Era increíble como ahora en cada canción encontraba frases que lo describían.
Cualquiera diría que zhang hao estaba loco de amor. Él simplemente respondería que no dejaban de tener razón.
Sí lo estaba. Por ello cada canción bonita que escuchaba le recordaba a Hanbin.
Y a veces se preguntaba sí era él el único que se sentía de esa forma. Le gustaba pensar que no. Pero de igual forma su corazón se sentía conforme. Era casi como si el simple hecho de amarlo ya fuese más que suficiente para él.
Cómo si no necesitara más que eso.
Se perdió nuevamente en las notas de la canción, y cerró sus ojos brevemente, mientras respiraba el aire fresco que corría por el campus del instituto.
Era un día tranquilo, a pesar de ser jueves. No había ese bullicio que siempre se escuchaba en todas partes del lugar, y cada cuál parecía estar metido en su mundo.
Dio una fuerte aspiración, y no pudo evitar abrir los ojos cuando un dulce olor que ya conocía se mezcló con el frescor del viento.
Sus orbes enfocaron al menor y no pudo evitar sonreírle.
Hanbin sólo le devolvió el gesto y se sentó a su lado en silencio, mirando en la misma dirección en la que el mayor lo estaba haciendo.
Este se sacó los audífonos, y lo miró con cariño.
── ¿Qué te trae por aquí? Creí que estabas en clase ──su voz se escuchó tranquila.
── Mi profesora de literatura no vino hoy... Así que estamos libres hasta las 11:45 ──respondió.── Hao hyung... ──
Esta vez su tono había cambiado, y aquello hizo que el mayor lo mirara esperando que continuara hablando.
── La verdad... Yo vine porque quería decirte algo ──confesó.
Hao le sonrió con el objetivo de que el pelinegro se relajara.
── Puedes hablar, Bin. Estoy prestándote total atención ──y entonces fue cuando empezó a sospechar.
Hanbin estaba sonrojado y había tomado una de sus manos.
── Verás... Yo... Creo que siempre he sido bastante obvio, pero aún así te lo quería decir de frente ──no pudo evitar reírse, cuando vio como el mayor le alzó las cejas, eso alivianó la tensión.── Hao hyung, deja de hacer eso, no me puedo concentrar ──
El castaño se rió por la ternura que le causaba el menor y su vocecita tan dulce.
── Está bien, me pondré serio ──
Sin más se volteó para quedar completamente cara a cara con él. Sostuvo su otra manita y le sonrió breve.
── Ya ──avisó.
── Bueno... Yo... ¿Encontrarías raro el que confesara mis sentimientos por ti, de un día a otro si siempre hemos sido amigos? ──
Sospechaba. Pero no tenía ni idea de qué Hanbin se lo iba a soltar de esa forma.
Aunque conociendo lo sutil que era... Una verdad dicha al directo hubiese sido impropio de él.
Zhang hao suspiró y negó.
Acariciando con la yema de sus dedos el dorso de las manos ajenas.
── No lo es... ¿Quién dice que los amigos no se pueden enamorar? ──
Hanbin sonrojado aún lo miró sorprendido. Sus ojitos brillantes luciendo más bonitos.
── Espera, espera... ──pidió un momento para procesarlo.── ¿Entendí bien? ──
── Si entendiste que el sentimiento es mutuo, entonces sí ──
Bien sonrió sintiendo su corazón calentito, y luego bajó la cabecita, esta vez riendo con ternura.
Entonces Zhang hao simplemente se acercó a besar su cabellera, y recibió un melosito abrazo por parte del otro.
── Hanbin... ──
── ¿Uhm? ──se rehusó a sacar su carita de su cómodo escondite en el cuello del mayor, le gustaba ese perfume que traía.
── Eres la epifanía más bonita que me ha tocado vivir ──
El menor se alejó un poquito para verle. Su ceño fruncido de manera adorable.
── ¿Hao, qué quieres decir? ──
── Que te quiero mucho, bonito ──le cambió la respuesta a algo más fácil de entender y simplemente lo volvió a abrazar.
Besó su cabellera, su frente y sus labios cuando el menor alzó el mentón y sus miradas se encontraron.
"Así que lo que tenía aquella vez no era hambre..." —pensó el mayor, y rió por su propia ocurrencia ya pasada... Vaya, le había tomado bastante darse cuenta de ello.
Estaba enamorado de su ángel y este le correspondía.
fin ♡
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epiphany (haobin)
RomanceQuizás sí estaba haciendo entrada a su vida una epifanía repentina... Nueva para él que sólo era un adolescente que recientemente empezaba a conocer cual era la vida real. Y todo comenzó cuando empezó a mirar demás esos ojitos bonitos que se achinab...