—Es increíble —murmuró Miguel— pobre muchacha.
—Hoy llegó con los muslos amoratados —dijo Juli sorprendiendo a Orlando—. Se los vi en el auto y tenía las marcas de dedos.
—Por eso usó mallas —susurró.
—Sí, también conoció a la ex de Harry y le advirtió que lo abandonara por seguridad. Al parecer a esa mujer le dio una paliza que la dejó moribunda.
—Estoy de acuerdo en eso con la señora —dijo Orlando— debe dejarlo cuanto antes.
Miguel asintió.
—Aún no comprendo quién le enseñó a Marta a soportar a un hombre así —replicó Orlando.
El doctor recordó lo vivido por la chica siendo adolescente y también supo lo ocurrido con su novio anterior.
—Marta teme cambiar de pareja una y otra vez —comenzó a decir— por lo que pasó con su madre y quizás no lo sepan, pero murió por la misma causa que Rebeca.
—Nunca nos comenta nada de su familia —dijo Juliana—. Sé que le tenía miedo al sexo por otra razón... pero creo que no debo decirlo.
—Juliana, por favor —dijo sarcástico—. Dilo.
—Marta fue violada —contestó con culpa.
—Yo lo sabía —agregó Miguel—, su abuela enfermó por esa razón.
Orlando se llevó las manos al rostro visiblemente afectado por lo vivido a la mujer que él consideraba el amor que tanto anhelaba poseer.
—Mi pobre Marta...
.
—¿Y qué día diablos tuvo que ir a hacer Selena a tu trabajo? —gritó Harry furioso a la chica que lo miraba casi pálida después de recibir una bofetada—. ¿¡Y tú por qué hablaste con ella!? — la acusó dándole un fuerte empujón que la hizo caer al suelo.
—Tu hijo te necesita —dijo Marta temblorosa, luego grito aterrorizada cuando la jaló por la blusa para levantarla.
—¡Mentiras, el niño del que lo tiene todo, pero esa maldita siempre quiere más! ¡De seguro fue a meterte ideas en la cabeza y tú la escuchaste! —escupió el futbolista, amenazante me vas a —. Ahora me vas a contar todo lo que platicaron.
—Es que no me dijo nada más... —apenas pude decir la joven cuando él la hizo gritar con un jalón de cabello que la atrajo a su cuerpo.
—¡Dime qué mentiras te contó! —exigió Harry sacudiéndola como una muñeca de trapo antes de lanzarla contra una mesita pegada a la pared de la sala, provocando una herida en la mejilla que comenzó a sangrar—. ¡Maldita mentirosa, eres igual de desgraciada que ella! ¡Todas son iguales, nunca están contentas con lo que tienen!
Volvió a pegarle una bofetada y la estrelló contra la pared. Marta no se atrevió a llorar por la idea aterradora de que la siguiera golpeando. Harry se marchó con una maleta en la mano. Apenas escuchó que le dijo que estaría fuera quince días. Su cabeza daba vueltas y al intentar ponerse de pie volvió a caer. El teléfono estaba en el suelo, así que extendió sus manos temblorosas a él y marcó el número de Juliana. No llamó a Orlando porque no quería que fuera testigo de su desgracia, pero necesitaba a alguien.
.
Orlando lucía inquieto al enterarse de la vida íntima de Marta.
—Creo que no debiste enterarte —dijo Juliana—, te alteraste demasiado. No te conocía ese lado tan sensible, nunca te has preocupado así por mí.
—Es que no está enamorado de ti —dijo Miguel dándole otra sorpresa.
—Miguel, él no está enamorado... solo siente pena por ella o lo que yo: deseos de protegerla.
Richard llegó sentándose en silencio, había notado que trataban un tema interesante.
—Tu hermano tiene razón —la corrigió Orlando— Yo amo a Marta.
—¡Qué! —exclamaron al unísono Richard y Juli.
—Oyeron bien y les pido por favor que no se lo digan —pidió Orlando— no quiero que se sienta incómoda.
—No lo puedo creer —murmuró Juliana— jamás me di cuenta. Sé que la aprecias y eso ha sido siempre obvio, pero amarla... ¡Wow! Qué manera de guardar secretos —terminó asombrada—. Yo quiero a Marta y sé que si es inteligente va a dejar a Harry para darse la oportunidad de conocerte —su teléfono sonó y contestó con desgano—. ¡Bueno!
—Juli, soy Marta —dijo adolorida—, ayúdame.
El pálido rostro de Juliana no ocultó que había recibido una llamada que la alteró. Automáticamente se levantó.
—Tengo que irme —dijo temblorosa—, me habló Marta. Está mal, creo que Harry le hizo algo.
Orlando se incorporó enfurecido.
—¡Maldito animal! —mascullo lleno de rabia, sin importarle que los comensales lo miraran—. Si le hizo algo terrible juro que me las va a pagar
Orlando llevó en un par de ocasiones a Marta su departamento, pero jamás entró. No le interesaba saber cómo era el lugar en el que ella compartía su vida íntima. Esa ocasión era diferente.
La puerta del apartamento estaba abierta. El primero en ir a encontrarla fue Orlando. Al hallarla en el suelo con el rostro bañado en sangre, su corazón se contrajo por el temor. Se inclinó hacia el cuerpo de la joven y la abrazó llamándola.
—Marta —dijo suavemente, mientras apartaba de su rostro el cabello pegado por la sangre. La tomó en brazos para recostarla en un sillón donde Miguel fue a examinarla.
Juliana tenía los ojos húmedos, dolida por Marta y conmovida por Orlando. En ese momento podía verlo con el rostro desencajado por lo que le había pasado a la mujer que amaba. Richard estaba llamando una ambulancia.
ESTÁS LEYENDO
DESAFÍO AL AMOR
RomanceMarta Bellucci no creyó capaz a su novio de dañarla físicamente pero lo hizo y creyó que moriría sola. Afortunadamente no fue así su ángel guardián apareció a tiempo Orlando, con su acostumbrada paciencia y ternura la ayudó a recuperar si la llevó c...