notam.

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Fyodor odiaba las fiestas.

Odiaba tener que estar en un lugar con un reducido espacio lleno de gente que consumió cosas de dudosa procedencia y posiblemente nada legal, odiaba el exterior en general.
Si lo hacían elegir entre la comodidad de su habitación o una sala llena de gente que ocupa sus neuronas solamente en dar pasos imbéciles de baile, su respuesta era obvia, él prefería mil veces estar en un cuarto completamente oscuro enrollado como una oruga en mantas con un buen trozo de ternera con pan y su té preferido, obviamente con su vista pegada en su computadora haciendo quién sabe qué cosas.

Pero aún así ahí se encontraba, en una maldita piscina con buffet y discoteca incluída, repleta de jóvenes universitarios con las hormonas a flor de piel, ebrios y dando malos pasos de baile al azar. Diablos, ¿Qué hacía él con 29 años en mitad de una discoteca repleta de mocosos de 17 o 18 años? Que estupidez.
Fyodor odiaba el ambiente, odiaba el olor repleto a feromonas asquerosas y odiaba a cualquiera que se le cruzara por delante.

Dos horas después de llegar a la fiesta — habia llegado a las 4:28 P.M. — ya había rechazado a cuatro omegas mujeres, seis omegas hombres, cuatro betas de ambos géneros y dos alfas, una chica y un chico.

Eran tan solo la media noche cuando un Omega se le acercó y se sentó en sus piernas en un patético intento de seducirlo — El ruso había estado sentado en la misma silla desde hace una hora —, Dostoyevski con una notoria molestia lo sacó rápidamente de sus piernas y le dió una mirada indiferente, el Omega se le volvió a acercar insistiendo algo de "acción" logrando que Fyodor se enojara más. El ruso se levantó de la silla con el ceño fruncido y miró a los lados, ¿Dónde carajo se podría esconder ahora? Tenía claro que el molesto Omega lo iba a acosar por lo que quedaba de la noche, y para no golpearlo del enojo lo mejor sería irse rápidamente de ahí.
Atravesó con rapidez aquella discoteca yendo a la salida, en dónde se encontraba el buffet y la piscina. A un lado había una habitación que gracias a los signos que tenían impregnadas las paredes se podía ver que eran los baños. A paso rápido se acercó allí y abrió la puerta, entró con rapidez y con extremo sigilo volvió a cerrar la puerta con pestillo. Había perdido a aquel Omega cuando se mezcló entre la gente, eso era bueno.

El azabache soltó un suspiro y se hizo bola en el suelo, pensaba que de seguro se veía patético.
De la nada escuchó un jadeo proveniente de uno de los cubículos, levantó la mirada e intentó agudizar el oído. Miró a su alrededor y vió una puerta cerrada, miró con más atención y se dió cuenta que en la pequeña abertura que había entre el suelo y el cubículo se veían unas cuantas vendas y un par de zapatos. ¿Vendas? Recordó a alguien en específico...
Con rapidez se levantó y se dirigió a aquel compartimiento. Corría demasiado riesgo, pero era parte de sus órdenes... Alzó su mano y le dió unos cuantos golpecitos a la puerta.

– ¿Dazai? – el ruso escuchó con atención un ruido seco y unos cuantos susurros, frunció el ceño y volvió a tocar la puerta. – Dazai, si eres tú y no me respondes soy capaz de llamar a tu padre para que detenga toda esta mierda. – retrocedió rápidamente al ver que la puerta se abría de un portazo, le agradeció mentalmente a sus reflejos, gracias a eso fué que no recibió una puerta en la cara como bienvenida.

– ¿No te cansas de joderme la vida? – habló el castaño modulando bastante mal y mirando al ruso desde el cubículo. se encontraba en el umbral de la puerta con el ceño fruncido, el pelo despeinado con algunos mechones rizados y castaños alocados, sus vendas mal puestas y su camisa rota que dejaba ver gran parte de su pecho y abdomen. A su lado se encontraba un joven rubio un poco más bajo que él, traía unos elegantes lentes de sol y un gorro extraño, su ropa estaba mal puesta y estaba sentado arriba de la tapa del baño.

– Te recuerdo que mi deber era cuidarte, me importa una mierda lo que sea que estés haciendo, ahora debes ir a casa.– el castaño frunció más el ceño y se acomodó la camisa, — cosa que no logró hacer muy bien, ya que estaba completamente destrozada. — caminó en dirección a la salida tambaleándose levemente y soltó un bufido. El rubio se levantó con algo de rapidez y se sacó el abrigo para ponérselo al castaño, el menor lo miró y se lanzó a besarlo. El mayor estaba a punto de joder al suicida hasta que el ruso intervino. mirando de mala forma al de lentes tomó fuertemente la muñeca del castaño, sacó el pestillo del baño y se retiró de la habitación con el suicida en manos. – ¿¡Te das cuenta de la idiotez que ibas a hacer!? Tu padre se iba a enojar severamente contigo si te acostabas con ese tipo, ¿Cuántos años tiene? Se ve más grande que yo.

– ¡Yuki-chan.. n... No es una rata vieja como tú! Él es... Genial, y me coje bien.

– Era un dato asqueroso que no necesitaba saber. – Dostoyevski se dirigió a la salida de aquel edificio para llegar al estacionamiento y meter a la fuerza al castaño en su auto. Él se puso en el asiento del conductor y el suicida en el del acompañante. – ¿Dónde diablos dejé mis llaves? – el azabache comenzó a buscar las llaves del auto por todas partes, en un momento se detuvo abruptamente y miró al castaño, el cual tenía una sonrisa gatuna y en sus manos se encontraba la dichosa llave.

– ¿Sabes? Yuki-chan.. me dejó un pequeño problema, realmente tenía ganas de que me la metiera.... Pero ahora ya no está él, ¿Puedes adivinar quién sí está aquí conmigo? – se puso a reír como idiota y a paso lento se sentó en el regazo del ruso. A diferencia del Omega de hace rato, esta vez el intento de provocar si funcionó.
Comenzó a llevar las manos del contrario a sus pezones. – ¿Podría fedya ayudarme a resolver mis problemas..? –
Fyodor obviamente no entendía nada, su mente estaba en blanco. Solamente olía las abrumadoras feromonas olor a café que el Omega lanzaba, sentía cómo su miembro se ponía duro y como el castaño llevaba sus manos a sus pezones. De un momento a otro el suicida se detuvo, se arrodilló en el suelo del asiento de copiloto y le abrió los pantalones al ruso para sacar su miembro. – conduce a tu casa, quizás pueda darte más ahí... – dijo con un tono seductor para luego meter el falo a su boca.

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⏰ Última actualización: Oct 04, 2023 ⏰

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