Capitulo 2

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La calma y frescura de la brisa humedad era un abrazo para la pobre alma que la contemplaba deseosa de sentir sus frías y pequeñas gotas. Ya había pasado un año más la imperatividad de la niña iba aumentada y como no hacerlo si en la escuela la maestra vociferaba -los niños son el futuro, por eso deben ser fuertes, audaces y valientes sin temor a darlo todo- esas palabras resonaban en la pequeña cabeza de la niña que con tan solo 5 añitos y un largo historial de travesuras y objetos destruidos eran más que claro que era sobre curiosa.

Las gotas fuera de la ventana iban en aumento segundo tras segundo, la pequeña niña miraba fascinada con lo hermoso que era el clima esa pequeña tarde invierno, de un momento a otro una voz proveniente de la cocina la llamaba:

-Ya está listo el chocolate mi Candy- la voz de la madre sonaba con tanta dulcera que sin importar el incomodo ambiente que rodeaba la casa a causa de su padre, ella era capaz de dar calma.

-¡Voy mami! – la pequeña niña salto del sillón lista a sentarse frente al televisor con un paquete de galletas esperando con ansias su pequeña taza de chocolate.

-Tène no te vayas a quemar sóplale despacio, y no vayas a dejar migajas en el suelo si no tu papa se va a molestar si ve sucio- la pequeña taza de aquel liquido era un manjar para la niña pues era una de sus bebidas favoritas.

-Ship, por cierto, puedo seguir viendo la peli que pause?

-¿Otra vez? Pero si ya hasta rayaste el disco de tanto verlas- la cara de ella era una mezcla de risa y ternura.

-Es que me gustan mami, ¿y si pongo las bratz?

-Ponelas pues.

-Wiiiiii- los saltos emocionantes de la niña causaban risa y ternura a su madre.

La tarde paso tan rápido que en ningún momento se fijaron en la hora todo era dulce, tranquilo, todo era normalcuando solo estaban ellas.

Los días pasaban y mama seguía trabajando hasta tarde llegando al punto que rara vez podía hablar con su madre por la noche ya que al llegar a casa su preocupación era que todo estuviese bien para que el padre no enfureciera y se volviese todo un fregado caos.

Ese ambiente tan hostil y desagradable era definitivamente bueno para salir huyendo sin duda.

Los días y más días pasaban los días en la guardería no eran tan malos, pues comer comidas calientitas y ser consentido era bueno todo era estupendo a excepción de cuando era la hora e dormir porque si, en realidad la guardería poseía una función extraña pero a la vez era divertido recibíamos clases en la mañana antes de las 12 teníamos tiempo para poder hacer cada deber que nos dejaban, después de las doce nos sentaban a comer y luego un vaso de jugo era lo que nos acompañaba, recogíamos los trastes y luego los dejábamos en la cocina, acomodábamos las colchonetas en el suelo para dormir puesto que después de la comido la hora de la siesta era el momento donde debíamos relajarnos aunque para la pequeña traviesa eso no era una opción el dormir de día era algo aburrido, por lo que la pequeña niña prefería sentarse el ancho patio que poseía la institución, el verdoso pasto era tentador por que ir por una manta y juguetes y sentarse en medio del pasto es lo que más amaba en la hora de dormir, pues era lo que más le gustaba jugar e imaginar grandes lugares, palacios, ríos preciosos y bosques encantados donde los finales eran felices, donde la tristeza y la preocupación no tenía lugar ahí.

La hora de dormir se va y rápidamente somos levantados para recibir la merienda de la tarde, los trozos de manzana que nos daban a todos era la merienda más aclamada pues a veces nos repartían leche y una galleta, ¡aunque cuando eran manzanas u otras frutas era los mejor!

Las charlas entre niños era lo que se escuchaba en esa tarde aunque se fueron interrumpidas por las preguntas de un pequeño hacia un chico más grande el cual no estudiaba en esa guardería, el chico estudiaba cerca de la guardería por lo que él estaba solo la mitad del tiempo con nosotros aunque el al ser más mayor teníamos muchas dudas sobre el por lo que nos gustaba molestarlo con preguntas sobre lo que era su escuela aunque quien imaginaria las vueltas de la vida la pobre niña nunca se habría imaginado que el lugar por el cual preguntaba tanto seria el lugar donde estudiaría dentro de 10 años y que de ahí conocería alguien increíble

El chico nos decía que lugar donde estudiaba estaba dirigido por monjas que en ese momento no teníamos ni idea sobre lo que era una monja, el chico se reía sobre la curiosidad que teníamos, pero éramos pequeños era normal que tuviésemos tanta curiosidad, las tardes en la guardería eran igual después de la siesta, la merienda luego hostigar al chico grande y luego ver una película.

Las películas que mirábamos eran de caricaturas o de algún romance que una de las películas que no nos cansábamos de ver la novicia rebelde la cual se convirtió en una de mis películas favoritas, la comedia, el romance y la música eran lo que más era maravillaba de esa película, aunque el tiempo en el cual se desarrolla la historia no hay que negarla hacía que la tensión sobre la pareja fuese mayor por los acontecimientos de la época.

Podría decir que todo lo que ocurría durante el tiempo de ese año fue bueno, me gradué, graduación a la que solo mi madre asistió ya que mi padre decía tener trabajo, aunque técnicamente se follaba a la secretaria del lugar donde trabajaba y quién lo diría no que después de años me daría cuenta de todos los viajes de imprevistos que realizaba mi padre.

Durante ese año puedo decir que fue bueno, pero quien diría la pequeña niña estaba disfrutando de sus últimos meses donde cuya inocencia y cuerpo permanecieron libres, sin miedo, sin ser profanados a la fuerza

El tiempo de los girasolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora