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Era el verano del 59', en Vaniline City el tiempo pasa casi volando, las horas parecen minutos y los minutos casi ni se sienten.
En la única pastelería del pueblo se encontraba una chica universitaria sentada detrás del mostrador, si bien ella no estaba trabajando, le gustaba sentarse ahí a esperar a que algo interesante pasara en la cuadra como que una señora sataníce a cualquier rockerito que pase o que llegue un niño a hacerle berrinche a su mamá porque quiere una tarta.
Cosas entretenidas.
─ Mija, su tiempo terminó. Hora de que empiece a chambear o de que se vaya.
─ ¡Pero, mamá! - Dijo la joven alargando la última "má". ─ ¡En mi casa no hay luz!
─ ¿Te pregunté? ─ La mujer mayor se cruzó de brazos esperando a que su hija se quite, cuando se quitó volvió a su imagen de señora que va a misa.
Desganada, Chelsea se fue caminando a su casa, no le quedaba muy lejos pero tenía una pereza de tamaño industrial. Al entrar había acabado de cerrar la puerta cuando escuchó unos golpes ahí, los cuales se hacían cada vez más fuertes.
"Joder con estos testigos de Jehová, no pelan una casa." ─ Abrió la puerta con todas las pilas para decirle "no, señor, soy ateo." pero se sorprendió al no ver a un señor con traje, corbata y biblia en mano; sino a su mejor amiga, Phoenix.
