Por otro lado, la elite que controla el mundo estaba empezando a sospechar que algo no andaba bien con el espacio-tiempo. Uno de los miembros informó al líder, "¡Señor! ¡Hay unos registros de cambio en las líneas temporales!".
Intrigado, el líder respondió: "Ya veo, eso quiere decir que el humano ya descubrió cómo viajar en el espacio-tiempo. No, más bien, alguien se topó accidentalmente con inteligencia de otro mundo, y le guió sobre cómo viajar en el tiempo".
El miembro de la elite continuó informando, "Señor, en el registro se ve claramente como dos personas están retrocediendo sus líneas, nosotros no nos vemos afectados, sin embargo, hay alguien que está haciendo experimentos con máquinas, pero no podemos localizarlo".
El líder de la elite reflexionó y dijo, "Eso quiere decir que la persona que está creando la máquina no está en el mundo terrestre, pero es humano. Si no está en el espacio, entonces está bajo la tierra, con los lagartos".
Un elitista de alto rango ordenó revisar los registros de portales entre mundos, y fue entonces cuando descubrieron que había portales abriéndose para viajar entre la superficie y el mundo subterráneo.
La misión de Sara estaba por fracasar, ya que los que controlaban el mundo se habían dado cuenta de que el Dr. Martínez estaba trabajando en una máquina del tiempo. Ana, la amiga de Sara, no quería continuar con la misión y ser niña otra vez, y Sara aún no tenía idea de dónde estaba el objeto perdido del Dr. Martínez. Ahora, además, la elite estaba cerca de descubrir sus actividades en el espacio-tiempo, lo que ponía en riesgo su misión y sus vidas.
Bajo la tierra, el Dr. Martínez se encontraba trabajando arduamente en su laboratorio subterráneo. El científico estaba obsesionado con un objeto dorado que había descubierto, el cual tenía el potencial de abrir portales como los que Sara y Ana podían crear con sus habilidades mentales.
El Dr. Martínez estaba convencido de que este objeto era la clave para viajar en el tiempo con todo y masa, lo cual era algo que no se había logrado antes. Hasta ese momento, solo se había logrado retroceder en el tiempo, pero solo dentro de un mismo mundo, y solo se podía notar el cambio en la propia persona que retrocedía. Sara y Ana eran excepciones a esto, ya que podían enviar sus recuerdos al pasado con sus habilidades mentales.
"Pronto lograré el viaje en el tiempo, y cuando presente mis inventos a la superficie, dejarán de tomarme por loco", dijo en voz alta el Dr. Martínez para sí mismo.
En ese momento, entró en el laboratorio Emma, la entrenadora de Sara y Ana. "Hola, Dr. Martínez", saludó Emma.
"Hola, Emma", respondió el Dr. Martínez. "¿He estado buscando a las niñas para continuar con su entrenamiento mental, pero no las he encontrado? ¿Las has visto tú?" preguntó Emma.
"Sara y su amiga, ¿verdad? No las he visto en días, seguro se cansaron y se fueron a la superficie. No te preocupes por ellas, después de todo, solo son niñas", dijo el Dr. Martínez con desdén.
Emma se sintió un poco preocupada por la seguridad de las dos niñas, pero decidió no decir nada al respecto y se despidió del Dr. Martínez antes de irse.
Mientras tanto, en la superficie, Sara se sentía cada vez más desesperada por convencer a Ana de que continuara con la misión. La amiga de Sara se había mostrado reacia a volver al mundo subterráneo para continuar con su entrenamiento. Ana se aferraba a su vida de niña, disfrutando de cada minuto que podía pasar en la superficie sin preocupaciones ni responsabilidades. Sara, por otro lado, estaba decidida a cumplir su misión y descubrir más sobre su habilidad de abrir portales mentales.
Finalmente, el padre de Sara gritó su nombre desde la casa para avisarle que ya era hora de regresar a casa. Sara se rindió y decidió ir con sus padres. En su mente, aún estaba pensando en cómo convencer a Ana de continuar la misión en el mundo subterráneo.
Después de la cena y una vez que todos en la casa estaban dormidos, Sara decidió abrir un portal utilizando sus poderes mentales. Al pasar por el portal, se encontró en un lugar que parecía un museo y una iglesia al mismo tiempo, lleno de antigüedades. Sara sacó su celular y revisó su ubicación: "Roma, Italia". Sin saberlo, había entrado al Vaticano, pero todo estaba vacío.
Sara decidió investigar, revisando las paredes, los cuadros y todo lo que estaba a su alrededor. Solo tenía curiosidad por el lugar misterioso, pero de tanto buscar sin saber cómo, encontró un pasadizo secreto y decidió entrar. Caminó por el pasadizo y a lo lejos vio una luz, así que se acercó a ella. Al mirar hacia arriba, vio un agujero que llevaba a la superficie. Con sus poderes mentales, Sara flotó hacia arriba y, al salir del agujero, se encontró en el bosque donde se había perdido la primera vez. El pasadizo secreto era el túnel que conducía al portal que llevaba a la ciudad subterránea.
Sara pasó a través del agujero una vez más y siguió caminando. A lo lejos, vio la luz del portal y, al atravesarlo, todo comenzó a brillar como la primera vez. Se encontró de nuevo en los túneles subterráneos del mundo subterráneo. Decidió utilizar su GPS otra vez, pero esta vez el mapa simplemente no lograba localizarla, y es cuando se dio cuenta de que realmente estaba en el mundo subterráneo.
Después de un tiempo explorando, Sara se dio cuenta de algo extraño: ¿por qué el Vaticano tenía un portal hacia el mundo subterráneo? ¿Por qué el mundo subterráneo estaba conectado con Roma y también con su país al otro lado del mundo? ¿Había más humanos que conocían la existencia del mundo subterráneo? Sara estaba decidida a descubrir más sobre estos misterios, pero por ahora, debía regresar a casa antes de que alguien se diera cuenta de su ausencia. Abrió otro portal, que la llevó de vuelta a su habitación en su casa, donde cayó dormida.
Al día siguiente, Sara decidió ir una vez más al vaticano, y lo encontró sin personas una vez más. Sara se sintió confundida y un poco asustada, ¿cómo era posible que un lugar como el Vaticano tuviera acceso al mundo subterráneo? Decidió que necesitaba más respuestas, así que regresó al mundo subterráneo para hablar con el Dr. Martínez.
Cuando llegó al laboratorio del Dr. Martínez, lo encontró trabajando en su experimento con el objeto dorado. Le contó al Dr. Martínez todo lo que había descubierto en el Vaticano y le preguntó sobre la conexión entre el mundo subterráneo y Roma.
El Dr. Martínez se sorprendió por la noticia y le explicó que el mundo subterráneo ha existido desde hace mucho tiempo y que muchas culturas han tenido conocimiento de su existencia. Según él, los antiguos romanos construyeron túneles subterráneos que conectaban la ciudad con otros lugares, y algunos de esos túneles se conectaban con el mundo subterráneo.
Sara se quedó impresionada y le preguntó al Dr. Martínez si había más humanos que conocían la existencia del mundo subterráneo. Él le dijo que sí, pero que la mayoría de ellos eran antiguos miembros de sociedades secretas que habían jurado mantener el secreto y proteger el mundo subterráneo.
Sara sintió que había descubierto algo importante, pero aún tenía muchas preguntas sin respuesta. Decidió que necesitaba explorar más el mundo subterráneo para descubrir todos sus secretos y encontrar más respuestas. Con esa determinación en mente, se despidió del Dr. Martínez y se adentró en los túneles del mundo subterráneo una vez más.
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Sara: Un Viaje a lo Desconocido
AdventureSara, una niña amable, inocente y apasionada por la naturaleza, queda atrapada en un túnel abandonado y debe encontrar la forma de regresar a la ciudad. Aunque le da miedo la oscuridad, Sara utiliza su ingenio y su valentía para enfrentar peligros y...