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ADVERTENCIA⚠️

ESTE CAPÍTULO CONTIENE VIOLENCIA, MALAS PALABRAS, POR FAVOR LEER BAJO SU PROPIA DECISIÓN.




Tengo hambre.

Tengo sed.

Andy, oh Andy ¿¡Por que yo!?.

¿¡Por que no me dejaste en libertad!?.

¿¡Que te hice!?.

Lloro.

Lloro como todos los días, aunque ya se que eso no sirve de nada.

Pero saberlo no significa que duela menos.

No se cuanto tiempo ha pasado desde que estoy aquí, pero suelo hablar en mi cabeza para alegrarme a mi misma.

Tengo 21 años, estudiaba en la misma universidad que Andy, a mis padres les agradaba tanto que nos pusieron juntos, los dos estudiábamos Derecho.

¿Como iba una persona a sospechar que la persona más cercana y en quien confiaba plenamente era el peligro en persona?

Seguro es de madrugada, pensar que el esta durmiendo tranquilamente allá arriba después de todo lo que hizo, es repugnante.

Miro a mi alrededor, todo esta oscuro como siempre, cuando tenía 16 años, me daba mucho miedo la oscuridad pero la oscuridad es muy inocente, debería haberme dado cuenta que los monstruos no sólo estaban en la oscuridad.

Y se preguntarán ¿Por qué la oscuridad es inocente?.

La oscuridad es inocente ya que ella no es peligrosa.

Lo que es peligroso es quien se esconde, te observa y te sigue dentro de ella.

Recuerdo que me ilucione cuando Andy vino a "rescatarme" de mis secuestradores principales.

FLASHBACK

Lentamente mi cuerpo despierta, la adrenalina de aquel momento a bajado, me siento bastante mal.

Abro los ojos con pesadez, estoy en una habitación, parece una habitación normal, tiene una cama, que es donde estoy.

Un armario, dos puertas, imagino que una es la salida, la otra puede ser un baño.

Reviso con nerviosismo que mi ropa este en su lugar.

Suelto un suspiro de alivio al ver que mi ropa no se ha movido un centímetro.

Miro que mis manos tienen cinta.

Cinta adhesiva negra.

Al menos no están atadas hacia atrás.

Me intento sentar o acercarme a la orilla de la cama.

Cuando logró hacerlo no puedo mantener el equilibrio.

Me he dado un buen golpe.

Escucho como abren la puerta, rayos, me han escuchado por descuidada, me siento como puedo en el suelo.

— ¡¡Ya despertó la bella durmiente!! — aviso con burla hacia los que yo creo estaban abajo —.

— Tus chistes apestan — le digo automáticamente —.

Genial, yo y mi bocota le borraron su estúpida sonrisa.

Me dio una bofetada.

Nunca creí lo que los actores decían.

Pero ahora si, una bofetada arde y mucho.

— Eres ruda... Me gusta — Me sujeta del mentón — ¿Qué tal si nos divertimos un poco?.

PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora