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"dijiste que se había terminado"

Taerae y yo llevábamos alrededor de un año saliendo y durante ése tiempo las cosas iban bastante bien, regresábamos juntos de la Universidad, compartíamos uno que otro beso pues a ambos nos gustaba hacerlo. Conocí a su familia en una ocasión y de vez en cuando los visitaba en eventos especiales.

Compartimos momentos malos y buenos, estuvimos para el otro todo el tiempo. Incluso fui yo a quien le entregó su virginidad, esa noche hice de todo para que fuese especial para ambos.

No obstante, no todo iba a ser tan perfecto, pues hace unos meses las cosas empezaron a cambiar.

Constantemente discutíamos, incluso hasta por lo más mínimo. Nada nos gustaba del otro y con frecuencia nos quejábamos. Hasta que finalmente Taerae le puso un alto a nuestra relación.

"Ya no es lo mismo de antes, Junhyeon. Había dicho Taerae en voz baja "Ni siquiera sé si aún siento algo por ti"

En seguida escuché mi corazón romperse en miles de pedazos. Quise pedirle que me diera otra oportunidad, que haría que las cosas volvieran a ser como antes. Sin embargo, no lo conseguí, las palabras no salían y decidí que lo mejor era dejarlo ir. Debía seguir con su vida, encontrar a alguien más, a alguien mejor.

Se veía realmente mal así que sólo me limité a asentir en silencio, viéndolo marchar de mi casa.

Después de ése día, seguía pensando en él con bastante frecuencia, estaba realmente mal al saber que lo que alguna vez tuvimos había llegado a su fin.

Me preguntaba cómo estaba él, deseaba que bien. Saliendo con sus amigos o incluso con alguien más, alguien que le hiciera más feliz.

"...pero tu ropa en el suelo de mi habitación dice lo contrario"

Una vez que abrí la puerta de mi casa, Taerae no se hizo esperar más y atacó mis labios en un beso hambriento, sin pensarlo demasiado le correspondí casi en seguida mientras cerraba la puerta detrás de nosotros como pude.

Al hacerlo, saltó rodeando sus piernas en mi cintura y tomando sus muslos, lo llevé hasta mi habitación sin separarnos pero esta vez no me molesté en cerrar la puerta. Caminé con él aúnen mis brazos y lo dejé sobre la cama antes de quitarme la ropa, notando que me imitaba mientras nos mirábamos. Ambos estábamos excitados, llevábamos prisa por lo que sólo nos entorpecía el trabajo de desvestirnos.

Cuando finalmente estuvimos desnudos, llevé mi boca a su cuello, dejando besos húmedos sobre este mientras escuchaba los leves jadeos y gemidos que Taerae soltaba.

Llevé una mano a su cintura, acariciando esta con mi pulgar mientras bajaba mi boca hasta su pecho desnudo, besando y lamiendo este de vez en cuando. No mucho después, Taerae se levantó, empujándome levemente antes de arrodillarse sobre el suelo que, afortunadamente, era de alfombra y comenzó a masturbar levemente mi miembro, sacándome suaves jadeos y suspiros. De vez en cuando me miraba y no podía evitar morder mi labio con algo de fuerza.

Taerae era tan jodidamente caliente y él lo sabía. Aunque no estaba seguro si aquello era bueno o malo ya que, como en estas ocasiones, parecía aprovecharse de eso. Se aprovechaba del hecho de ser tan irresistible.

Comenzó a lamer mi pene cual paleta un poco antes de introducirlo completamente a su boca y gruñí, echando la cabeza hacia atrás. Poco a poco, fue moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, dando lamidas alrededor y llevé una mano a sus cabellos, enredando mis dedos en estos, pidiéndole en silencio que no se detuviera.

Supe que aquello fue suficiente pueden seguida entendió y comenzó a aumentar la velocidad de los movimientos de su cabeza e inconscientemente lo empujé con algo de fuerza y si le provoqué alguna arcada, no se quejó pues no se detuvo y siguió con su trabajo, llevando una mano a mis testículos para acariciar estos. Cerré los ojos, llevando el ritmo de sus movimientos con mi mano y él sólo se dejó hacer, permitiendo que moviera tan rápido su cabeza como quisiera.

— Hazte a un lado, voy a correrme —hablé en medio de un gruñido, dejando de poner demasiada fuerza en mi mano. Contrario a lo que le había dicho, hizo caso omiso, pero volví a tomar sus cabellos con fuerza y lo alejé, jalando un par de sus mechones. Quizás fue algo duro, pues lo escuché quejarse, pero sabía que no le importaba.

Le gustaba que fuera así con él.

Con mi mano libre, masturbé mi pene un poco, mirándolo abrir la boca en espera de mi semen y con esa imagen no tardé mucho en correrme, cayendo en su boca y un poco de su rostro.

Intenté regularizar mi respiración, pero me estiré un poco a la mesita de noche para tomar un par de pañuelos para tendérselos a Taerae, ayudándolo a limpiarse y sonreí, dándole un rápido beso en los labios cuando se levantó y se acercó a mí, correspondiéndome. Luego se sentó sobre mis piernas, comenzando a frotar su culo con mi pene que ya se encontraba duro, cerré los ojos levemente mientras soltaba un suave gruñido. Sus movimientos eran lentos, me estaba torturando y yo no podía esperar el momento en el que pudiera follarlo duro.

Al poco rato, llevó una de sus manos a mi hombro, levantándose un poco y llevaba su mano libre hasta mi pene, alineando este a su entrada y fue bajando levemente, echando la cabeza hacia atrás y un gemido abandonó sus labios. No pude evitar sonreír ladino. No iba demasiado rápido al principio, pero estaba seguro que no era porque le doliera, ya que habían pasado quizás sólo un par de semanas desde la última vez que follamos.

Debido a que follábamos seguido, no tardó mucho en comenzar a subir y bajar más rápido, haciéndome gemir ronco. El sexo con Taerae era definitivamente el mejor. Su entrada de alguna forma estaba tan caliente y apretaba tan delicioso mi pene y sentí sus manos rodear mi cuello así que lo imité, pero las mías rodeaban su cintura con algo de fuerza, no queriendo que se separara o se detuviera, aunque sabía que aquello no iba a suceder.

— Mhm me llenas tan bien — murmuró Taerae casi en un gemido cerca de mis labios antes de besarme con fervor y en seguida le seguí el beso, comenzando a mover mis caderas contra su culo con algo de rudeza y se separó un poco de mí, gimiendo. Dejé besos húmedos en su mandíbula, bajando mis manos a su culo para amasarlos.

Sonidos obscenos llenaban la habitación, se escuchaban nuestros gemidos y las pieles chocar.

— Eres tan caliente, mierda — maldije en voz baja, sin dejar de moverme con rapidez, dándole una nalgada y sólo obtuve un jadeo de su parte.

Sonreí de lado, no había otra cosa que me gustara más que verlo arruinado, que no pudiera formular ninguna palabra coherente.

En seguida, llevó su cabeza a la curvatura de mi cuello, gimiendo y jadeando suavemente en mi oreja y llevé una mano a su miembro, masturbando a este al ritmo de mis estocadas, que se volvían más rudas como me podía permitir, pero se separó y me miró a los ojos, no pude evitar morder mi labio inferior con algo de fuerza.

— Carajo sí, s-sigue así — dijo como pudo entre gemidos que se volvían cada vez más agudos, intentando mover sus caderas para tener más contacto con mi pene, sintiendo cómo enterraba sus uñasen mis hombros.

Lo sabía, finalmente había tocado su próstata y sonreí ladino, tomando sus caderas con fuerza que incluso creí que iba a dejarle marcas, pero a ninguno le importó realmente y no dejé de moverme, sintiendo el orgasmo crecer en mi estómago, estaba cerca.

— Estoy cerca — anunció y aceleré los movimientos de mi mano que aún se encontraban en su pene, masturbándolo para que finalmente se corriera.

No mucho después, se corrió en mi mano y en mi abdomen, pero siguió gimiendo levemente mientras alcanzaba mi orgasmo, aunque no tardó demasiado. Nos desplomamos en la cama al lado del otro, regularizando nuestras respiraciones dejando que el silencio reinara pues estábamos demasiado cansados para pronunciar alguna palabra. Poco después, nos limpiamos y nos acomodamos mejor en la cama para poder dormir un poco en lo que restaba de la noche.

A la mañana siguiente, sentí los rayos del sol en mi rostro y con el ceño fruncido, miré hacia la ventana. Estaba en un punto bastante alto y no pude evitar preguntarme qué hora era, sin embargo, no me molesté en fijarme así que me volví a acomodar en la cama, listo para volver a dormir, pero al darme vuelta, noté que el lugar a un lado mío se encontraba vacío.

Taerae ya no se encontraba, suspiré pesado. Seguro que se había ido a escondidas mientras dormía, no era la primera vez. En realidad, ha hecho aquello siempre, pero de alguna forma aún tengo esperanza de poder tenerlo a mi lado en la mañana como cuando éramos novios

Bedroom floor; JunraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora