Mil palabras de fluff doméstico de mis viejitos enamorados.
Dándole un lugar, esto se ubica antes de la saga de la sociedad de almas.
Suave y tierno como siempre, porque pensar en ellos lleva calma a mi corazón a veces demasiado agobiado.
¡Disfruten!
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El capitán del escuadrón ocho tiene una extensa y buena fama de escapar exitosamente de sus responsabilidades y ocupaciones...
Sin embargo, hoy tiene una razón de peso, algo mucho más importante que un montón de papeleo en su escritorio por revisar; visitar a su colega del trece, su confidente y gran amor, que tuvo una recaída de salud esta misma mañana.
Shunsui llega pronto al escuadrón trece, el camino ya memorizado de sus incontables visitas que se volvieron más concurridas a medida que subía de rango, y no le extraña ver a dos soldaditos custodiando la puerta que lleva a los aposentos privados de su capitán.
Si, su Juushiro es tan amado y atendido a donde quiera que esté... Y no merece menos.
—Qué tal —Shunsui saluda como si fuera un miembro más de este escuadrón que es básicamente su segunda casa.
—¡Saludos, capitán Kyoraku! —el par alza la voz a la vez.
—No grites, el capitán está descansando —Kiyone es quien reclama primero a su compañero, la voz al mismo volumen.
—¡Tú fuiste la que gritó! —Sentaro no se queda atrás.
Una de sus riñas habituales -y bulliciosas- se vienen venir, pero Shunsui ya tiene experiencia controlando esto.
—Chicos, tranquilos —interviene haciendo uso de la calma que lo caracteriza —. Han trabajado duro, ¿Por qué no consiguen una buena comida para cuando el capitán Ukitake mejore? Yo me encargaré desde aquí.
La solicitud hace efecto, porque los dos pares de ojos se iluminan con este nuevo reto. Ah , estos dos realmente se parecen demasiado.
—¡Si, señor!
Y en un pestañeo ya no están, trayendo la calma de regreso a la estancia.
Hecho esto, Shunsui sigue adelante. La residencia de Juushiro es acogedora, un verdadero lugar al que llamar hogar, y pronto desliza la puerta que lleva a la habitación principal. Y finalmente lo ve, Juushiro yace descansando en el futón.
Han sido muchos años viéndolo en ese estado, débil y enfermo. Si por Shunsui fuera ya habría encontrado una solución a esa enfermedad horrible que sirve de maldición a Juushiro, pero ya que por desgracia no hay nada que pueda hacer al menos puede permanecer incondicionalmente a su lado. En las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, porque es lo que un hombre verdaderamente enamorado hace por su alma gemela.
En silencio, Shunsui se quita el sombrero y luego los zapatos. También, deja sus haori a un lado, primero el exótico rosado seguido del de capitán, y ya más ligero finalmente se acerca al hombre enfermo.
—Estoy aquí, Juu —y se le escapa este susurro amoroso cuando se sienta a su lado.
Entonces, los iris de jade apenas se abren y se enfocan en su presencia siempre bienvenida. Shunsui le regala una sonrisita, dichoso por ser él el primero que ve en su despertar
—¿Cómo estás, guapo?
Juushiro no dice nada y se levanta muy despacio. Shunsui le ofrece un brazo, sirviendo de soporte, y a su debido tiempo Juushiro halla su lugar sobre su pecho. Shunsui, siempre cautivado, lo abraza con el cuidado y el cariño que su amado merece y necesita, especialmente en estos momentos difíciles.
—Mucho mejor... —la voz ronca vibra en su pecho en una respuesta tardía.
Shunsui no contiene una risita. Al parecer, Juushiro esperaba verlo tanto como él. Se apoya en la cabeza de blanco cabello y lo venera con un pequeño beso.
Se quedan en silencio por un rato largo. Juushiro duerme a gusto sobre su pecho y Shunsui disfruta del tranquilo e íntimo momento. Está aliviado de que lo peor ya haya pasado, más enterado que ningún otro de lo horrible que son los ataques de tos de Juushiro, pero a la vez se siente mal por no haber estado ahí con él... Esto de pertenecer a escuadrones diferentes, los dos cumpliendo con su rol de capitán, es algo de lo que deberá ocuparse más adelante.
(Si Shunsui, por alguna razón, tuviera que rechazar su posición y volverse un mantenido del capitán del trece, no le molestaría en lo absoluto... ¿O ya es demasiada fantasía y sinverguenzura de su parte?)
El tiempo transcurre y, debido al silencio, Shunsui escucha los pasos y capta la presión espiritual del par al que asignó una tarea importante. Deja al dormido Juushiro en el futón y atiende la puerta antes de que haya más ruido.
Esta vez hay mayor cuidado, los eficientes terceros asientos de su Juushiro entregan la comida y se marchan en silencio, Shunsui los nota más tranquilos sabiendo bien que su capitán está en muy buenas manos. Si Shunsui fuera un mal hombre y no trataría a Juushiro con gentileza y cariño no solo le caería todo el escuadrón trece encima, también el seireitei enterito... Por suerte, eso no es así.
La comida tiene muy buen aroma y no duda de su sabor. Además, hay suficiente para los dos y Shunsui agradece por la consideración. Regresa a su lugar y Juushiro ya está despierto otra vez, un poquito desorientado y extrañado ante estos últimos cambios.
—Debes tener hambre —Shunsui deja la bandeja a un lado y toma asiento. Acomoda un poco las frazadas y se enfoca en Juushiro — ¿Listo para comer?
Juushiro resopla y responde con honestidad:
—Estoy muy cansado...
—No dije que tenías que hacerlo por ti mismo —Shunsui deja salir una risita —. Empecemos por la sopa.
Y es como lo dice, Shunsui se dedica a alimentar poco a poco a su persona favorita en el mundo. Como siempre, Juushiro se queja al principio, diciéndole que no tiene que hacer esto, pero la buena comida y la dedicación de Shunsui lo convencen a dejarse consentir.
El resto del día pasa en un pestañeo. Shunsui disfruta de ser perezoso, pero si a esto se le suma el cuidar y acompañar al hombre que no deja de amar, mucho mejor. Se acurrucan juntos y conversan, de todo y nada a la vez, hasta que se duermen mientras el sol desciende afuera.
La vida es incierta incluso para los hombres con su larga existencia y naturaleza. Mañana será otro día, pero hoy Shunsui simplemente seguirá disfrutando de la vida junto a su enamorado de antaño.
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Notas finales: ¡Gracias por leer!
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En la salud y en la enfermedad | Bleach
Fanfic[Kyoraku/Ukitake] El capitán del escuadrón ocho tiene una extensa y buena fama de escapar exitosamente de sus responsabilidades y ocupaciones... Pero hoy, tiene una razón de peso.