Lía Ibars.
Espero con ansias la llegada de Larry, por poco me pego a la puerta. Me asomo a cada rato, es como si tuviera ansiedad por saber. Pero, ¿para qué mentir? Si tengo ansiedad, estoy tan intrigada, que pronto voy a despertar a Jasler.
Doy vueltas en el sofá mientras sigo esperando, y me puse a revisar mi móvil. Encuentro fotos viejas, de antiguas navidades. Una sonrisa que se plasma en mi rostro, como si me llenara de nostalgia.
Y entendí que, si quería hacer algo bien en mi vida, era encontrar a alguien que me ame realmente.
Dinero.
Fama.
Posición social.
Una buena casa.
Esas cosas materiales te las puede dar cualquiera. Incluso una persona que no te quiere, te puede otorgar cosas como esas. Pero nada de eso nos llevamos al momento de morir.
De ser así, mis padres seguirían juntos... y no hablo de vivir, sino de su matrimonio. Viven amargados, todo del otro les molesta, no hay risas, abrazos, mucho menos palabras de afecto.
Quiero alguien que me ame. Y no se trata de... Que tenga dinero o algo así, porque eso se puede ir en un abrir y cerrar de ojos.
Sino alguien, que al pasar del tiempo, sienta que nuestro amor se hizo más fuerte. Quizás soy muy cursi, o optimista. En este mundo lleno de maldad es difícil conseguir a alguien así, los tiempos han cambiado. Sin embargo, guardo la esperanza de poder encontrarlo algún día.
Salgo de mis pensamientos al escuchar que abren la puerta. Giro mi cabeza de medio lado, y veo que mi hermano Larry ha llegado.
Me levanto del sofá yendo hacia él.
—Es tarde. ¿Por qué sigues despierta?
—Te estaba esperando.
Alza las cejas en señal de sorpresa. Jamás lo he esperado, ni siquiera cuando vivíamos con nuestros padres.
—¿A que se debe tu noble presencia?—dice sarcásticamente.
—Necesito que hablemos.
—Estoy exhausto, Lía.
—No te dejaré dormir. Agradecele a Jasler, que no me quiso responder a mis dudas.
Se lo piensa un poco, pero se da por vencido. Se sienta en el sofá, y me señala que me siente con el.
—Muy bien. Hablaremos entonces—suspira cansado.
—¿Como conoces a Adriel?
—Porque su abuelo fue mi paciente.
—¡Pero él es adoptado!
—Eso no quiere decir que sea huérfano.
Eso me enmudeció.
Porque esa parte, no la había pensado así. Y quería saber más, mucho más.
—¿Y cómo conociste a su abuelo?
—En la clínica.
—No estas dándome la información que quiero—me cruzo de brazos molesta.
—No sabes preguntar lo que en realidad... Quieres saber—pone una mano en mi hombro.
Trague en seco. Intento no perder la paciencia con mi hermano, aveces suele ser molesto, o mejor dicho, siempre le gusta hacerme molestar.
—Muy bien—comienzo de nuevo—¿Como me conoce a mi? ¿Por qué sabe donde vivimos? ¿Y por qué es adoptado? No lo entiendo.
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Aeternum
RomanceEn la vida de los humanos, las cosas son pasajeras, para ser realistas, eso es totalmente cierto. Pero dentro de mi, nuestro amor siempre será Aeternum.