Capítulo 3

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Capítulo 3.

Había pasado una semana.

Una semana desde que no sabían nada del paradero de Buck. Se había sorprendido al ver qué no dejo rastro alguno de su paradero o hacia donde iba. Él sabía que Buck era inteligente, siempre lo había demostrado ser muy competente a la hora de ocultarse.

Sin dirección.

Sin carta.

Pagos en efectivo.

Había dado de baja su número.

No había dejado completamente nada, bueno. Había dejado un cofre, era un candado con cuatro dígitos. Lo habían intentado todo.

Nadie lo había podido abrir.

Eddie había entrado en un estado de completo frenesí, era pura desesperación e ira las primeras dos horas, había llorado gritado y posiblemente pateado un par de cosas.
Sin embargo, Buck se había despedido de Chris. Él se había despedido de su hijo, lo había consolado y prometido que volvería. Sabía que volvería por qué nunca había.

—Hola, mijo — Eddie se acercó a Chris para abrazarlo. Abrió los ojos al ser esquivado por el niño —¿Chris?

—¿Por qué se fue Bucky, papá? —aquella pregunta hizo que el mayor se ponga nervioso, miro de reojo a Carla, lo miraba expectante.

—¿Qué dices, Chris? Buck está en su casa — mintió, otra vez. Cómo lo había estado haciendo las últimos dos meses.

—¡No mientas, Papá! —sus ojos se llenaron de lágrimas y con voz quebrada hablo —Se que se fue, él fue a despedirse de mí a la escuela. Dijo que iba a ayudar a un amigo pero, se que mentía. ¿Por qué se fue Bucky, papá?

Los ojos de Eddie comenzaron a llenar de lágrimas, es claro que Buck se iría a despedir de su Díaz favorito, siempre lo dijo, Buck es de las personas que desaprueba completamente el abandono, nunca se permitiría irse sin despedirse de su persona.

—Es mi culpa, lo siento tanto. —dijo abrazando a su hijo, mientras esté luchaba por salir de sus brazos.

—Quiero a mi Bucky — ambos lloraron solo que mientras que uno lloraba con todo el sentimiento de querer, a el otro la culpa lo estaba hundiendo.

—Lo recuperaremos, cariño. El te prometió que volvería, ¿No? —el asintió.— Cuando regrese me aseguraré que nunca se vaya de nuestro lado.

Después de aquella conversación Eddie había sufrido las consecuencias. Había sido castigado tanto por Christopher, cómo Carla, Pepa y su abuela con la ley del Hielo. Y aún no le hablaban, más que lo necesario.

Evan de había calado tanto en su pequeña familia que su falta de presencia se notaba en sus reuniones en la casa de su abuela, las noches de viernes y más.

—Eddie… ¡Edmundo Díaz! — fue sacado de sus pensamientos. Enfoco su mirada en Hen, ella estaba parada frente a el con una expresión complicada. — ¿Estás bien, Eddie?

—Si, lo siento. Estaba perdido en mis pensamientos — comento. Observo la s miradas preocupadas de Hen, Bobby y Chim— Estoy bien ¿Si? No hace falta que se preocupen por mi.

—¿Capitán? — todos observaron a Aarón subir al desván junto con un cartero. — Dice que tiene algo para usted.
Bobby se acercó al cartero y firmo el recibo.

—Gracias, señor. Que tenga un buen día. — le agradeció el cartero antes de irse. Aarón se fue dejando a los cuatro con la pequeña caja.

—Esto es extraño — murmuró Chim, mirando la caja con cuidado —¿Y si es una bomba? — pregunto con temor.

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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