Sucker for you 〔sproier〕

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- No veo el problema, adelante joven Roier- le sonrió con amabilidad- Usted siéntese, tiene serios problemas con mi curso.- habló seriamente hacia Spreen mientras este no dejaba de ver al castaño.

Roier se levanto de su asiento, se encaminó hasta ponerse frente al chico pelinegro.

-Vos, vos sos el chico de ayer- balbuceo sin dejar de mirar a Roier.

El joven arrugó el entrecejo por los murmureos del chico mínanamente más alto que él y el como los demás de su clase lo miraban con suma atención.

-¿Me podrías dar el plumón?, necesito resolver este ejercicio que no pudiste.

La voz grave y suave del castaño lo hicieron sacar de su trance, sacudió levemente su cabeza y al fin pudo precatarce que estaba quedando como un gran idiota, le entregó el plumón rápidamente y fue hacia su carpeta, no sin antes volver a mirarlo una vez más.

-¿Ahora qué te pasa?- comentó Quackity - ¿lo conoces?, quedaste como estúpido mirándolo.

- Agh, no, no es nada.

-Muchas gracias, joven Roier, recién llega hoy y está demostrado ser un estudiante intachable.- comentó el profesor con cierta gentileza en si voz.

Spreen volvió a mirar al frente.
¡Si, si era él!, pensó en unos cuentos segundos y su cabeza hizo clic ante un vago pensamiento.

- Quackity, ¿a ese chico lo presentaron hoy en clase?

-Si, se llama Roier, tiene 19 años igual que nosotros y viene de México. Al parecer tiene una beca integral por lo que recién se ha instalodo.

Bien, ahora todo tenía coherencia.
Roier acaba de llegar de México y es por eso que tenia maletas la tarde de ayer.

-¿Pero dónde se está quedando a vivir?

-¿Y eso como voy a saberlo yo?- se detuvo unos segundos para esta vez mirar a su amigo- Espera, ¿Por qué lo preguntas?

-Curiosidad - se alzó de hombros.

-Oh, no, Spreen, ya no más. No metas en problemas a más personas. No conozco a Roier, pero si intentas jugar, le causaras problemas a él también. Con cualquier falta, podría perder la beca.

-Así que es becado- sonrió ladino.

- Spreen- reprochó serio.

-Okey, Quackity. Yo veré que hago, además parece no ser tan sociable... simplemente, otro nerd de la facultad.

Quackity rodó los ojos con fastidio, a veces Spreen no se media con sus comentarios.

La campana resonó indicando el final de la clase. El profesor se despidió formalmente y luego poco a poco los estudiantes fueron saliendo, y dejando vacío el salón.

-Nos vemos en el recreo- aviso Quackity antes de cruzar la puerta.
Spreen asintió hacia su dirección para luego refregarse sus rostro con ambas manos.

Quackity acomodo los tirantes de su mochila y no muy lejos de él pudo ver al castaño.

-Hey, tú eres Roier, ¿verdad?- alzó la voz para poder ser escuchado.

El mencionado ladeo su cabeza y pudo ver a un chico de piel blanca y con gorro.

"Que único", pensó.

-Uh, si, estuvimos juntos en la primera clase.

-Al menos me viste.- comentó con una una pequeña sonrisa- Un gusto, soy Quackity.- extendió su mano y el otro por respetó la correspondió.

-Un gusto, ¿Y que clase te toca ahora?- decidió hablar primero Roier esta vez.

-Lengua y comunicación, ¿y tú ya sabes el tuyo?.

-De echo si, tal parece que nos toca la misma clase.

-Woah, ¿en serio?- sonrió levemente.-¿Qué carrera estás estudiando?

-Administración de negacios internacionales.- habló orgulloso y Quackity se sorprendió ante ello.

-Entonces estaremos en las mismas clases- el castaño lo miro con más atención- Yo también estoy por esos rumbos, ¿No te molestara verme todos los días, cierto?- bromeó sacando una pequeña sonrisa a Roier.

-Creo que no- se encogió de hombros divertido.

- Vamos, yo te indico donde es.

Ambos siguieron su camino conversando un poco. Roier podría verse un poco asocial, pero en verdad sentía cuando las personas que se acercaban a él eran nobles y de buenas intenciones. Quackity era nuestra de ello.

Spreen salió justamente para apreciar aquella conversación.¿Cómo que Quackity es tan sociable y de una manera muy rápida con los demás?

Decidió no darle tanta importancia y se dirigió al baño para mojarse el rostro, necesitaba refrescarse y quitarse ese horrible sueño, o al menos intentarlo. No muy lejos observo a su mejor amigo con el estudiante nuevo.

-Roier- susurró escasamente.

Bueno, tal vez el sueño está pudiendo con él, ¿Por qué seguia pensando en el castaño?. Sus delicadas facciones quedaron tatuadas en su mente cuando Roier pudo estar frente a él. Desde sus orbes color miel, su blanquecina y tersa piel, hasta aquellos finos labios y la pequeña nariz que podía notarse a pesar de que este trae unos anteojos, el cristal de aquello solo le hacía un bello contraste a sus bellas largas pestañas que decoraban su mirada.

-¿Qué está pasando conmigo?- se quejó así mismo, desconcertado. Con el agua que seguía cayendo de la llave decidió volverse a frotar el rostro algo exasperado. ¿Por qué pensar en una persona?, es más... ¿Por qué tener el rostro de alguien que apenas conoció ayer?

-Absurdo, simplemente absurdo- volvió a murmurar. Nada de eso tenía sentido.