Capítulo X: La incertidumbre del despertar

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Me despierto con la luz del sol entrando por la ventana de la cabaña. Mientras me froto los ojos, recuerdo el beso de la noche anterior y comienzo a sentirme nerviosa nuevamente.

¿Qué significaba eso? ¿Era solo un impulso del momento o había algo más entre nosotros?

No, no, no. Nada de machacarse la cabeza hoy Adara. Es el último día y hay que disfrutarlo como corresponde.

Suspirando, termino de estirarme, dándole a la razón a Eris. Hoy pienso disfrutar al máximo con mis amigos y divertirme. Basta de martirizarme.

Era nuestro último día en la casa del lago y mis amigos tenían planeado hacer muchas actividades para disfrutar al máximo antes de partir. Caminar por el bosque, kayak en el lago, incluso habíamos organizado una tarde de picnic en la playa.

Luego de cambiarme a mi ropa deportiva, un top y unas calzas a juego. Bajo las escaleras y noto que soy la última en bajar. Ya todos estaban cambiados para la actividad que nos esperaba.

No pude evitar mirar de reojo a Nate, solo por un momento. Vestido totalmente de negro, con su musculosa y short deportivo, sus tatuajes a la vista, suspiro internamente, ¿era realmente necesario caminar hoy?

De repente, sentí una mirada constante sobre mí y supe que era Nate. Inmediatamente trato de bajar las escaleras lo más rápido que puedo y acercarme a mis amigas con un breve saludo.

Mientras caminamos por el bosque, no puedo evitar sentirme abrumada por la belleza a mi alrededor. Los árboles altos y majestuosos, los rayos de sol que se filtraban a través de las hojas, el sonido de los pájaros y los animales del bosque.

A mamá le hubiese encantado ver esto.

Mientras más nos adentramos al corazón de éste, comencé a sentir como la soledad me golpeaba, me sentía pequeña en comparación con la magnitud de la naturaleza que me rodeaba. Pareciera que la inmensidad de los árboles y la naturaleza me hacían sentir diminuta e insignificante. Me sentía como una hoja en medio de un bosque de enormes árboles, vulnerable y expuesta.

De repente, comencé a escuchar las risas de mis amigos, pero sonaban lejanas y distantes. Era como si mi angustia me estuviera persiguiendo, impidiéndome disfrutar de la compañía de mis seres queridos.

Como si mi mente estuviera atrapada en un bosque de pensamientos negativos y angustias, imposibilitándome a estar en el presente.

Fue entonces cuando decidí tomar una respiración profunda y concentrarme en los sonidos del bosque.

Celeste, notó que estaba en silencio y se acercó a mí.

—¿Estás bien, Ada?— preguntó ella.

Asentí con la cabeza, sin embargo, ella sabía que algo no estaba bien.

—Ada...Si necesitás ayuda, no te alejes de nuevo. Soy tu mejor amiga, siempre estaré acá para vos—me dijo con una sonrisa reconfortante y agarrando mi mano, en un cálido apretón, continuó— Prometo no abandonarte nunca, ni aunque decidas alejarte de mí. Para eso estamos las hermanas, soy tu familia, quieras o no, ya lo decreté.

Mis ojos se llenan de lágrimas al escuchar sus palabras. Sabía que Cele era alguien en quien podía confiar, pero a veces sentía que era un peso para ella y para mis amigos. No quería ser una carga, pero a veces no podía evitar sentirme sola y perdida.

Le agradecí a Celeste por su amistad y por ser tan comprensiva. Me sentí afortunada de tenerla en mi vida y me prometí a mí misma que haría un esfuerzo por ser más abierta y pedir ayuda cuando la necesitara.

El espiral [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora