LOS PAYASOS YA NO ESTAN DE MODA
Varios de estos hombres han sido empujados por el infortunio o la miseria hacia el vicio que los ha degradado: la ruina de sus esperanzas, la muerte de algún ser querido, la tristeza que consume paulatinamente, pero que no mata, los ha aturdido, y presentan el lamentable aspecto de los locos, muriendo lentamente por sus propias manos. (Charles Dickens, la muerte del borracho)
Un hombre, esbelto, sereno, lívido, con sus pantalones viejos y su cabellera de payaso, su camisa color mostaza y, sus zapatos de charol; se encuentra sentado en unas de las veredas, en aquella, e inestable fraudulenta ciudad llamada Paita, recordando como en sus tiempos todo era normal y corriente. Ahora ya no es lo mismo, recuerda muy bien cuál era su trabajo, de crear sonrisas en aquellas miradas de pobres niños; a lo lejos ve las palmeras que van a cierto sentido del viento, el aura resplandece su cara antes de que se esconda.
Mira el espejo, ese espejo que se ve junto a la orilla del mar, ese pequeño centro donde se sienta, se acurruca entre la arena y, deja que sus pequeños dedos, toquen cada milésima de arena que, a la sensibilidad de su alma, toca lo más preciado, de su "ser".
—¡Los payasos ya no están de moda ¡— grito alguien, con un tono de voz alto. Él solo lo escucho, y puso marcha hacía su camino.
al llegar, se quitó sus prendas, de inmediato, dejó sus llaves en la mesa, se bañó, después, se miró fijamente en el espejo se veía débil y desaliñado; su cabellera, su corbata, sus zapatos, su camisa de patrones de colores, y su maquillaje.Recuerda como viajaba de distrito en distrito, de lugar en lugar, de show en show y, así sucesivamente, trabajando día y noche entre su época, dónde hoy en día en actual presente, ya no hay payasos, solamente muñecos, sin expresión, sin emoción.
Al entrar en su cuarto, encuentra todo oscuro, en el piso facturas de luz y agua por pagar; con un mechero enciende una vela para poder ver con más claridad el tan destartalado lugar. Se sentó en el taburete, luego, apoyo sobre la mesa sus brazos, y sus manos que sostenía su cabeza, agarraba sus pelos con cierta fuerza, para poder dejar de tener dolor, que influía en su comportamiento, sus piernas no las dejaba de mover, y sus mejillas estaban pálidas y secas. alrededor de aquellas grises paredes, se encontraban fotografías de su niñez hasta el día de hoy, tenía retratos de su familia, ya fallecida, él estaba solo, sin tener a nadie de compañía, con solo una excepción, —ganar dinero para poder vivir, paulatinamente — abrió su billetera, luego, extrajo una foto que se encontraba, sosteniendo entre sus manos, una foto desteñida y poco cuidada, era natural, verla así en mal estado, —es por causa de los años, en que estas fotos ya pierden su magia — se dijo así mismo en medio de la penumbra.
Ya eran las doce de la noche, lo único que podía tener un poco de paz, era poder dormir, y soñar dentro esos capítulos, que son pura fantasía entre nuestros ojos interiores de ficción, una realidad que no será de este mundo. Antes de ir a dormir, lo único que podía ver tras la ventana era la luz de luna.Una fuerte lluvia que tapa como una falda esta ciudad de sollozos, eso es lo que también se puede escuchar además de los perros aullar, y escuchar a los grillos y sapos, con un canto que se escuchaba por estos lomos de los cerros.
Por la mañana, él sale a caminar, vagando de calle en calle, de barrio en barrio, de esquina a esquina. Entre unos de los asientos en la cual se queda a escuchar las olas romper contra el peñasco.
—Todo lo que solía realizar, ahora ya no está de moda— dijo de nuevo, con un suspiro hundo que llegó hasta el pecho y, el remordimiento de no saber qué hacer con su vida.
***
Así que, salió de su casa, cerró su puerta, y se emprendió por las tibias y desiertas calles de Paita. Con una sonrisa, que sólo guardaba por dentro, pero no se la mostraba a nadie que pasaba por su costado…
ESTÁS LEYENDO
LOS PAYASOS YA NO ESTÁN DE MODA
DiversosMuchas veces a alguien por ahí diambulando por las calles, entre transeúntes, y vías durmiendo entre papeles de periodicos o cartones. Está es una de las historias, no muy bien contadas, pero si escritas.