Los príncipes de Kaleira

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100 largos años pasaron desde que se celebró el juicio del cielo y finalizó la guerra de las tierras inferiores.

El final de este conflicto trajo consigo la paz en el mundo durante mucho tiempo, gracias a quién pasaría a la historia como la diosa Echo, y primera soberana de Kaleira.

Los Migh se declararon vencedores de la guerra, sin embargo esta decisión no fue totalmente aceptada por las demás razas, ya que muchas de ellas consideraban a los Migh como una raza prepotente y sin escrúpulos que ocultaba eso bajo una falsa paz.

Fue entonces que la Diosa Echo decidió reunir a los representantes de cada raza en un mismo lugar para firmar un acuerdo de paz.

Tras días debatiendo el acuerdo, y al estar en desacuerdo con convivir con los Migh, se tomó la decisión de repartirse los territorios.

En primer lugar, decidieron nombrar aquel inmenso lugar, rodeado por la barrera creada por la diosa, como Kaleira, y dentro de este, cada raza le puso a nombre al territorio que le fue concedido.

Por un lado, se encontraban los dragones, bellos, majestuosos y sobre todo sabios y peligrosos, estos se decidieron por una isla alejada de la avaricia y la codicia de las otras razas, siendo estos posiblemente los más avariciosos de todos, puesto que obligaron a la diosa a crear una ley que prohibiera el paso de cualquier otra raza a su isla.

La isla por su parte, se encontraba en medio de unas salvajes e inexploradas aguas, y le pusieron el nombre de la Isla Mei, lugar donde los dragones se esconderán para no verse involucrados en conflictos menores.

Por otro lado, existía una maravillosa tierra fértil, donde reinaba la magia y la fantasía, un gran terreno verde frondoso alejado de los Migh, este territorio cubierto por vastos bosques y valles llenos de armonía y paz tomó el nombre de La Meseta de Leide, y las criaturas que allí decidieron vivir eran de lo más variopintas. Era una tierra donde diferentes razas aprenderían a convivir.

Y por último, nos encontramos el reino de Crisalis, el reino más importante, y lugar donde decidieron residir los Migh, quienes se consideraban a sí mismos como los salvadores del mundo, una raza tan especial, que ninguna otra raza buscaría involucrarse con ellos durante años.

Desde entonces, y gracias a los poderes de la diosa, el reino de Crisalis creció prósperamente, pasando a ser un reino lleno de vida. Durante estos 100 años, la diosa y sus descendientes crearon la familia real del reino, y no pasó mucho tiempo para que decidieran investigar como funcionaban los poderes de la diosa, y cómo este pasaba de generación en generación.

Sin embargo, la respuesta no fue la que esperaban, y no fue otro sino el rey actual quién descubrió la verdad.

Durante el alumbramiento de los descendientes de la familia real, la reina Esmeralda, quién había heredado los poderes de la diosa, se encontraba muy débil, y sus poderes eran incapaces de curarla.

El rey estaba desolado por aquel acontecimiento, no sabía qué sería del reino sin los poderes de la reina, sin sus poderes la barrera tarde o temprano se caería y estaban totalmente desprotegidos ante el peligro de otra guerra, y es que hasta ese momento pensaban que el poder solo lo heredaban las mujeres de la familia, y esta vez, la reina había tenido dos mellizos, ambos varones.

Sin embargo, con sus últimas fuerzas, la reina agarró la mano del rey y le susurró la verdad al oído: "la única condición para pasar el poder, es tener un descendiente, y la muerte del portador"

El regalo de los ángeles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora