Capítulo 3: Huracanes

68 13 3
                                    


Quien diría que el hueco hecho
por el descuido de una persona,
puede ser fortuna o felicidad para otra.

VIII

Los seres humanos tenemos aquella loca tendencia a sobre pensar antes de actuar, yo solía tenerla hasta que vi un hueco en la pared de la casa o donde sea que me estaba quedando, mi cabecita no lo pensó mucho al sentir que la venda estaba cada vez más debajo de mis ojos.

¨Es ahora o nunca¨ fue lo único en lo que pude pensar y descubrí que lo que siempre lastimaba mis pies al intentar desatarme, eran latas de pintura, recuerdo que hace mucho, vi una película a escondidas de mis padres en donde una chica vertía la pintura en un hueco en el auto del hombre que la había secuestrado y así si alguien veía la pintura avisaría a las autoridades. Puse esa estrategia en práctica, pero un poco diferente.

Observo con cuidado a mi alrededor y pude ver un papel no muy lejos de mi posición, hago lo que puedo al arrastrarme para poder alcanzarlo y cuando lo tengo en mis manos, me estiro un poco, mis brazos y piernas duelen mucho, este día fue uno en donde él trajo a sus amigos y juntos hicieron cosas que no me gustaron ni un poquito, pero si este dolor significa que pronto podre estar lado de mi mami, me esforzaría sin importar terminar destrozado; pude sentir el papel y eso alegró mi corazón por un momento, mojé mis dedos en la pintura y procedí a escribir en inglés y español:

"Ayuda"

Y me estiré nuevamente para hacer que el papel saliera por el hueco de la pared.
Traté de soltarme de nuevo de mil formas y lo único que pude conseguir fue salir lastimado y esta vez por la venda que estaba un poco baja, vi mi triste realidad.

Mis tobillos y manos tenían feas magulladuras y sangre seca, aparte de eso estaban hinchados, de inmediato, recordé con lagrimas bajando por mis mejillas, que mi mami siempre mantenía mis calcetas limpias y me decía que debía mantener las manos aseadas antes y después de comer, mi ropa constaba de trajecitos muy lindos, que en los días libres siempre iba a comprar con mamá y ahora, volteo a verme y no puedo reconocerme, pues solo estoy en ropa interior manchada de sangre y siento el frío del piso en los huesos, cuando antes tenía mis bonitas pijamas y hermosa cama.

Extrañaba tanto mi hogar, jugar juegos bonitos con George, mi mamá y Jason, sentía que era algo lejano, que nunca más volverían a llamarme de cariño Minnie o mi niño, todo lo bueno sonaba distante y tal vez mi forma de pensar o hablar le daría miedo a cualquier adulto, pero teniendo en cuenta las circunstancias, creo que nadie podría juzgarme jamás. 

Estoy muy mal herido y cualquier movimiento hace que un agudo dolor recorra mi sistema por completo, no me gusta no tomar un baño después del ejercicio que ese hombre y sus amigos practican conmigo, me siento sucio y esto no es normal, no me gusta su ruda forma de jugar y aunque vengan a este lugar muchas personas, yo... realmente... me siento muy solo y me pongo a pensar en mi amada familia que no saben de mí.

Mi piel ligeramente morena esta llena de quemaduras de cigarrillos y mis rulos tan enmarañados y sucios, que recordar como eran antes, me daba tanta lastima que mejor ni los volteaba a ver.

—Lo has hecho muy bien —lo escuché decir un día después de otro de sus rudos juegos —. Mañana vamos a jugar con unos amigos al caballito.

No me gustaba para nada ese juego, me incomodaba y dolía demasiado. Sus amigos eran demasiados y siempre hacían una rueda a mi alrededor, desnudos, diciendo malas palabras, llamándome "señorita" y colocando frente a mí sus miembros, introduciéndolos a mi boca, algunas veces pasándolos por mi cabello y otros por mi ano.

Al ritmo del corazón// YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora