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Han pasado dos semanas desde el entierro, los hijos de Rhaenyra y Alicent se han hecho cercanos.
En especial Lucerys y Aemond, esos dos no pueden estar lejos del otro por mucho tiempo. Aunque Aemond no lo diga en voz alta, quedó flechado por ese niño tan lindo.

Jacaerys y Aegon son algo completamente opuesto, se la pasan peleando 24/7 y buscando la aprobación de los más jóvenes. Son muy competitivos en todo y siempre buscan una manera de ganar los juegos.

A pesar de ser como Tom y Jerry, se tienen aprecio. Jacaerys es el más demostrativo al sujetar su brazo o darle de su propia comida pero aegon lo demuestra dejandolo ganar algunas veces o no siendo tan rudo con él.
Una dinámica rara pero muy divertida de ver.

Daeron por otra parte; no deja de abrazar la gran barriga de su hermana siempre pregunta cuando nacerá el bebé y si es que podrá jugar con él. Harwin es el más emocionado al ver a los niños interactuar entre ellos, a él le encantan los niños y ver qué sus hijos salgan de su zona de confort lo hace muy feliz.

Helaena es un caso aparte, desde que comprendió que Rhaenyra se llama igual que la persona que mando a matar a su hijo en sus sueños ya no le dirige la palabra ni a ella ni a los niños...
También Harwin es el único que intenta acercarse a ella, cada vez que la ve sola en una esquina jugando con sus dedos su corazón se apachurra y no puede evitar acercarse a ella y preguntarle si todo está bien.

Helaena aprecia sus intenciones, se dió cuenta que entre todos ellos él señor Harwin Strong es la única buena persona.

— Gracias pero no quiero jugar con ellos

— ¿Por qué? — se sentó a una distancia prudente

— Aegon sería el primero en intentar pegarme, y luego Aemond y él pelean por eso. — suspiro — No quiero que peleen por mi culpa

— ¿Por qué tú hermano te pegaria? Pensé que se protegían a su manera

— Lo hacemos, pero Aegon es... complicado — alzó los hombros — No importa, mamá decía que está entrando a su etapa rebelde

— Probablemente tenga razón. Pero también estoy seguro que si alguien intenta hacerte daño él sería el primero en defenderte

— Mmmh yo también...

Con eso su corta conversación terminó pues la niña se levantó y se fue a su habitación a descansar. Estar sin medicamentos y luchando para mantener los pies en la tierra agotaba la mayoría de su energía.

Rhaenyra estaba harta. No quería seguir teniendo a Daeron detrás de ella, tal vez el embarazo la esté afectando.

— ¿Podré jugar con él cuando Nazca? — acercó su cabeza a la barriga ajena

— No, será muy pequeño — apretó su vestido en sus puños — Tendrás que esperar un tiempo para poder jugar con él

— Pero yo quiero jugar con él apenas Nazca — Daeron no está acostumbrado a que le nieguen las cosas que quiere

— Pues lo siento, eso va a tardar — intentó apartar a Daeron pero el se aferró a su vestido

— ¡No! — jaló su vestido — ¡Dime que podré jugar con él!— al no obtener respuesta le gritó— ¡Dímelo!

La mano de Rhaenyra se movió sola y terminó abofeteando al menor; sin medir su fuerza Daeron terminó en el suelo y una vez ahí los recuerdos bloqueados aparecieron.

Su madre con la mano alzada gritándole que es un niño malo, su padre ignorando su llanto y cuando se irritaba le gritaba que se callara, su abuelo golpeando sus manos cuando tomó una galleta sin permiso.

Sex,Drugs And IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora