𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈𝐈

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NO LE VASTO CON UNO, ni con dos, tampoco tres o cuatro ¡Quería cinco! y lo logró gracias a pruebas falsas

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NO LE VASTO CON UNO, ni con dos, tampoco tres o cuatro ¡Quería cinco! y lo logró gracias a pruebas falsas. Jade Meldea, la ultima Joya de la Príncesa Ariana, quién fue traído en contra de su voluntad dejando su Imperio y hermanos en el.

Eso era lo qué leía Astoria en el periódico que tenía, su padre fumaba con los ojos cerrados y su hermano tomaba te tambien con ojos cerrados, era simplemente algo estupido de parte de Ariana en manipular las pruebas de lo que realmente paso.

Eso era perjurio, un delito en la hora de testificar. Y Ariana lo había cometido pero nadie decía nada por el simple hecho qué Ariana es una Príncesa, sabía que los unicos lo sabían eran sus dos Joyas Nell y Raymond junto a esa sirvienta llamada Chessy.

La puerta fue tocada con algo de fuerza, Astoria dijo un "¡Adelante!", dejando pasar a un sirviente con una carta.

---Su alteza, el palacio a mandado una carta para usted--- informó el sirviente mientras miraba al suelo.

---ya veo, un... ¿baile?--- le sonrio de lado.

---nose su alteza, pero aquí e traido la carta--- se acerco para darsela.

---bien, gracias. Puedes seguir--- le dijo mirando la carta, el sirviente se reverenció para irse sin darle la espalda en ningún momento.

Astoria abrió la carta para empezar a leerla, como lo supuso, era una invitación al banquete por la llegada de la Delegación de Darhan, sabía que si no hiba su padre igual la llevaría a rastras allí por su fanatismo a las fiestas.

---Bien--- mira al frente con una sonrisa ---¡Coral, Bianca!--- llamó a sus damas.

Unos pasos se escucharón fuera de la oficina, dos jovenes mujeres entraron. Una era castaña con ojos color miel y era la mas alta, la otra era rubia y de ojos celestes.

---Su alteza--- ambas se reverenciaron con una sonrisa.

---Coral--- llamo a la rubia ---quiero que vallas a hacerme el baño, quiero que el agua tenga fragancia de rosas---

Coral asintio calmada aun manteniendo la sonrisa.

---tu Bianca, porfavor ve escogiendo el mejor vestido y joyas que tenga en mi colección--- le dijo calmada.

---si su alteza--- afirmo seria Bianca.

---gracias... avisenme cuando este todo listo--- les dijo volviendo a los papeles.

Las sirvientas se retiraron no sin antes reverenciarse.

Astoria siguió con sus deberes como jefa del Ducado, muchas peticiones de prestamos de grandes cantidades de oro, ¿enserió querían venir a pedirle dinero al Ducado mas rico del Imperio?, pues dejame decirte qué Astoria rechazo todas y cada unas de ellas.

A los minutos Bianca entro a la oficina, se reverenció y luego la miro.

---su alteza, el baño esta listo--- le dijo seria mirando al frente.

---bien, ahora mismo voy--- se pusó de pie.

Silencio.

Silenció reinaba en el baño, Coral y Bianca sabían que su señora le gustaba tomar el baño en silenció.
Nada mas hablaban cuando su señora les preguntaba algo o les pedía.

Apenas terminaron de bañarla esta se levanto de la bañera y la encolvieron con una bata blanca con encaje dorado.

¿Peinado?, listo. Su hermosas hondas perfectamente formadas sueltas.

¿Maquillaje?, listo. Un maquillaje que resaltaba sus labios rojos.

¿Vestidos?, listo. Un vestido rojo con encaje de bordina dorada.

Y su parte favorita, las joyas. Unos rubíes eran mas que suficiente, junto a su abanicó con plumas blancas.

Se vio en el espejo, Perfecta... Su belleza era sin duda única, era igual a su hermosa y difunta madre. Su madre había sido la mujer mas hermosa del Imperio.

Al ya estar lista tocaron la puerta, esta dio autorización dejando pasar a su hermano Laith acompañado de su padre.

---mi hermosa hija, eres igual a tu madre--- su padre se le acerco y poso su mano en la mejilla de la menor.

---gracias padre--- sonríe.

---vamos, osino el carruaje nos deja--- interrumpio Laith haciendo que su padre le diera una mirada de mal.

---si, vamos--- le dio la razón Astoria.

Los tres caminaron a el carruaje que estaba a la espera de ello, apenas subieron el cochero dio aviso de empezar el pequeño viaje al palacio.

Los tres caminaron a el carruaje que estaba a la espera de ello, apenas subieron el cochero dio aviso de empezar el pequeño viaje al palacio

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𝐑𝐨𝐲𝐚𝐥 𝐁𝐞𝐚𝐮𝐭𝐲 || 𝑳𝒂𝒔 𝑱𝒐𝒚𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora