió con la mano de la niña mientras se alejaban para poder ayudar a Nora.

Al llegar al sitio donde anteriormente dejaron a Nora sola pero no había rastro de ella. Reorrieron la casa entera pero no había rastro de nadie.

- Izaro - murmuró Aiden que se encontraba en el cuarto de la niña pelirroja - Están fuera esperando a que salga ! - gritó avisando a sus padres, cayendo en la cuenta de que la vusvaban a ella y al no esncontrarla dentro de la casa seguro que pensaron que escaparía.

Aiden bajó corriendo las escalera y salió al patio trasero donde había un montón de persobas con la vestimenta azul oscuro esperando en el césped. El chico giró repentinamente la cabeza a la vez que la mayoría de las personas vestidas de azul, y vio a la madre de Izaro derramando sangre por el brazo derecho gracias a un corte profundo que se había hecho, en su mano derecha sostenía un cristal con el que supuso Aiden que se había hecho el corte. Los que habían girado la cabeza corrieron hacia Elia con pasos torpes algunos tropezaron y cayeron, pero se volvieron a levantar y seguir corriendo hacia la herida. Aiden por su parte aprovechó y cogió una rama, que había caido del árbol que tenían en el jardín la familia de Izaro, con ella en la mano corrió y empezó a golpear a los vestidos de azul en la cabeza lo mas fuerte que él podía, provocando así varios desmayos o muertes. Aún le quedaban tres cuando vio a Izaro intentar salir del sótano por una ventana muy pequeña que quedaba en frente de él, no fue el único que se percató de su presencia ya que los tres que no habían corrido hacia Elia vieron a la niña y empezaron a acercarse. Aiden ayudó a Izaro a salir, cuando la niña estuvo fuera la agarró del brazo y la dijo que corriese hasta que se canse mientras limpiaba lágrimas que caían desenfrenadas del rostro de la pelirroja que se limitó a asentir y antes soltarla le dijo que por ninguna circunstancia se quitase esa peluca, ella volvió a asentir y empezó a correr no sin antes hechar un vistazo rápido detrás de Aiden donde vio el cuerpo de su padre tendido en el suelo y a escasos metros de él su cabeza, también logró ver a su madre sangrando por el brazo derecho y rodeada de personas vestidas de azul. Horrorizada por esa escena la niña se quedó quieta sin saber que hacer.

- Izaro corre! - gritó Aiden, que fue a ayudar Elia.

La niña asintió e impotente empezó a correr lejos de lo que era su casa, su familia, su amigo...

Ese día ella se despidió de todo lp que conocía y mas quería.

Corrió hasta un bosquecillo bastante alejado de lo que era su casa. Se sentó en bajo un árbol con la cabeza gacha rompiendo a llorar.

- Oye, por qué lloras? - preguntó un niño golpeando a Izaro con un palo. Izaro volvió la cabeza para ver al niño que agarraba un palo. Era rubio y con unos ojos verdes claros. - Soy Mark - dijo el niño presentándose tal y como le había dicho Huston que hiciese cuando la viese.

IzaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora