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Húmedo, sin duda a Bill le gustaba húmedo.

Había sacado su lengua y lamía a Tom, era para él como descubrir algo nuevo, el placer en esa forma y la confianza de entregarse a una sola persona, la única en su mundo.

Tom estaba como enceguecido, perdido en Bill, sin control de todo lo que pasaba. Sus manos acariciaban su espalda desnuda, subiendo y bajando hasta el borde de sus calzoncillos, su lengua dentro de la suave cavidad del otro que comenzó a gemir sin poder evitarlo. Tom decidió parar pues ya casi se presionaba contra su cuerpo y algo más pasaría en ese instante si no se detenía.

Jadeante y ruborizado, Bill lo abrazó y Tom le correspondió.

—Vamos adentro… —pidió Bill.

Ya en el búngalo, Tom le pasó una toalla, aún no le había dicho nada desde el beso, no sabía qué decir, para él también era todo nuevo. Bill bostezó y sintió hambre, Tom supo notarlo por la mirada que le lanzaba a la pequeña cocina llena de manjares propios de la zona.

—¿Quieres cenar algo? —preguntó viendo la dulce sonrisa que se formaban en los labios del contrario—. Sí quieres.

—Sí.

Ambos en la cocina encontraron una serie de platillos ya listos, algo de pescado fresco y frutas, un poco de arroz blanco entre otras comidas. Todo era delicioso.

—¿Sabes? No sé por qué tengo demasiado sueño —habló Bill bostezando otra vez. Estaban sentados en una mesa adornada con flores naturales—. Quisiera quedarme a charlas un poco, pero…

—Descuida, a decir verdad, tampoco he dormido nada, estoy igual de cansado, ¿dormimos?

—¿Juntos? —preguntó con sorpresa y se ruborizó luego.

—¿Por qué no? —Sonrió y extendiendo su mano tomó la suya, Bill suspiró sonoramente y se puso en pie.

—Sí, vamos.

En la amplia habitación había dos maletas; una de ellas aún cerrada, la de Bill. Para él era casi como abrir el maletín de un desconocido, Tom lo observaba desde la cama, él ya se había cambiado de ropa. Resultaba que la maleta que le tocó contenía ropa nueva de tallas muy grandes, el Bill verdadero había previsto eso en un abrir y cerrar de ojos, Tom no podía quejarse, pero el tierno Bill al parecer estaba disconforme con lo que estaba en su maleta.

—¿Todo bien? —preguntó al verlo confundido, sacando todo de ahí, buscando qué ponerse.

—Pues, es extraño, no recuerdo ninguna de estas ropas, es más, no me gustan, todas son sofisticadas, mira esto. —Sacó unas botas largas con muchos brillantes—. ¿Qué puedo hacer con esto en la playa? Es ilógico. —Tom rió casi a carcajadas.

—Díselo a tu otro yo, pero de seguro que manda a la luna, aunque por ser tú no creo, ¡espera! Tengo una idea. —Buscó en la pequeña maleta que Bill le había dado antes de que apareciera su otro lado y sacó su teléfono celular, al encenderlo entraron muchos mensajes de texto, pero pasó de la curiosidad a lograr su cometido, buscó la opción para grabar videos—. Podrás decirle todo lo que quieras, eso será genial. —Sonreía malicioso y Bill se subió a la cama, gateando en ella hasta su lado—. ¿Estás listo?

—Pero no sé qué decirle…

—Eso que dijiste antes, de su equipaje, él lo mando a preparar así. Ya, está grabando, además a él le gustan los videos. —Rió y enfocó a Bill.

Saludó tiernamente y luego miró a Tom.

—¿Qué digo?

—No lo sé, lo que pienses.

—Pues, no tienes gustos por la ropa, no sé por qué nos has traído aquí. Para que sepas no me siento nada tú, lo poco que sé de ti es… decepcionante, deseo quedarme con… —Su mirada fue hacia los ojos de Tom y sonrió apoyando su cabeza en la almohada y extendió una mano hacia la mejilla del de rastas la cual tenía una peca—. Con Tom, deseo quedarme con él y que ese póster no vuelva a tragarme… Quiero vivir aquí.

Tom dejó de grabar, eso había sido suficiente. Se miraron a los ojos y luego lo besó. Ahora le nacía hacerlo.

Bill suspiró un par de veces para luego cerrar sus ojos definitivamente, se durmió ahí. Tom lo abrazó y antes de dormir decidió seguir mirando el celular, había muchas cosas privadas.

—Primer mensaje… oh, que interesante, es de Georg. —susurró—. Bill, no sé dónde estás, pero te extraño mi pequeña diva, si no me llamas dentro de poco comenzaré a creer que tramas algo. —Tom frunció el ceño y le dio eliminar.

Póster(Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora